El Diluvio.

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Imagine el planeta cubierto por una masa de agua de 9kms (altura aproximada del Everest), ¿cuantos años, décadas o siglos harían falta para que se evaporase tal cantidad de agua?, según el relato se secó en 157 días.

Si como dice la biblia las aguas del diluvio superaron la de los océanos y luego se evaporaron en cuestión de meses, ¿cómo es que los océanos no se han secado desde entonces?

Es muy simple los océanos no se evaporan por la atmosfera, porque esta no podría albergar tal cantidad de agua en sí misma, tampoco puede absorberla la tierra; la única forma seria que en nuestro planeta no existiese la fuerza de gravedad, pues así el agua no volvería en forma de lluvia sino que se perdería en el espacio. No existe en todo el planeta una cantidad de agua para provocar una inundación con la descrita en la biblia.

En los capítulos 8 y 9 del génesis vemos al creador compungido y arrepentido por haber destruido toda la vida en la tierra, así que hace un pacto con el hombre comprometiéndose a no destruirla de nuevo, pues al parecer los motivos de tanta maldad no son del todo culpa de este, sino más bien de un mal congénito, el cual es reconocido por el creador cuando dice:

“No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque el corazón del hombre se inclina al mal desde su juventud; ni volveré a destruir todo ser viviente como he hecho”. Gen. 8 ver. 21

Así que de ahora en delante no le destruiría más con agua…ahora sería con fuego.

Como vemos los antiguos no entendían el por qué el arco en tiempos de lluvia, no sabían sobre la descomposición solar al atravesar las nubes cargadas de agua; y como era común, todo lo que carecía de explicación, se le atribuía a una creación divina.

Pero... ¿Cómo era la tierra para los antiguos?... nuestros antiguos estaban convencidos que éramos como una media naranja, o sea; la tierra plana y una bóveda firme que la cubría; sobre nosotros existía una bóveda donde Dios había pegado las estrellas como quien pega stickers, este podía enrollarse como un pergamino (véase Apocalipsis cap. 6 ver. 14).

Pero no tenían explicación para 5 “estrellas” que se movían de forma independiente al “firmamento” tampoco para el Sol y la Luna; llegaron pues a la conclusión de que la luna no se nos venía encima porque estaba sujeta a un “cielo” de cristal y transparente, lo mismo se hizo con el sol y las 5 “estrellas” que se movían, que no eran más que los 5 planetas que a saber, se distinguen a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno).

La iglesia en particular se desvivía por el modelo cosmológico de Ptolomeo que presentaba a la tierra en el centro rodeada por las 7 esferas antes mencionadas y otra para las “estrellas fijas”. La iglesia aclamó este modelo como el que estaba acorde con la biblia y que además tenía una gran ventaja al dejar fuera de la esfera de las estrellas fijas una cantidad enorme de espacio para el cielo y el infierno…y el agua.

Esta visión nos ayuda a entender por qué se nos refiere el diluvio de la forma en que lo hace la biblia y el poema de Gilgamesh; al abrir esos grifos y romperse las cataratas de los cielos, la media naranja plana con firmamento solido se fue llenando como quien llena una botella. Se pensaba Dios estaba del otro lado de la bóveda, que abría unas compuertas y soltaba el agua sobre la tierra, como la bóveda estaba sumamente alta el agua se evaporaba antes de llegar a la tierra dando lugar a las nubes, como pasa por ejemplo el salto del ángel en Venezuela. Según ellos el cristal de los 7 cielos dejaba que el agua filtrase como se filtra a través de las piedras de destilar.

Esta leyenda podría estar relacionada a inundaciones ocurridas en la antigüedad que al transmitirse de generación en generación fueron tergiversadas y a posteriori usadas magistralmente por al autor del génesis en su afán por presentar a su Dios como el más poderoso y supremo de todos con la intención de lograr sus objetivos políticos y de control. Muestra además la falta de conocimiento que imperaba en aquellos tiempos de supersticiones y mitos.