Críticos sobre la dominación global estadounidense deberian hacer una pausa y considerar una alternativa. Si Estados Unidos se retira de su hegemonía, quien lo suplantaría?.

...

Caso de la fragmentación de la civilización Islámica

Con la tasa de natalidad en las sociedades musulmanas más del doble de la media europea, los países islámicos del norte de África y el Oriente Medio están obligados a ejercer presión sobre Europa y los Estados Unidos en los años venideros. Pero la sutil colonización musulmana en ciudades europeas, no necesariamente puede augurar el advenimiento de una nueva y amenazante ‘’Eurabia’’. De hecho, el mundo musulmán está tan dividida como nunca, y no meramente a lo largo de la fisura tradicional entre sunitas y chiitas. También es dividido entre los musulmanes que buscan un modus vivendi con el Pacífico Oeste y los establecidos para el revolucionario islámico bolchevique de renegados como líder de al Qaeda Osama bin Laden.

En Europa, sólo una minoría expresa su abierta simpatía por organizaciones terroristas; la mayoría de los jóvenes musulmanes en Inglaterra prefieren claramente la asimilación a la jihad. Estamos lejos de un mundo bipolar el choque de civilizaciones, mucho menos el surgimiento de un nuevo califato que podrían plantear una amenaza geopolítica a los Estados Unidos y sus aliados.

En resumen, cada una de las potencias hegemónicas potenciales del siglo XXI -los Estados Unidos, Europa y China- parece contener en sí el germen de la decadencia; y el Islam sigue siendo una fuerza difusa en el mundo de la política, al carecer de los recursos de una superpotencia.

Oscuro y desconectado

Supongamos también que ningún aspirante a potencia rival muestra interés en llenar el vacío resultante en caso de que Estados Unidos dejara de ser un hegemón. ¿Cómo se podría ver un futuro apolar?

La respuesta no es fácil, ya que ha habido muy pocos períodos en la historia del mundo sin contendientes para el rol de global, o al menos regional, hegemónico. La aproximación más cercana en tiempos modernos podría ser la década de 1920, cuando los Estados Unidos se alejó del proyecto de democracia global y de seguridad colectiva centrada en la Liga de las naciones del presidente Wilson.

Las debilidades de los antiguos imperios permitieron nuevas y pequeñas entidades para florecer. Las conexiones entre estas entidades eran mínimas o inexistentes. Esta condición es la antítesis de la globalización. Se trataba de un mundo dividido en desconectado, introvertido civilizaciones.

Una característica de la época fue que, en ausencia de una fuerte organización política secular, las cuestiones religiosas, a menudo produce graves convulsiones. De hecho, las instituciones religiosas a menudo se establece la agenda política.

Sin embargo, este aparente choque de civilizaciones es otro ejemplo del mundo de la susceptibilidad apolar a larga distancia de las incursiones militares dirigidas a los centros urbanos por los pueblos más atrasadas.

Fallo de la superpotencia

¿Cuáles son las pretensiones de la creciente autonomía de los órganos supranacionales creados bajo el liderazgo de EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial? Las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio cada uno se considera a sí mismo de alguna manera representativo de la comunidad internacional.

Todos los imperios reclamaron gobernar el mundo. La realidad era la fragmentación política. Y eso también es válido hoy. La característica definitoria de nuestra época no es un cambio de poder en las instituciones supranacionales hacia arriba, sino hacia abajo. Con el fin del monopolio de los estados de los medios de violencia y el colapso de su control sobre los canales de comunicación, la humanidad ha entrado en una época que se caracteriza tanto por la desintegración de la integración.

Si la libre circulación de la información y de los medios de producción potencian a las empresas multinacionales y las organizaciones no gubernamentales, el libre flujo de tecnología destructiva faculta a ambas organizaciones criminales y células terroristas. Los actores no estatales son los que verdaderamente ostentan el poder global.

La tecnología ha transformado la producción; ahora las sociedades humanas dependen no solamente sobre el agua dulce y la cosecha, sino también de los suministros de combustibles fósiles, que son conocidos por ser finito. La tecnología ha mejorado la destrucción también.

Durante más de dos décadas, la globalización -la integración de los mercados mundiales de materias primas, mano de obra y capital- ha elevado los niveles de vida en todo el mundo, excepto en aquellos países donde se han parapetado desde el proceso a través de la tiranía o la guerra civil. La reversión de la globalización- que una nueva Edad Oscura produciría -- llevaría ciertamente a un estancamiento económico e incluso la depresión.

Los peores efectos de la nueva Edad Oscura se harían sentir en los bordes de las grandes potencias. Los puertos más ricos de la economía mundial, se convertiría en el blanco de saqueadores y piratas. Con facilidad, los terroristas podrían perturbar la libertad de los mares, la focalización de los petroleros, portaaviones y cruceros, mientras que las naciones occidentales frenéticamente concentrado en hacer sus aeropuertos seguros.

La alternativa de la unipolaridad no sería la multipolaridad. Sería