Modas Peligrosas

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- Semáforo: Consiste en colocarse brazaletes de colores (verde, amarillo y rojo) en una fiesta. El verde indica que la persona está dispuesta a todo. La persona que lleva puesto el brazalete color amarillo, informa a los demás participantes de la reunión que está aún en duda de tener o no una relación, mientras que los que llevan el brazalete color rojo, indican que tienen pareja y que no están considerando involucrarse con nadie más. Si bien es cierto está es una práctica muy recurrente entre ciertas parejas adultas de vida swinger, el problema o lo peligroso radica que se está difundiendo entre adolescentes y jóvenes que no cuentan con la madurez necesaria para ingresar a este mundo de sexualidad, donde lo que impera por todos lados es la promiscuidad. Las consecuencias de practicar este tipo de actividades a mediano y corto plazo es el de adquirir enfermedades venéreas e incluso ser contagiado de alguna enfermedad mortal como el sida. Otra de las posibles consecuencias son los embarazos no deseados que conllevan en un futuro a traer hijos no deseados que tienen que desenvolverse en hogares sin figura paterna, ya que al estar en contacto sexual con varios hombres cada noche, es muy difícil saber con exactitud el momento en que empezó la gestación.

- Carrusel: Consiste en colocarse en círculos, intercalando un hombre y una mujer, en las famosas fiestas semáforos, en las cuales todos mantenían relaciones sexuales en ese instante llegando necesariamente a la eyaculación. Esta actividad así como las famosas fiestas semáforos, han hechos que los jovencitos y jovencitas, se inicien sexualmente a más temprana edad, lo que conlleva a que muchos de ellos, sean víctimas de abusos y consigan contagiarse de enfermedades de trasmisión sexual con suma facilidad.

Como vemos en este pequeño informe, hemos podido ver que las “modas peligrosas”, abarcan diferentes aspectos de la vida del ser humano. No nos olvidemos que nuestro cuerpo es solo nuestro, que cada uno es distinto y maravilloso, que ninguno tendrá las mismas historias ni las mismas experiencias que otro, y que seamos como seamos, flaquitos, gorditos, etc. Debemos estar contento de lo que somos, y tener la seguridad de que cualquier actividad en la que deseemos participar sea considerando con mucha responsabilidad los pro y los contra de los mismos. La adolescencia y la juventud no son sinónimos de libertinaje, por ello aprendamos a vivir en armonía con nosotros mismos. Con nuestro entorno, tratando de llegar a un equilibrio. Todos los extremos son malos dice el dicho, así que pongámoslo en práctica en nuestro quehacer diario.