La corrupción y cómo solucionarla

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Del Panamá actual

Panamá es sinónimo de escándalo y pillaje por la codicia de políticos y empresarios que comprometen el prestigio nacional; es tiempo de retomar el sendero de la acción moral que nos identifique como nación.

Ricardo Arturo Ríos Torres

Estamos en crisis que no es más que el resultado de varios años de arrastre. En donde valores éticos, morales y la educación (como elemento primordial de avance para los pueblos) han ido en declive. Somos La civilización del espectáculo de Mario Vargas Llosa. El capitalismo salvaje le ha dado paso a un consumismo voraz, las nuevas tecnologías y formas de comunicación no han sido más que reflejo y multiplicador de estas tendencias. El tener prima sobre el ser. Atrás ha quedado la calidad de pensamiento y la erudición como base del prestigio social. Lo más rápido y fácil es el “tener” como elemento diferenciador del resto, sin pensar en los terribles daños causados a terceros carentes y dependientes de ayuda. El corrupto aprovecha vacíos en las leyes o sus posibles y convenientes interpretaciones, ejemplos tangibles: Caso Lava Jato, Panama Papers por solo mencionar los más sonados e importantes. “El fin justifica los medios”, el pueblo es engañado. Se ajustan disfraces de pureza solamente para ser encumbrados, después aparecen las reales intenciones. La corrupción enquistada en estado de metástasis ha provocado hasta cierta condescendencia y aprobación en sectores carentes de visión. “Se roba pero se hace”, perturbadora observación que no es más que consentir un acto que a todas luces no está bien y es muestra del nivel de degradación en que ha caído la sociedad. Es un grito desesperado de un individuo que se nutre con las migajas del conformismo, ha perdido su orientación, renunciando a su papel como agente de cambio y en franca oposición al concepto de que las actuaciones pueden ser prístinas y transparentes.

¿Cómo combatir la corrupción en el Panamá actual?

La corrupción puede ser combatida desde varios frentes. La familia, los grupos, la sociedad pueden ser precursores de pasos firmes a un cambio de mentalidad general. Lo ideal es crear leyes, no dejar espacios vacíos y atar los cabos sueltos, pero esto podría ser casi imposible, siempre hay un hueco no contemplado en donde algún acto corrupto puede colarse. La certeza del castigo podría ser otro elemento a considerar pero esto requiere de ciudadanos probos que enciendan el motor de la ley. Esto lleva como única salida a la isla del pensamiento individual, cada ser debe cuestionar los actos que riñan con la buena convivencia en sociedad. El cuestionamiento debe llevar a la acción y a la unión con otros individuos que igualmente compartan el mismo sentir. La transparencia de los actos debe ser evaluada mediante una crítica constructiva y objetiva.

La corrupción no es más que la respuesta a satisfacer las aspiraciones más egoístas. Si bien es cierto que algunos pensadores como: Bernard de Mandeville (Fábula de las abejas), Gaspard Koening, Samuel P. Huntington, han apoyado este concepto como recurso para la movilidad social, el daño que se hace es irreparable. Fuertes cimientos en valores y capacitación constante son alternativas para combatir la corrupción en todos los niveles de la sociedad.

Por: Ana Mercedes Salazar de Alvarado

Panamá, 24 de marzo de 2017