Testigos de Jehova.

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Además de esto pusieron como fundamento para realizar esta labor cinco puntos:

- Circula libros, folletos y periódicos,

- Sustenta conferencias públicas sobre los asuntos históricos, científicos y cronológicos y filosóficos a la luz de la Biblia;

- Aprovecha los inventos modernos, tales como fonógrafos, cinematógrafos, radio (y todos los demás que se vayan perfeccionando), para hacer más extensiva su altruista tarea educativa;

- Organiza clases en todas partes del mundo en las cuales las materias aludidas se estudian y discuten por los asistentes.

- Que sus miembros profesan profunda reverencia y alaban de palabra y obra, al Creador de los cielos y de la tierra, Jehová Dios, pero sin expresar sus sentimientos echando mano de cultos, ceremonias, etc., sino por medio de argumentos y razonamientos que convencen y satisfacen el corazón siendo irreconociblemente anticlericales y opuestos al dominio de la conciencia y al enfrenamiento de la razón

Con esto la organización se quitaba un peso de encima a las autoridades. El hecho que en el salón del Reino se celebraran “grupos de estudio” y donde se alaba, pero no se realizan actos litúrgicos era aspecto que los descartaba como una asociación religiosa. Es más, el hecho de poner de relieve “los aspectos educativos” de su obra misionera”[11] los ponía los ponía en una situación favorable, en primer lugar, porque les daba la oportunidad de predicar de puerta en puerta bajo el semblante de “estudio”, y en segundo lugar, se debe a que el apartado III del artículo 27° de la constitución que señalaba que las instituciones que tuvieran como objetivo la ayuda a los necesitados, la divulgación científica y la enseñanza no podrán adquirir más bienes raíces que los necesitados.[12] Esto daba la posibilidad de adquirir terrenos para instalar más salones del reino en otras partes de la república mexicana con el mismo propósito, lo cual fue necesario a medida que el número de miembros en otras entidades de la republica fue a la alza. Sin embargo, la situación en el distrito federal no cambio mucho, pues a pesar de adquirir tres salones del Reino más, la gente afiliada de 1931 a 1933 paso de 253 a 48 miembros.[13]

Sin embargo, la sociedad comenzó a aumentar en número a principios de los años cuarenta, lo que causo que volvieran a acarrear problemas a principios de 1943 por parte de las autoridades, lo cual los volvió de nuevo vulnerables ante los artículos 24º y 27º de la constitución, por lo que se optó por una nueva reestructuración. A lo cual se solicitó ante la secretaria de gobernación en ese mismo año un nuevo registro, ahora como una asociación civil[14] para “la divulgación científica, educadora y cultural sin fines de lucro”.[15]

Esto llevo un nuevo modus vivendis en la forma en la que procedieron los testigos de Jehová a partir de ese momento. Ahora no se llevaban cantos, sino que se realizaban lecturas alusivas al tema, para ir de casa en casa no llevaban consigo la biblia, sino distintas publicaciones editadas por Watch Tower y una buena memoria para recordar algunas frases o citas. Las únicas veces que llevaban las Santas Escrituras era cuando tenían acceso a entrar a un hogar. Por lo mientras, en sus lugares de reunión, los salones del reino cambiaron el nombre por salones de estudio cultural y modificaron algunos actos para no aparentar ser un centro de culto[16]

Los “estudios” de casa en casa y los “estudios bíblicos”

Antes de registrarse en 1943 como una organización cultural, los testigos de Jehová usaban para su predicación de casa en casa dos revistas muy importantes que siguen usando hasta la actualidad. El primero de ellos, fue la revista de divulgación bíblica dirigida por su fundador Taze Russell llamada comúnmente como “La Atalaya”. La segunda, una de divulgación científica y cultural, fundada por órdenes del segundo líder de Watch Tower, Franklin Rutherford llamada “La edad de oro”, hoy actualmente llamada “Despertad”. Sin embargo también existieron otros artículos de divulgación bíblica como por ejemplo los libros editados por Rutherford como “Misterio Del Reino”[17] entre otras publicaciones y folletos.

Estos artículos publicados por la Watch Tower eran utilizados y se les dejaba a quien los recibiera a escucharlos, aunque se pedía cierto dinero si querían una suscripción arguyendo que “no era por ganancia…sino para traer el conocimiento más amplio de Dios[18]”. También utilizaron otros medios para divulgar su mensaje. Uno de ellos era el uso de tocadiscos en el interior de los autos con unos altavoces dentro.[19] Mientras tanto, el medio de divulgación típico de los Testigos es esa época es igual a la que se realiza actualmente “de casa a casa” enseñando “las buenas nuevas del reino”.

Sin embargo, después de evitar al gobierno, el acoso llego a través de la conciencia Católica. Muchos Testigos de Jehová no estuvieron exentos de los golpes y de las apedreadas por parte de la población que se proclamaba Católica o el destrozo de sus unidades con sonido. Aunque, algunos miembros aseguran haberse salvado gracias a la “verdad divina” que contenían sus textos, hay otros que usaban técnicas como conectar el sistema eléctrico al chasis de los autos con el fin de alejar a los agresores.[20]

Si era aceptado o se quería saber más sobre el grupo, se podía realzar un estudio bíblico más detallado, “a domicilio”. En aquel caso se estudiaba a partir de la biblia y se llevaban otros artículos para el interesado o “simpatizante”. Si continuaba, podía solicitar una suscripción para la revista Atalaya.

La cuestión de los “estudios bíblicos” es un poco más compleja. Estos son en realidad las reuniones que los integrantes de esta religión todavía siguen llevando a cabo en la actualidad durante los diversos días de la semana[21], por lo que podemos darnos una idea de cómo fueron en aquella época estos eventos gracias a los diversos trabajos que se han hecho[22] y también nos ayudan a explicar porque a pesar de las revisiones que se hicieron por parte de las autoridades, fueron un elemento importante para que los distintos funcionarios que hicieron visita no los tomaron en cuenta como un culto religioso.

En los informes sobre sus lugares de reunión se observa que los agentes anotaban que “no poseían estatuas” o algo que pudiera ser especulativo a un culto religioso. Por su parte los Testigos afirman no adorar a ninguna imagen según la biblia (Éxodo 20:4, Salmos 105: 4-8, Isaías