La Comprensión del Género y la sexualidad en Chile

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En la actualidad solamente existe un documento oficial del Ministerio de Educación llamado “Programa en Educación Sexual, Afectividad y Género”, cuyo objetivo es entregar ciertas nociones a las instituciones educativas para que cumplan con lo exigido en la ley, dentro de la cual se explicita fijas normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad.

Ésta normativa establece que “toda persona tiene derecho a recibir educación, información y orientación en materia de regulación de la fertilidad, en forma clara, comprensible, completa y, en su caso, confidencial”. El Gobierno solo plantea hacerse cargo, en su actual legislación, de orientar y educar respecto a la anticoncepción y la fertilidad, lo cual no es malo, pero aborda muy poco en universo de información que no deja de ser importante. Era impensable hace algunos años en educación sexual, y si bien esta legislación puede dar pie a mucha más educación en torno al tema, aún se mantiene sólo ligada a regulaciones y prevenciones. Lo que no ahonda en una mejor comprensión de las relaciones sexuales, el vínculo con las identidades de género y la visión de las mismas desde una mirada relacionada a la disidencia sexual y de género. Porque la educación sexual no solo debería abordar el cuerpo femenino y masculino y otorgar herramientas para evitar embarazos no deseados, si no que debería entregar las herramientas para no caer en la ignorancia, para entender nuestra sociedad de manera abierta y liberal. Una que dé cabida al placer, a las diferencias de cuerpos y rasgos y que nada se mantenga en tabú.

En síntesis, resulta evidente que la ley actual sobre educación sexual ha sido ineficiente e insuficiente. Porque no importan las capacidades que poseen las comunidades educativas y profesorado; porque en la educación sexual también existe un vacío en la etapa de formación docente, tanto a nivel de su formación universitaria como durante el ejercicio profesional. Entendiendo esto ¿es justo que les exijamos a profesionales de la educación enseñar y ahondar en conocimientos sobre un tema que no se les ha enseñado a abordar?

Además, cabe mencionar lo extemporáneo de esta ley, pues junto con reducir la educación sexual solo a la regulación de la fertilidad, restringe su público objetivo solamente a jóvenes de nivel secundario, dejando grandes vacíos a aquellos estudiantes de niveles inferiores, los cuales requieren una formación temprana y recibir herramientas a lo largo de toda su educación que les permita no solo prevenir ITS y embarazos juveniles, sino que también puedan cuestionar y derribar todos aquellos parámetros culturales que mancillan, vulneran, transgreden y discriminan. Debe entregárseles el conocimiento necesario para salir de un círculo vicioso marcado por el machismo, la opresión y estigmas que fuera de estar erróneos, solo segregan a la población y repiten los patrones discriminatorios y abusivos. Y no solo por aquellos que no cae en lo heteronormativo, si no que ser capaces de comprender que comprende ser un hombre o una mujer, como formular un trato de real respeto y aceptación, y de vivir sin abusar del poder o las libertades para con todo el mundo.

Así, de existir política pública de Estado permanente y eficaz sobre educación sexual, se constituye como posibilidad de ampliar el aprendizaje a través de la inclusión, desde la perspectiva de género; prevenir el abuso en todos los niveles (asociados al desarrollo de habilidades de autocuidado y de protección); prevenir la violencia de género; propiciar el respeto y empatía hacia la diversidad sexual; entre muchas otras posibilidades y aprendizajes posibles de inculcar, que tendrán sus efectos a corto o largo plazo en nuestra sociedad

Dentro del presente año surgió una polémica debido a la aparición del libro "100 preguntas sobre sexualidad adolescente", que el municipio de Santiago entregó en los establecimientos de la comuna. Este surge como una respuesta positiva en educación sexual en relación al contexto previamente planteado y el mismo apela a enfrentar las "fuentes informales de información que muchas veces transmiten ideas erradas, discriminaciones y sexismos atentando contra un desarrollo sexual integral", Por lo que significa una diferencia importante en relación al casi nulo avance en éste tema durante la última década.

El documento, criticado duramente por políticos y profesionales de diversas áreas con pensamientos más conservadores, aborda con un lenguaje juvenil y directo temas a los temas tabú que ya se mencionaron, con preguntas como "¿Por qué a algunos hombres les cuesta que se les pare? ¿Es verdad que la mujer en su primera relación sangra? o ¿el ano se lubrica solo o con ayuda?"; generando así una apertura a más posibilidades de erradicar la ignorancia y propone postura más crítica y abierta ante las normas preestablecidas.

En detalle éste libro analiza distintos tópicos: el autoconocimiento; la diversidad (LGTB), la afectividad; la salud y vida sexual; la anticoncepción y embarazo; y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y riesgos que las mismas conllevan.

A través de la polémica que provoca la aparición del libro, quedan en evidencia variados nudos críticos que enfoca a la educación sexual como un desafío pendiente en el sistema educativo de éste país. Éste un tema que bajo lo señalado trasciende cualquier dilema ético o moral, pues más allá de cualquier prejuicio, se trata del derecho de acceder a una educación verídica y directa, la cual ayude a derribar prejuicios, mitos y dilemas que afectan a nuestra sociedad por igual. Si bien se han desarrollado algunas acciones, tales como éste libro en particular, alguna jornada reflexiva o política al respecto, urge tomar las medidas necesarias para lograr su institucionalización eficaz, desde un enfoque de género y no solo de prevención, que permita entregar herramientas profesionales, sin prejuicios ni estigmas a docentes y alumnos por igual.

-Javiera Figueroa Galarce