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Feminismo sorjuaniano

Enviado por   •  8 de Diciembre de 2018  •  2.813 Palabras (12 Páginas)  •  277 Visitas

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No fue hasta la aparición de un polémico panfleto escrito en 1694, Una proposición seria a las damas, de Mary Astell, el cual era un discurso sobre la educación femenina, así como la igualdad de las mismas; provocando que se abrieran nuevos espacios culturales a las mujeres, no sólo en el ámbito pedagógico, sino en el artístico, literario y científico.

Fue tal la polémica que provocó la clausura inminente de los conventos femeninos, así como de las instituciones culturales y educativas alternas, esto había determinado, paradójicamente, “el fin de una referencia cultural importante para las mujeres y una reducción efectiva de su peso en la sociedad” (De Martino & Bruzzese 2003, 130).

A pesar de esto la resistencia al encierro durante este siglo se produce en las clases dominantes, la nobleza o la burguesía rica, no aceptaban la limitación de sus papeles llevando a la aparición de las “medias azules” el cual era un movimiento social y educativo fundado de manera informal en Inglaterra con la finalidad de acercar a la mujer a la literatura, otras crearon servicios como escuelas para aldeanos.

Por otro lado, diversas mujeres panfletistas protestaron contra la situación a la que se había reducido su sexo, la Duquesa de Newcastle fue de las que exigió que las mujeres fueran libres, dichosas y célebres como los hombres.

Lo cierto es que la mujer ha luchado por ser reconocida al igual que el género masculino, a pesar de sus limitaciones y obstáculos ha demostrado que merece el mismo respeto y oportunidades que cualquiera. Una figura que se ha mostrado ser fuerte e independiente que es capaz de realizar diversas e iguales tareas que un hombre.

3.Feminismo Sorjuaniano.

Sor Juana Inés de la Cruz, esta mujer se ha destacado desde edad muy temprana por su vocación a las letras, “daba muestras de una gran inteligencia y capacidad de memorización”. (Dufort 2011, 10) sin embargo en aquel entonces la enseñanza estaba restringida para el sexo femenino y aquellas que tenían la fortuna debían acudir a clases particulares.

Según estudios de Octavio de Paz, la única forma para las mujeres de tener contacto con “la cultura masculina” refiriéndose al conocimiento y al mundo culto en esos tiempos, era combinando la Iglesia y la Corte, algo que en definitiva no freno a Sor Juana, quien siendo miembro del convento de San Jerónimo y con su buena relación con los virreyes fortaleció su posición dentro del mundo.

Sin embargo, Sor Juana defiende “un linaje de sabias, mujeres excepcionales que no pasaron a la historia por azotar sus cuerpos, sino por cultivar su intelecto” (Ferrús Antón n.d., 11), ella refleja en la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz que no es una muchacha que lee bajo tutela del hombre, sino una niña que aprende a leer por iniciativa propia, que muestra una precocidad que es don de Dios.

Sor Juana se consideraba a sí misma como ejemplo de la relación mujer-saber, se dota del yo femenino y demuestra su ineficacia como ley del relato; al tiempo que reivindica el espacio del conocimiento como terreno donde no debería existir la diferencia sexual. Si se de ser radical se trata, ella para su época podría considerarse así; logró sembrar ciertas raíces de una cosmovisión feminista, que autores como Linda Egna lo consideran como una importante aportación del pasamiento de esta monja.

Es por ello que se puede entender porque era principalmente atacada, al ser mujer y tener un intelecto en varias ocasiones mayor al hombre, “[l]a contradicción que la habita [...] no nace de su naturaleza sino de circunstancias que le fueron impuestas” (Paz 1990, 538) es como ella escribe su obra la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, la cual se convierte en una defensa del sexo femenino, en esta carta intenta explicar y justificar el amor que tiene hacia las letras.

Estudiosos de esta obra de Sor Juana la reconocen como un manifiesto feminista, que defiende el derecho femenino de la cultura patriarcal que se vivía en ese entonces, la cual era una sociedad conservadora, “uno de los aspectos más sorprendentes del pensamiento de Sor Juana es que se anticipó a la tendencia más influyente y actual del feminismo que es la perspectiva de género” (Ugalde González 2009, 110).

Con esto proseguí [...] los pasos de mi estudio a la cumbre de la Sagrada Teología; pareciéndome preciso, para llegar a ella, subir por los escalones de las ciencias y artes humanas; porque ¿cómo entenderá el estilo de la Reina de las Ciencias quien aun no sabe el de las ancilas? ¿Cómo sin Lógica sabría yo los métodos generales y particulares con que está escrita la Sagrada Escritura? ¿Cómo sin Retórica entendería sus figuras, tropos y locuciones? ¿Cómo sin Física, tantas cuestiones naturales de las naturalezas de los animales de los sacrificios, donde se simbolizan tantas cosas ya declaradas, y otras muchas que hay? [...] Y en fin, cómo el Libro que comprende todos los libros, y la Ciencia en que se incluyen todas las ciencias, para cuya inteligencia todas sirven; y después de saberlas todas (que ya se ve que no es fácil, ni aun posible) pide otra circunstancia más que todo lo dicho, que es una continua oración y pureza de vida, para impetrar de Dios aquella purgación de ánimo e iluminación de mente que es menester para la inteligencia de cosas tan altas; y si esto falta, nada sirve de lo demás (De la Cruz 2013, 831-832).

Con estos versos Sor Juana plantea cuestiones que llevan a la privación de las mujeres a la educación y la defensa de sus estudios, ella hace referencia a la importancia de dominar varias disciplinas para un mayor entendimiento, de las más importantes la teología.

Sor Juana estudia no sólo lo que estaba en los libros sino también observa su entorno, sienta bases o siembra las raíces, en un concepto divino de una cosmovisión feminista, en donde la deidad femenina es figura central, es por esto que la posición radical de sus pensamientos procura defender su feminidad y la de la mujer.

Dice la Santa Madre y madre mía Teresa, que después que vio la hermosura de Cristo quedó libre de poderse inclinar a criatura alguna, porque ninguna cosa veía que no fuese fealdad, comparada con aquella hermosura. Pues ¿cómo en los hombres hizo tan contrarios efectos? Y ya que como toscos y viles no tuvieran conocimiento ni estimación de sus perfecciones, siquiera como interesables ¿no les moviera sus propias conveniencias y utilidades en tantos beneficios como les hacía, sanando los enfermos, resucitando los muertos, curando los endemoniados? Pues ¿cómo no le amaban? ¡Ay Dios, que por eso mismo no le amaban, por eso mismo le

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