Ensayo sobre la Santa Inquisición
Enviado por tomas • 3 de Diciembre de 2017 • 3.026 Palabras (13 Páginas) • 4.622 Visitas
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El antiguo credo no cristiano representaba un modo esencialmente distinto de conservar la vida, su idea principal era la dualidad del universo, creado por dos dioses, o principios de fuerza, equivalentes y absolutos; uno bueno y otro malo. El vano intento de conciliar esta idea con el cristianismo se remonta al filósofo persa Manes, quien vivió en la Mesopotamia en el siglo III de nuestra era y fundo la secta herética de los maniqueos, la cual se extendió a través de oriente y a muchas zonas del imperio romano, anterior a Manes los persas ya profesaban una religión dualista atribuida a un obscuro profeta, Zoroastro.
Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal por los emperadores romanos en el siglo IV, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del Estado.
A principios del siglo XII, el territorio del sur de Francia fue la cuna medieval de un renovado espíritu de libertad cívica. Las ciudades progresistas de la zona empezaron a establecerse como comunas que eran prácticamente corporaciones con gobierno propio, pero siempre conservando en Toulouse su centro, cuyos señores los condes de Tolosa estaban entre los más grandes de Europa y que, como se verá más adelante tuvieron un papel fundamental en la persecución y exterminio de herejes.
Asimismo, funcionaba en esa zona la universidad de Montpellier donde se estudiaba medicina; tenían un fluido intercambio con médicos árabes; había gran cantidad de esclavos negros sarracenos (árabes), y una marcada presencia judía. Este clima hizo que esta zona se convirtiera hacia principios del siglo XII, en el único lugar propicio de Europa Occidental para el desarrollo de una resistencia completa y organizada al credo católico.
La herejía adquirió un impulso tal que sus participantes no eran ejecutados, sino protegidos. En las inmediaciones de Toulousse y particularmente en la ciudad de Albi se volvieron tan numerosos que empezaron a ser llamados albigenses. El clero por su parte estaba muy ocupado entonces en divertirse y disputar con los señores laicos derechos de propiedad como para dedicarse de lleno a predicar o a la discusión teológica.
La historia ha demostrado a la Iglesia, que lo terrenal e intemporal es más importante que lo otro. Decían defender a Dios y su palabra cuando en realidad lo que pretendían defender no eran más que intereses terrenales, tanto políticos como económicos.
Y es entonces cuando aparece un hecho fundamental que hace entrar en juego al Estado: era cierto que a Dios nada le importaba la observancia de los mandamientos, excepto para prohibirles hacer votos. Al negar el valor de los juramentos, se atacaba directamente el importantísimo juramento feudal de fidelidad (base de la sociedad civil medieval).
Ahora bien, cuando esta práctica religiosa parecía amenazar al gobierno sobre el cual reposaba el orden, un magistrado obraba enseguida. En 1178 se tiene referencia de la primera insinuación de una acción directa contra la herejía: el Conde Raimundo V de Tolossa escribió al rey Luis VII para quejarse sobre la aparición de herejes y decreto el destierro de los mismos.
Los tribunales se mostraron más inflexibles y crueles que los religiosos puesto que defender a la religión cristiana era defender el Estado y las llamadas guerras religiosas dieron lugar a asesinatos tan sangrientos como los que se realizaron en las hogueras purificadoras de los inquisidores.
En Inglaterra, la herejía apareció en 1166. El rey Enrique II adopto métodos propios: los hacia desnudar hasta la cintura y azotar, marcar la frente con hierros al rojo vivo y luego los soltaba prohibiendo a todos darles cualquier clase de ayuda o consuelo.
En 1184, el Papa Lucio III tras el concilio de Verona prescribió que, los obispos que siempre habían tenido jurisdicción en cuestiones de herejía, debían hacer o mandar a hacer una encuesta sobre la posible existencia de herejía en toda la parroquia donde se sospechara su presencia. Los acusados debían ser juzgados por el tribunal episcopal y aquellos que fuesen condenados debían ser entregados a la autoridad secular (personas civiles) para recibir el castigo que merecían. En la misma ocasión Lucio III excomulgo a los valdenses del sur de Francia.
Por su parte, en 1197, Predo II de Aragón expulso a los valdenses de sus tierras y anuncio que si encontraba alguno, sus bienes serian confiscados y ellos, ejecutados.
Los mártires del cristianismo en los primeros años estaban hechos a la misma medida que los cataros quemados como herejes en nombre de Dios. Los mismo ideales, el mismo sacrificio, la misma fe, y ¿qué fe es más grande que la de dejarse matar por lo que se siente?
La inquisición fue un tribunal establecido por roma y su iglesia a fin de enfrentarse a los peligros que la amenazaban y que podían conducir a una situación devastadora para toda la sociedad, cuyos cimientos eran la fe en Cristo.
Los procedimientos inquisitoriales fundados en la denuncia, la negativa a enfrentar al acusado con su acusador, y en las arbitrariedades de los jueces, resultan completamente inaceptables.
No debemos olvidar que la inquisición permitió y autorizo abusos increíbles; por ejemplo, asesinatos en masa de los cátaros (integrantes de una secta herética)
Tampoco debemos olvidar que la inquisición sirvió a príncipes como a Felipe El Hermoso de Francia y protegió a personajes tan nefasto como Conrado de Margurgo o Roberto el Bougre; y que en España era el sostén más importantes de la realeza, fue frecuentemente despiadada en sumo grado; asimismo, cabe recordar que deseaba preservar el poder temporal del papado y al Papa como el jefe temporal de un Estado Vaticano.
La Inquisición solo sirvió para retrasar el curso natural de la historia, en España no consiguió conducir al seno de la iglesia a los nuevos cristianos.
Los tribunales inquisitoriales estaban sujetos a normas muy precisas. Los decretos pontificios como los de Narbonne (1235) o el de Béziers (1246) determinaron el procedimiento a seguir.
Características del procedimiento inquisitorial
Objetivo primordial: es descubrir la herejía: que el acusado confiese, se convierta y finalmente sea castigado.
Se requería del apoyo de dos inquisidores, un teólogo y otro jurista y en algunos casos los dos juristas. Se debe revisar y analizar los documentos, libros y pertenencias del reo, con el fin de demostrar si realmente ha cometido herejía.
Cualquier persona que hubiera cometido un delito contra la fe, debía confesarlo y arrepentirse. En relación
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