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Holocausto nazi

Enviado por   •  17 de Julio de 2018  •  4.980 Palabras (20 Páginas)  •  394 Visitas

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Ideología: La fuerza del movimiento nacionalista ha sido producto de su falta de perfil, es decir que la falta de determinación y la ambigüedad de su objetivo resultó beneficioso para su poder de atracción, según Niekisch. Sin embargo, no podemos deducir que Hitler simplemente pretendía llegar al poder y no realizar ciertos objetivos. Básicamente pensaba en implantar la ideología nacionalista. La cual es intolerante y no se puede conformar con un papel de "un partido entre otros", sino que exige su propia, total y exclusiva aceptación. No puede permitir la tradicional concepción del estado. En el centro de este sistema estaba la idea de la raza. Sólo la raza blanca, al contrario de la negra y amarilla, es capaz de desarrollar fuerzas creadoras. Dentro están los arios y germanos, cuya sangre es la menos mezclada, son los seres más nobles y valiosos. En el polo opuesto se hallan los semitas, físicamente degenerados y espiritualmente sin capacidad creadora. El destino de los arios es dominar el mundo, lo que sólo podrán lograr si mantienen su valiosa sangre lo más pura posible y no permiten que se degenere en una mezcla de razas. La raza de los judíos y semitas queda como una de bastardos, cuya existencia es pecado y un crimen contra las sagradas leyes de la vida. Tras investigaciones de Wilfried Daim resulta razonable pensar que Hitler recibió sus conceptos racistas a través del ex monje Lanz V. Lievenfels, quien publica unos folletos baratos y primitivos titulados Ostara-Heften. Trataban sobre la raza azul-rubia, que según el autor es la obra maestra de los Dioses, mientras que la raza negra es la chapucería de los demonios. Toda la fealdad y maldad procede de la mezcla de razas. El lema de Lanz: "¡Rubios, armaos para reconquistar el mundo!" Falta saber hasta que punto Hitler se dejó influenciar por estos absurdos e inhumanos argumentos. Karl Lueger, el alcalde más influyente de todos los tiempos, era antisemita. De este antisemitismo, Hitler lo aprendió a valorar como un instrumento de propaganda. Pero para Lueger el antisemitismo terminaba cuando el se convertía a la fe cristiana, al contrario de Hitler, que creía que un judío era siempre judío y estaba condenado a una eterna inferioridad. No hay judíos decentes, que sean tan malos que casi puedan compararse a los arios, pues una persona no puede negar su raza. Aquí se fundamentaba el antisemitismo, que en Alemania por motivos religiosos y económicos, ya existía desde mucho antes. Previamente, en la condición no racial, se manifestaba de forma esporádica, en que la mayoría no judía hacía responsable a la minoría judía-por su aspecto, forma de vestir, religión y otras costumbres se diferenciaban- de la miseria, necesidad y de los propios fallos. Ahora en el antisemitismo racial, el judío simplemente por pertenecer a la esta raza es considerado como un peligro para la humanidad. Partiendo de este perverso concepto racial, Hitler interpreta erróneamente el desarrollo de la historia humana hasta entonces: «El ario avasalló a los seres inferiores y los utilizó para trabajos serviles bajo su mando. No sólo conservó el poder sino que siguió siendo el único conservador y creador de la cultura. En cuanto los avasallados empezaron a elevarse y se acercaron, incluso en su idioma, al conquistador, se derribó la pared divisoria entre señor y criado. De este modo se hunden las culturas y los imperios, para dejar sitio a nuevas formaciones. La Humanidad no se arruina por las guerras perdidas, sino por la pérdida de esa fuerza de resistencia que sólo posee la sangre pura. La ideología ve al estado como el principal medio para lograr la conservación de la pureza racial. No cree en la igualdad de razas, acepta su diversidad, su valor superior e inferior y fomenta la victoria de la mejor y la más fuerte y exige la subordinación de la peor. La cultura y la civilización de nuestro continente están ligadas a la existencia del ario. Existe un derecho humano, el más sagrado: mantener pura la sangre, para crear la posibilidad de un desarrollo más noble de sus componentes. Un estado nacional deberá evitar que el matrimonio favorezca la permanente ignominia de la raza. » Estos comentarios dejan ver claramente los siguientes elementos, los cuales carecen completamente de fundamento científico: La pertenencia a una raza es el punto de partida de todas las demás reflexiones. La pertenencia a una raza viene determinada por la faceta hereditaria, por la sangre. Los diferentes seres humanos y razas no poseen el mismo valor. «El contraste más fuerte del ario lo forma el judío.» Conceptos como «lucha por la existencia» «selección del mejor» «sobreviven los más fuertes», que Darwin creó, fueron transferidos por Hitler a la sociedad humana. Toda la naturaleza es una lucha gigantesca entre la fuerza y la debilidad. La idea de la lucha es tan vieja como la vida misma, ya que solo se conserva por el hecho de que otra vida perece a la lucha. «El derecho del más fuerte» y la máxima valoración del ario se apoyan en las leyes eternas de la naturaleza. El máximo deber del estado es mantener pura y elevada la raza aria y preservarla de la mezcla de sangre Buscaba siempre al judío como culpable donde algo se le oponía o donde reinaban las circunstancias que él no quería aceptar. Todo lo reducía a inventos del judaísmo, y sería siempre el eterno enemigo. El movimiento se encargaba de que por lo menos en Alemania, se viese quien es era el enemigo mortal. Hitler creía actuar en el sentido del Creador todopoderoso: librándose del judío luchó para la obra del señor. El objetivo no era sólo devolver la libertad a los pueblos tiranizados por el judío, sino también acabar con él. Hitler por el hecho de no ser judío, se sentía como algo superior, y que a causa de su conocimiento del judaísmo, estaba llamado a salvar la parte más valiosa. El hombre que, por orden de Hitler, contribuyó de la manera más horrible a que en el Tercer Reich cambiaran realmente las cosas, que estas locuras raciales fueran realizadas fue Heinrich Himmler, máximo responsable después de Hitler, expresó su confuso biologismo racial así: «El hombre inferior, biológicamente parece completamente de igual especie. Su nivel espiritual es y anímico es más bajo que el del animal. En el interior hay un horrible caos de manías brutales y desenfrenadas: la voluntad increíble de destrucción, la avidez más primitiva, la bajeza más desnuda. ¡Ser inferior, nada más!» De estas teorías raciales de Hitler derivaban a otros dos elementos: la no aceptación de la democracia a favor del estado germano de un Führer y el derecho de los alemanes arios a combatir a los inferiores. El lugar de la democracia ocupaba el románticamente llamado "principio del Führer", que en el Tercer Reich tenía la finalidad de hacer respetar sólo

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