VIEJAS Y NUEVAS GUERRAS, ASIMETRIA Y PRIVATIZACION DE LA VIOLENCIA
Enviado por Ledesma • 11 de Noviembre de 2017 • 1.441 Palabras (6 Páginas) • 464 Visitas
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Pronto hacen acto de presencia en tales guerras empresarios de la violencia, privados o semiprivados que sustituyen a las burocracias estatales y a los bastones de mando, Así ocurrió también en la organización dé la guerra de los Treinta Años en la que se estima que intervinieron 1.500 empresarios de guerra mayores y menores.
Oficialmente, la guerra de los Treinta Años termina en 1648 con el doble tratado de paz de Múnster y Osnabruck. Pero el solo hecho de que hubiera que llevar a cabo las negociaciones en dos lugares distintos a la vez y de que algunos de los beligerantes no aceptaran el tratado sin vacilación, demuestra que antes que de un tratado hay que hablar de un proceso de paz. Así, las partes que negociaban desde mediados de 1645, habían tenido previamente, a distintos niveles, conversaciones políticas de sondeo, pese a lo cual las negociaciones de Múnster y osnabruck se prolongaron más de tres años antes de que pudiera llegarse a un acuerdo en puntos esenciales.
Esta larga duración tenía que ver, por una parte, con el hecho de que en el curso de la guerra se habían ido formado múltiples grupos de intereses a los que no cabía pacificar sin más mediante la culminación de las negociaciones de guerra, y entre éstos se contaban, como es natural, aquéllos a los que la paz privaría de lo que había venido siendo su modo de subsistencia.
La teoría de la guerra justa tenía por objeto la auto imposición y autocontención de civilizaciones superiores, o que se tenían por tales, frente a los desiguales por principio a los que, consecuencia, se tachaba de “salvajes o de “barbaros”. Una teoría así no se basa en la idea de una igualdad, o cuando menos de una semejanza, de las partes en conflicto, y está por tanto muy estrechamente relacionada con la idea de la guerra santa, con independencia de cuáles sean las raíces religiosas que la alimentan. En ambos casos se construyen constelaciones asimétricas con el fin de justificar el uso de la violencia.
La actual guerra contra el terrorismo no reconoce ninguna neutralidad aceptable: quien no está del lado de los EEUU, según el presidente norteamericano, está contra ellos. Y el buen trato de los combatientes significa que un soldado no considere a su oponente como enemigo ilegítimo ni tenga su armamento y sus posesiones personales por botín. Incluso lo que legalmente se considera botín sólo puede interesar a un soldado de manera marginal, pues pertenece al Estado, que ejerce el monopolio de la guerra, y no a las tropas a las que éste paga.
Para la estatalización directa de la guerra que finalmente se impuso tuvieron importancia motivos muy diversos: sin duda la crítica proveniente principalmente de esferas protestantes, a la falta de moralidad de los lansquenetes y a la mala influencia que ejercían en la sociedad, y también la recepción más acusada de la filosofía estoica y, en relación con ella, de antiguas teorías militares que se decantaron en los escritos que acompañaron a la reforma militar orangiana.
CUANDO LA GUERM DEJA DE SER RENTABLE
La esperanza del fin de la historia como historia de las guerras, y la entrada en una época de paz duradera que no deba mantenerse con la constante amenaza de la fuerza militar, no ha surgido desde luego en las últimas décadas del siglo XX. Se remonta mucho más atrás hasta el siglo XVIII, y en cuanta visión utópica o escatológica es todavía más antigua ya en el Antiguo Testamento.
Pero, como expectativa basada en procesos socioeconómicos y políticos, sus orígenes están en la Ilustración, Estos procesos no sólo hacían que la entrada en una era de paz pareciera deseable, sí no que muchos factores indicaban que era posible, o incluso probable, y las observaciones que acompañaban a Ia revolución industrial también señalaban que, al perder importancia la economía agriaría la guerra perdería atractivo.
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