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PROYECTO DE VIDA: FORMACION INTEGRAL HUMANA Y RELIGIOSA

Enviado por   •  10 de Octubre de 2018  •  3.141 Palabras (13 Páginas)  •  430 Visitas

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- Suicidio: Es el acto de terminar con tu propia vida de manera planificada y casi siempre consciente de su letal consecuencia.

¿Qué dice el mundo?

- “Es mi vida, puedo hacer lo que sea con ella, no importa”.

¿Qué dice la Iglesia Católica?

No somos propietarios de nuestra vida, por eso no podemos ponerle fin.

La Iglesia siempre ha dicho que no somos propietarios de nuestra vida: por eso no podemos ponerle.

“Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella”. (CIC 2280).

Por eso, el suicidio contradice la inclinación natural del ser humano de conservar y perpetuar la propia vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. El suicidio ofende también el amor del prójimo, porque rompe injustamente la comunión con las personas amadas de la familia y la sociedad. Y muchas veces la familia puede quedar desamparada con la muerte del padre o de la madre. Y, sobre todo, el suicidio es contrario al amor del Dios vivo.

- Pena de muerte: Castigo que una autoridad impone a la persona responsable de una falta o un delito, el castigo es la muerte.

¿Qué dice el mundo?

- “Si lo matamos, ya no lo volverá a hacer”

Miedo a la fuga o a la reincidencia: este sentimiento de pánico y temor, conlleva, apoyar la pena de muerte, puesto que si el sujeto delincuente consiguiera escapar del control penitenciario, podría cometer los mismos delitos.

¿Qué dice la Iglesia Católica?

- La Iglesia no fomenta la pena de muerte, esto se puede ver tanto en su Doctrina, como en sus numerosas intervenciones para evitar la aplicación de la pena de muerte en las diversas naciones y salvar así la vida de los condenados.

A la exigencia de la tutela del bien común corresponde el esfuerzo del Estado para contener la difusión de los comportamientos lesivos de los derechos humanos y las normas fundamentales de la convivencia civil. La legítima autoridad pública tiene el derecho y el deber de aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito. La pena tiene, ante todo, la finalidad de reparar el desorden introducido por la culpa. Cuando la pena es aceptada voluntariamente por el culpable, adquiere un valor de expiación. La pena finalmente, además de la defensa del orden público y la tutela de la seguridad de las personas, tiene una finalidad medicinal: en la medida de lo posible, debe contribuir a la enmienda del culpable.

La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas. (CIC. No 2266 y 2267)

- Guerra: Es aquel conflicto social en el que dos o más grupos humanos relativamente masivos.

¿Qué dice el mundo?

- “Los ataques son necesarios para proteger a todos”.

¿Qué opina la Iglesia Católica?

- La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia (Is 32, 7).

Es preciso respetar y tratar con humanidad a los no combatientes, a los soldados heridos y a los prisioneros. Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes y a sus principios universales, como asimismo las disposiciones que las ordenan, son crímenes. Una obediencia ciega no basta para excusar a los que se someten a ella. Así, el exterminio de un pueblo, de una nación o de una minoría étnica debe ser condenado como un pecado mortal. Existe la obligación moral de desobedecer aquellas decisiones que ordenan genocidios.

(CIC, n. 2313)

- Eutanasia: Acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra.

¿Qué dice el mundo?

- “Es mejor morirse para evitar este sufrimiento”.

- La ley sobre eutanasia activa tendría efectos indirectos sobre el derecho que hoy tienen los pacientes a pedir que no se les alargue la vida artificialmente con tratamientos invasivos y costosos, que a lo sumo logran unas semanas o meses más de vida: las diálisis renales, las dosis de insulina, los tratamientos agresivos para mantener el corazón latiendo aunque se sepa que todo es en vano y el paciente sólo no los quiera.

¿Qué opina la Iglesia Católica?

- La encíclica, Evangelium Vitae, afirma que "la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de la persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio" (n. 65).

- La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante la muerte.

- La eutanasia "en su realidad más profunda, constituye un rechazo de la soberanía absoluta de Dios sobre la vida y sobre la muerte, proclamada así en la oración del antiguo sabio de Israel: Tú tienes el poder sobre la vida y sobre la muerte, haces bajar a las puertas del Hades y de allí subir (Sab. 16,13 y cfr. Tob. 13,2) “(n. 66).

2. LA OPCIÓN FUNDAMENTAL DE LOS CRISTIANOS

Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba.

Conserva recto tu corazón y sé decidido,

No te pongas nervioso cuando vengan

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