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La visión de Freud y su presencia en la actualidad

Enviado por   •  21 de Julio de 2018  •  2.303 Palabras (10 Páginas)  •  264 Visitas

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de los instintos, precisamente porque implica tal felicidad, se convierte en causa de intenso sufrimiento cuando el mundo exterior nos priva de ella, negándonos la satisfacción de nuestras necesidades. Por consiguiente, cabe esperar que al influir sobre estos impulsos instintivos evitaremos buena parte del sufrimiento.”3

En el segundo capítulo de la obra en análisis, Freud enfatiza en la búsqueda de la felicidad, y es aquí cuando relaciona la religión como la única que ofrece un porqué del todo y del ser humano; digamos, la única que se mantiene a sí misma con la figura de absoluta, en comparación de las otras maneras en la que tratamos de confrontar las complicaciones que la

Freud, Sigmund; El malestar en la cultura., Madrid. Alianza Editorial; 2014. p. 75

vida conlleva, no sin antes hacer señalamiento de la existencia de estas sin tomarles como obviedades.

“Particular importancia adquiere el caso en que numerosos individuos emprenden juntos la tentativa de procurarse un seguro de felicidad y una protección contra el dolor por medio de una transformación delirante de la realidad. También las religiones de la humanidad deben ser consideradas como semejantes delirios colectivos. Desde luego, ninguno de los que comparten el delirio puede reconocerlo jamás como tal.”4

Placebos mentales o no, son estas las distintas formas en que tratamos de evadir las problemáticas que la vida nos impone; Freud les clasifica en tres categorías:

• Fuertes distracciones que nos ayudan a ignorar tal miseria

• Satisfacciones sustitutivas

• Narcóticos.

Haciendo mención de la complejidad

Freud, Sigmund; El malestar en la cultura., Madrid. Alianza Editorial; 2014. p. 78

de la religión la cual no puede ubicar exactamente en una de estas tres; es aquí donde el capítulo le da a la religión el respeto de su espacio, y critica a las demás formas del desprendimiento humano de la realidad; capítulo importante para este análisis, ya que puede ser este principio, la base en que se asentó esta nueva cultura del consumir.

Sin religión alguna que nos dicte qué hacer, las personas, apoyadas (mas no obligadas) bajo nuevas tendencias de individualidad, una economía diferente y una evolución social redirigida hacia el individuo mismo, pudimos haber redirigido también, culturalmente la sensación de mismisidad dedicada a una deidad y encerrarla hacia una búsqueda de plenitud personal; tal como lo dicta Freud en su obra – “La felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo.”

Pero no es sino hasta el tercer capítulo donde el libro recae en su “clímax” conceptual; si bien desde un inicio se aborda al individuo y las presiones que la cultura le trae, es aquí cuando se hace señalamiento de tales presiones de manera directa. Es en este tercer capítulo cuando Freud aborda a la cultura como tal, sus características y el cómo sirve al hombre mismo; si bien se toma la molestia de darnos su percepción conceptual sobre ello, lo que se destaca aquí es su curiosidad por la disconformidad que el hombre desarrolla hacia la cultura misma y cómo en esta y gracias a ello, inicia la hostilidad. Freud hace mención de ejemplos basados en la historia (principalmente de América) referentes a la cristianización forzada en las colonizaciones y la neurosis como mecanismo para confrontar la ambigüedad; no hace falta ser un genio para identificar la idea de Freud tratando de señalar el cómo, durante la historia de la humanidad, toda aquella mayoría que no se haya sentido cómoda con ciertas situaciones, siempre basados en una idea universal que les acomodaba en una “estabilidad mental”, siempre trataba de manera hostil a quienes no siguieran tal idea (por ejemplo, la inquisición).

Sería rosar en lo obvio hacer mención de cómo y por qué la evolución social humana nos ha llevado a hacer mucho más tolerantes a las masas (ya sea de manera forzosa o por convencimiento), pero es óptimo tenerlo bien presente para lo siguiente a abordar: ¿Qué tanto se redujo la tolerancia? Con esta pregunta no se invita al lector a divagar sobre la presencia de la hostilidad, sino reflexionar en dónde y de qué manera se puede seguir presentando tal.

Es cierto que aunque reducida en gran medida, la hostilidad sigue siendo parte de las sociedades, de las masas y de la humanidad misma; cabe destacar aquí, que la reducción misma de esta hostilidad conlleva que la que se reduce en mayor medida, es la hostilidad o violencia física, dando paso a que por moral misma, aquella a la que seamos sometidos o ejecutemos, sea de un tipo más verbal y psicológica, y he aquí el asunto; como ya se mencionó anteriormente, por esencia humana misma, a pesar de despedirnos de ideas adoctrinadas bajo una religión, puede que mantengamos esa búsqueda de un objeto en el que vertamos toda nuestra comodidad mental, así sea una imagen de una virtual omnipotencia propia; es entonces, cuando a manera de masas, esa cultura de la autorrealización se puede convertir en la nueva tendencia; y como toda nueva premisa principal, hay una nueva antítesis también. Tomando esta hipotética tendencia de ejemplo, podemos hacer señalamiento de ambos; nuestra nueva doctrina es la búsqueda de la felicidad y plenitud individual con base en un esfuerzo por conseguirle; su nuevo “pecado” sería la apatía que nos empujara a desestabilidad emocional y confusión. Entonces, toda aquella persona que se sienta instalada en esa comodidad emocional se comportará de una u otra manera, hostil con aquel que perciba instalado en el cinismo o simplemente no piense de la misma manera.

A lo largo de sus siguientes tres capítulos, Freud se toma la molestia de hacer un recuento de la historia de la cultura en la humanidad, haciendo notar que la cultura misma nace del egoísmo mismo del hombre; iniciando su premisa de cómo el ser humano, desde notar que el compañero de al lado representa protección y ayuda, toma la decisión de vivir en comunidad. Desarrollando de esta manera la cultura y todo lo que esta desenvuelve, desde familias hasta actividades sociales.

Principio humano que suele presentar una enorme contradicción para sus tendencias instintuales ya mencionadas de convertir al objeto en uno consigo mismo al menos en concepto. Y puede ser quizá aquí, lo que Freud pudiese suponer como el origen del aparato psíquico del hombre actual con su conflicto interno entre el yo y el ello, dando paso a la

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