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GANANDO AMIGOS PARA CRISTO

Enviado por   •  1 de Enero de 2018  •  29.758 Palabras (120 Páginas)  •  508 Visitas

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Imagino una feria con un anunciador de esos que gritan tratando de reunir a la multitud, como un pescador lanzando su red en un lago repleto de peces. “Vengan por aquí, damas y caballeros” seduce. “Todo el mundo juega, todo el mundo gana” Los premios que ofrece, colgando en ganchos en un despliegue multicolor, no son los usuales osos de peluche y muñecas de trapo, sino que son seres humanos. “Revienta la bomba de hule y gana un amigo” recita. Y uno a uno, los trofeos de carne y hueso son bajados y agregados a la colección de aquel lo suficientemente capaz de “ganárselos”.

La verdad es que una contienda de vida y muerte se está llevando a cabo, aunque no es precisamente un juego. Las paredes de la guarida de Satanás están empapeladas con las almas de sus aparentes conquistas. ¡Pero Satanás hace trampa! Esas almas han sido realmente “compradas y ganadas”, no con oro o plata, sino con su preciosa sangre y con Su inocente sufrimiento y muerte.

Ellas pertenecen a Jesús. El pagó el precio por ellas, tal y como lo hizo por usted y por mí. Pero al menos que esas personas escuchen la Buena Nueva acerca de su redención del poder del pecado y del demonio, no podrán vivir como Dios lo estableció, como parte de Su familia de fe.

Jesús quiere que los amigos suyos sean parte de la comunidad de fe que El ha establecido. El lo ha puesto a usted en contacto con otras personas para que todos aquellos que El ya ganó, puedan disfrutar de las bendiciones que El puede darles. Nosotros, por lo tanto, como cristianos, podemos ver que ganar amigos tiene una perspectiva completamente nueva. Ahora estamos en la posición de ser amigos y compartir adicionalmente, el amor de nuestro mejor amigo, Jesús, con aquellos que necesitan experimentarlo.

La Biblia llama a esta fe familiar de diferentes formas. En 1 Pedro 2:9:10 lo describe en esta forma: “Mas vosotros sois linaje escogido, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”

De esto es de lo que trata este libro, cómo dejar que sus amigos conozcan que ellos han sido ganados por la sangre de Jesucristo en la cruz y que ellos, junto con usted, son parte de Su familia por la Gracia de Dios a través de la fe. Esa es la mejor noticia que alguien pudiera compartir.

Los vecinos comparten toda clase de experiencias. Usualmente la amistad florece cuando los niños son pequeños y los padres se reúnen en el jardín o la acera a cuidarlos. La conversación, naturalmente, se centra en el crecimiento de los niños y preocupaciones comunes. Una nueva madre en el vecindario pregunta cuál es el mejor pediatra en el pueblo o dónde dan clases de natación. Las personas recomiendan escuelas y restaurantes y se corren el rumor sobre los mejores maestros o dónde recibir clases de manualidades. Usted comparte lo que cree será útil para otros. Si usted es capaz de recomendar a otras personas la pizzería más cercana, ¿no podrías también recomendarles el amor de nuestro Dios?

Nosotros nos pasamos de casa cuando nuestro hijo tenía 6 años. Él inmediatamente fue bien recibido entre los niños del vecindario a pesar de que yo lo consideraba un niño tímido. No lograba entender la causa de su popularidad hasta que el señor de los helados se acercó con su carrito. Mi hijo, inmediatamente salió corriendo y fue hasta su alcancía y sacó suficiente dinero para comprarle helados a todos los amiguitos que jugaban con él. El estaba pagando un precio con el propósito de “ganar amigos”. Nosotros, también, estamos llamados a hacer una inversión en nuestras amistades, a fin de que podamos compartir con ellos algo más preciado que un helado, el Pan de Vida.

Muchos cristianos consideran Mateo 28:18-20 como un de los más atemorizantes pasajes en las escrituras. Es llamado la “Gran Comisión”, una instrucción auto-inspirada que dice “Ve y haz discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que yo os he mandado”

Si Jesús realmente espera de nosotros, nos ordena, que hagamos discípulos en todas las naciones, entonces tanto ellos como nosotros estamos en un problema.

“No hay nada en este mundo que pueda hacer que yo salga de mi confortable hogar, familia, iglesia para ponerme en el ridículo que un compromiso de ese tipo seguramente trae. Nada en este mundo puede hacerme parecer un fanático religioso delante de todos mis amigos y predicar a Jesús a todos ellos. Además, soy malísimo en esa clase de cosas. En todo caso mi fe es algo personal. Cuando yo trato de hablar de Jesús mi lengua se traba. Las pocas veces que he tratado, he balbuceado un montón de frases sin sentido que sonaron raras hasta para mi. Yo haré mi parte para ganar el mundo contribuyendo para las misiones u orando por los misioneros de verdad, usted sabe, esos que Jesús llamó al campo de batalla. Parece muy lógico dejar ese importante y complicado trabajo en manos de profesionales, ¿no es cierto?”

Pero un momento, ¿a quién confió Jesús la tarea de llevar las Buenas Nuevas de salvación a todo el mundo?. Mateo 28:16 nos presenta el elenco: 11 discípulos. Ellos eran profesionales, es cierto, pescadores profesionales, hombres de negocios, y empleados de gobierno. Y fueron también algo más. Mateo (que era uno de ellos, por cierto) nos dice que estaban muy dudosos. Ellos adoraban a Jesús, sí, pero ellos que habían visto a Jesús muerto, enterrado y vivo otra vez, aún así estaban llenos de dudas. Al igual que usted o yo.

Jesús por supuesto, sabía exactamente lo que estaban pensando: “¿Quién, yo? Nosotros te conocemos mejor que cualquier otro, pero aún así no estamos seguros. Para ser honestos, estamos aterrados. Nuestras vidas están en peligro por Ti. Sería mucho mejor si volviéramos calladamente a nuestros botes y libros. Si Tu eres el Mesías, puedes comisionar a las piedras para que extiendan las nuevas. Tu no nos necesitas. Realmente preferiríamos no involucrarnos”

Jesús sabía que nada en el mundo podría convencer a estos frágiles seguidores suyos a seguir adelante con la misión. El que los había apoyado tanto y que los conocía muy bien, decidió darles poderes más allá de este mundo. Hechos 1:8 nos continúa la historia: “Pero (Jesús promete) recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”.

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