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Trabajo de metodologia de la investigacion. Conceptualización general del trastorno autista

Enviado por   •  24 de Octubre de 2018  •  5.760 Palabras (24 Páginas)  •  359 Visitas

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A pesar de que ha transcurrido más de medio siglo, desde que las evidencias sobre el autismo en los niños fueran socializadas por L. Kanner (1943), y de haberse avanzado en el conocimiento sobre este trastorno del desarrollo, tarea en la que han participado grupos multidisciplinarios que han aportado interesantes hallazgos, aún no existe en la actualidad consenso científico acerca de las causas del autismo, a pesar de la multiplicidad de teorías que intentan abordar este problema desde diferentes ciencias. Las investigaciones realizadas no aportaban pruebas sobre posible origen biológico del autismo, sino más a favor de los factores del ambiente psico-social próximo al niño. En las últimas décadas del siglo XX y hasta la actualidad, muchos investigadores han aportando evidencias sobre la causa orgánica de este síndrome. Surgen así las teorías biológicas, en cuya génesis influyeron los continuos avances en las técnicas de estudio del cerebro. Estas teorías modifican sustancialmente las concepciones etiológicas acerca del trastorno. Entre las principales investigaciones se pueden mencionar estudios sobre familias con gemelos, uno de los cuales es autista o con poli-incidencia (S. Folstein y M. Rutter, 1977); sobre la bioquímica cerebral (J. G. Young, 1982) y los citomegalovirus (Stubbs, 1988); investigaciones neurofisiológicas sobre el disfuncionalismo cortical y subcortical (E. M. Ornitz, 1987) entre otras.

Desde 1983, el autismo se asocia a condiciones patológicas diversas, que van desde alteraciones genéticas hasta trastornos metabólicos o procesos infecciosos, que pueden intervenir en diversas fases del desarrollo pre, peri y post-natal del sistema nervioso. Se asocian también al autismo cuadros perinatales como el aumento de bilirrubina, llanto demorado, síndrome del estrés respiratorio y anemia neonatal y post-natal, así como la encefalitis ligada al herpes simple o a la esclerosis tuberosa, entre otros. La tesis más importante sobre la influencia genética en el autismo sugiere un funcionamiento inadecuado de genes que regulan la formación del Sistema Nervioso entre el tercer y séptimo mes de desarrollo embrionario.

El defecto podría consistir en una neurogénesis excesiva, cuyas consecuencias se manifestarían sobre todo, en el 10 segundo año de vida en que tiene lugar el desarrollo de funciones complejas y muy específicas del hombre, derivadas del funcionamiento del lóbulo frontal, entre los 9 y 18 meses de edad. (G. Lösche, 1990; S. Baron-Cohen, D. Allen y C. Gilbert, 1992; A. Riviére Gómez, 1996) Como puede apreciarse, existen múltiples evidencias sobre el origen orgánico de este síndrome y aunque una gran cantidad de pruebas así lo atestigua, aún no hay consenso científico al respecto. Se afirma que su origen es multicausal, que diversos trastornos biológicos pueden ser sus causantes. Comportamientos característicos de las personas autistas. Las manifestaciones del trastorno autista tienen una marcada particularidad. Existe una gran diversidad, lo que permite afirmar que pueden aparecer los rasgos autistas en una variedad casi infinita de combinaciones. Las investigaciones realizadas en la última década del siglo XX, (G. Lösche, 1990; Barón-Cohen, D.

Allen y C. Gillberg, 1992; Ä. Riviére, 1996) demuestran claramente que el autismo tiene un curso típico, que se da en la mayoría de los casos, he ahí la unidad y homogeneidad sintomática y evolutiva. Sin embargo, el diagnóstico de autismo remite a un conjunto muy heterogéneo de individualidades, cuyos niveles evolutivos, necesidades educativas y terapéuticas y perspectivas vitales, son diferentes. He ahí, la heterogeneidad del trastorno autista. Es de gran valor tanto desde el punto de vista del diagnóstico, como de la intervención psico-pedagógica el concepto “espectro autista” de L. Wing y J. Gould.

Para comprender ese concepto se debe tener una idea clara acerca de que el autismo no es una enfermedad, sino que está asociado a diferentes trastornos neurobiológicos y a niveles intelectuales muy variados. Hay muchos retrasos y alteraciones del desarrollo que presentan síntomas autistas sin ser propiamente cuadros de autismo. Por eso es que se valora como muy útil considerar el autismo como un continuo, más que como una categoría bien definida que se presenta en diversos grados en diferentes cuadros del desarrollo, siendo solo un 10% aproximadamente los que reúnen estrictamente las condiciones típicas que definen al autismo de L. Kanner.

Es de gran valor para los profesionales de la Educación Especial, conocer, que los rasgos que se describen en el espectro autista no se producen solo en sujetos con trastornos profundos del desarrollo, sino en otros que reciben otros diagnósticos, pero que tienen también comprometido su desarrollo por variadas causas, por ejemplo: retrasos de origen metabólico o genético, epilepsias de la primera infancia que se acompañan de retraso mental (como el síndrome de West), alteraciones asociadas a cuadros de discapacidad sensorial (sordera, ceguera, sordo-ceguera), y otros.

El espectro autista va desde los individuos con gran retraso mental y gran deterioro social, hasta personas muy inteligentes y capaces, con deterioro social sutil. Los variados cuadros clínicos de autismo y desórdenes relacionados, dependen de las combinaciones de deterioros diferentes que pueden variar entre sí en diferente grado y de forma independiente.

La expresión concreta de las alteraciones del espectro autista depende de factores como: el nivel intelectual, la edad, el sexo, la adecuación y eficiencia de los tratamientos médicos, las estrategias educativas utilizadas y el apoyo de la familia. La educación de los niños con autismo. Si se tiene en cuenta la unidad dialéctica de lo afectivo y lo cognitivo como un principio esencial de la función reguladora de la personalidad, se puede apreciar lo difícil que resulta movilizar las potencialidades de las personas que presentan afectaciones de los recursos intersubjetivos y de motivaciones sociales, para convertirlas en sujetos de la actividad con una relativa autonomía en su medio.

Las personas con autismo pueden mejorar significativamente bajo la influencia de una educación paciente, sistemática y personalizada. Importantes estudios farmacológicos de los últimos años conducen al empleo de sustancias eficaces para reducir conductas auto lesivas, 12 síntomas como la epilepsia y desórdenes de la atención, así como para tratar algunas alteraciones asociadas al autismo.

Existen diversas modalidades de atención a los niños con autismo, determinados por la heterogeneidad del espectro autista y de los sistemas de enseñanza de cada país: centros específicos, aulas específicas dentro de una escuela

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