El malestar de la cultura. Los seres humanos quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla
Enviado por Eric • 6 de Diciembre de 2018 • 4.276 Palabras (18 Páginas) • 464 Visitas
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Técnica del arte de vivir. Aspira a independizarnos del y , con tal propósito, sitúa la satisfacción en procesos anímicos internos; para ellose vale de la ya mencionada desplazabilidad de la libido, pero no se extraña del mindo exterior, sino que, al contrario, se aferra a sus objetos y obtiene la dicha a partir de un vínculo de sentimiento con ellos. Tampoco se da por contento con la meta de eviotar displacer; mas bien no hace caso de esa meta y se atiene a la aspiración originaria, apasionada, hacia un cumplimiento positivo de la dicha. Sitúa al amor en el punto central. El lado mas débil de esta técnica de vida es manifiesto; si no fuera por él, a ningún ser humano se le habria ocurrido cambiar por otro este camino a la dicha. Nunca estamos mas desdichados y desvalidos que cuando hemos perdido al objeto amado o a su amor.
Aquí puede situarse el interesante caso en que la felicidad en la vida se busca sobre todo en el goce de la belleza, dondequiera que ella se muestre a nuestros sentidos. Lo único seguro es que [la belleza] deriva del ámbito de la sensibilidad sexual; sería un ejemplo arquetípico de una moción de meta inhibida. La y el son originariamente propiedades del objeto sexual.
Como última técnica de vida, que le propone al menos satisfacciones sustitutivas, se ofrece el refugio en la neurosis, refugio que en la mayoria de los casos consuma ya en la juventud.
La religión perjudica este juego de elcción y adaptación imponiendo a todos por igual su camino para conseguir dicha y protegerse del sufrimiento. Su técnica consiste en deprimir el valor de la vida y en desfigurar de manera delirante la imagen del mundo real, lo cual presupone el amedrentamiento de la inteligencia. A este precio, mediantela violenta fijación a un infantilismo psíquico y la inserción en un delñirio de masas, la religión consigue ahorrar a muchos seres humanos de la neurosis individual. Pero dificilmente obtenga algo mas. Son muchos los caminos que pueden llevar a la felicidad tal como es asequible al hombre, pero ningunoque lo guíe con seguridad hasta ella.
III
Diversa es nuestra conducta frente a la tercera fuente de sufrimiento, la social. Nos negamos a admitirla, no podemos entender la razón por la cual las normas que nosotrros mismos hemos creado no habrían mas bien de protegernos y beneficiarnos a todos.
¿Por qué camino han llegado tantos seres humanos a este punto de vista de asombrosa hostilidad a la cultura?
Ya en el triunfo del cristianismo sobre las religiones paganas tiene que haber intervenido un factor asi, de hostilidad a la cultura; lo sugiere la desvalorización de la vida terrenal, consumada por la doctrina cristiana.
A medida que progresaban los viajes de descubrimiento se entró en contacto con pueblos y etnias primitivos. A raíz de una observación insuficiente y un malentendido en la concepción de sus usos y costumbres, los europeos creyeron que llevaban una vida dichosa, con pocas necesidades, simple, una vida asequible a los visitantes, de superior cultura. En muchos casos, la existencia de cierto grado de vida mas fácil, que en verdad se debía a la generosidad de la naturaleza y a la comodidad en la satisfacción de las grandes necesidades, se hgabia atribuido por error a la ausencia de exigencias culturales enmarañadas.
Por último, se descubrió que el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideas culturales, y de ahi se concluyó que suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a la posibilidad de la dicha. El poder sobre la naturaleza no es la única condición de la felicidad humana, como tampoco es la única meta de los afanes de la cultura.
La palabra designa toda la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres.
Las primeras hazañas culturales fueron el uso de instrumentos, la domesticación del fuego, la construcción de viviendas. La escritura es originariamente el lenguaje del ausente, la vivienda un sustituto del seno materno, esa primera morada, siempre añorada problablemente, en la que uno estuvo seguro y se sentía tan bien. En tiempos remotos se [el ser humano] había formado una representación ideal de omnipotencia y omnisapiencia que encarnó en sus dioses. Ahora se ha acercado tanto al logro de ese ideal que casi se ha devenido un dios él mismo.
La observación de las grandes regularidades astronómicas no sólo ha prporcionado al ser humano el arquetipo del orden, sino los primeros puntos de apoyo para introducirlo en su vida. El orden es una suerte de compulsión de repetición que, una vez instituida, decide cñuando, dónde, y cómo algo debe ser hecho, ahorrando así vacilación y dudas en todos los casos idénticos. El hombre posee mas bien una inclinación natural al descuido, a la falta de regularidad y puntualidad en su trabajo, y debe ser educado empeñosamente para imitar los arquetipos celestes.
El elemento cultural está dado con el primer intento de regular los vinculos sociales. De faltar ese intento, tales vínculos quedarían sometidos a la arbitrariedad del individuo, vale decir, el de mayor fuerza física los resolveria en el sentido de sus intereses y mociones pulsionales. La convivencia humana sólo se vuelve posible cuando se aglutina una mayoría mas fuerte que los individuos aislados, y cohesionada frente a estos. Los miembros dela comunidad se limitan en sus posibilidades de satisfacción, en tanto que el individuo no conocía tal limitación. El siguiente requisito cultural es, entonces, la justicia, o sea, la seguridad de que el orden jurídico ya establecido no se quebrantará para favorecer a un individuo.
La libertad individual no es un patrimonio de la cultura. Fue máxima antes de toda cultura.
IV
Des pués que el hombre primordial hubo descubierto que estaba en su mano mejorar su suerte sobre la tierra mediante el trabajo, no pudo serle indiferente que otro trabajara con él o contra él. Así el otro adquierió valor de colaborador, con quien era útil vivir en común. Cabe conjeturar que la fundación misma de la familia se enlazo con el hecho de que la necesidad de satisfacción genital se instaló en el individuo de manera permanente. Ello dio al macho un motivo para retener junto a sí a la mujer o, mas en general, a los objetos sexuales; las hembras, que no querían separarse
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