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INVESTIGACION SOBRE LA INFIDELIDAD EN MEXICO

Enviado por   •  1 de Agosto de 2018  •  3.742 Palabras (15 Páginas)  •  292 Visitas

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En Grecia, El sexo era algo que formaba parte importantísima en la vida de los griegos. Si la familia llegó a ser el fundamento de la sociedad; en la esfera sexual, los griegos tuvieron las mayores variantes imaginables (Donángelo 2005).

Antes y durante el siglo V antes de Cristo, las mujeres denunciaban en reuniones de amigas y a sus doncellas que sus esposos las hacían sentir como una “mujer-objeto”. Y más de un chismoso, al que le gustaba hacer “leña del árbol caído”, sacó a unos cuantos personajes sobresalientes de la época, los trapitos al sol, dando a conocer ciertas “aventuras” no santas, o affaires con personas de su mismo sexo; los más famosos y reputados filósofos y estadistas griegos gustaban de personas de su mismo sexo (Donángelo 2005).

El adulterio, en la Castilla Medieval, suponía una grave violación, al romper la fe matrimonial, en la cual residía la clave del cristianismo. Para la Iglesia y el Derecho Canónico, en la teoría, las infidelidades conyugales tenían la misma trascendencia si las cometían mujeres u hombres. En un primer momento el cristianismo intento, frente a la tradición judaica anterior, establecer una concepción algo más igualitaria del adulterio, considerándolo condenable tanto para el hombre como para la mujer casados. Pero en la práctica no era sí. Para la sociedad medieval, los deslices sexuales fuera del matrimonio de las conyugues, representaban un plus de gravedad, al contribuir a la subversión y destrucción del orden social y, por tanto, eran merecedoras de un castigo más severo. Esta consideración social del delito condujo a que el empleo del término “adulterio” quedara reservado exclusivamente para la falta en las mujeres y se utilizara el de “amancebamiento” en los hombres; siendo una sanción penal mayor para las mujeres.

Sigmund Freud establece una relación estrecha entre las perversiones y las pulsiones parciales. Cuando lo hace, nos proporciona una definición de pulsión que es importante considerar para comprender esos aspectos que comentábamos anteriormente: “Por > podemos entender al comienzo nada más que la agencia representante psíquica de una fuente de estímulos intrasomática en continuo fluir; ello a diferencia del >, que es producido por excitaciones singulares provenientes de fuera. Así > es uno de los conceptos del deslinde de lo anímico con respecto de lo corporal” (Freud 1994). Ahí mismo, considera que las pulsiones se distinguen por una “exigencia de trabajo” para la vida anímica.

En el caso de la infidelidad, la operación que involucra la pulsión se ve complementada por la fantasía, que representa otra de las características de la naturaleza humana. Llama la atención la manera en que estalla la fantasía cuando un hombre, o una mujer, encuentran en su camino a un otro que moviliza sus sentimientos. Surgen entonces un sin fin de imágenes relacionadas con la persona recién encontrada, en muchas ocasiones se entrelazan a esas imágenes sensaciones corporales que pueden ir desde un latido apresurado del corazón, hasta la excitación y humedecimiento de los genitales. No es necesario que la infidelidad llegue hasta la acción consumada en el campo empírico, nuestro aparato psíquico trabaja aceleradamente, desplegando sensaciones e imágenes que ya nos colocan en estrecha relación con la persona deseada.

Es entonces que después de revisar estos antecedentes históricos, se observa que ningún género está libre de exposición a este fenómeno denominado infidelidad. Y se habla de género ya que tanto las personas masculinas y femeninas tienden a pasar por esta etapa de la infidelidad en sus relaciones.

1.3 La infidelidad según el género

1.3.1 Infidelidad femenina

La infidelidad no es sólo cosa de hombres. Muchas mujeres son infieles a sus parejas de vez en cuando, aunque, contradictoriamente, digan estar enamoradas.

Pero a diferencia de los hombres, (Strean 1986) dice que ellas no suelen buscar sexo, sino sentimientos.

Para ellas, el tener una aventura extraconyugal no significa necesariamente mantener relaciones sexuales, sino que puede tratarse de algo puramente emocional e incluso, platónico. Sin embargo, consideran engaño desear o querer a otra persona al margen de su pareja, lo que les hace sentir culpables. Desgraciadamente, los engaños son algo habitual en las parejas. Las mujeres tienen como argumento en su defensa que sus aventuras pueden, simplemente, ser relaciones afectivas sin contacto sexual. Puede incluso tratarse de algo platónico pero que, de alguna manera, ellas consideran traición hacia su pareja porque lo ocultan. Y aunque haya sexo de por medio, también suele mezclarse con los sentimientos. Son pocas las mujeres que declaran abiertamente estar sólo motivadas por el sexo cuando son infieles. En general, no suelen darle demasiada importancia a las aventuras y afirman seguir queriendo igual o sólo a sus parejas, pese a haberlas engañado.

Una mujer casi siempre tiene en cuenta el daño a su pareja y su medio social, sobre todo ‘el qué dirán’, frente a la posibilidad de tener una aventura y, antes de tenerla, piensa en los fríamente en los ‘pros’ y los ‘contras’. Puede ser infiel de manera premeditada, organizada e incluso práctica, teniendo en cuenta, por ejemplo, si sus horarios o sus obligaciones se lo permiten.

Otro factor determinante que una mujer suele considerar antes de tener una aventura, es si su relación matrimonial le satisface. Generalmente, una mujer contenta con su pareja no tiene aventuras ni se deja tentar. La satisfacción sexual parece no tener demasiada influencia en este hecho, ya que las mujeres suelen buscar aventuras de tipo emocional. Puede que el sexo les funcione de maravilla con su pareja pero necesiten una dosis de pasión, misterio o cariño. De todas formas, aunque la aventura llegue a ser sexual, las mujeres tienen necesidad de sentirse queridas, de que haya sentimientos de por medio. Engañar a sus parejas suele producirles grandes remordimientos e intranquilidad. De hecho, a las mujeres les cuesta mucho más dar el paso de acostarse con alguien, mientras que los hombres funcionan más bien a la inversa: sus relaciones extraconyugales suelen ser estrictamente sexuales, sin intención de ir a nada más, y suelen dejarse llevar por impulsos puramente físicos sin pensar en las consecuencias que ello pueda tener y sin tener demasiados sentimientos de culpa.

1.3.2 La infidelidad masculina

La “infidelidad” de los hombres ha tenido diferentes explicaciones a lo largo del tiempo, casi todas

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