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¡YA SOY LICENCIADO EN DERECHO! ¿Y AHORA QUÉ HAGO? (Tal vez una alerta a tiempo)

Enviado por   •  31 de Diciembre de 2018  •  2.632 Palabras (11 Páginas)  •  277 Visitas

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Solo a manera de concluir con este punto, me parece importante mencionar que en las escuelas de derecho se forman hoy en día quienes mañana serán jueces, magistrados y Ministros de la Suprema Corte, quienes fungirán como Ministerios Públicos, Policías investigadores, defensores públicos o privados, notarios, legisladores o directores de empresas públicas y en este punto lo recalco para que Usted estudiante de la carrera lo vea y además para que Usted docente lo tome muy en cuenta.

1.2.- El recién egresado Derecho, ¿Abogado?.-

La real academia de la legua española refiere al concepto de abogado de la siguiente forma:

ABOGADO, DA. (Del lat. advocātus).

1. m. y f. Licenciado o doctor en derecho que ejerce profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico.

MORF. U. t. la forma en m. para designar el f.

2. m. y f. Intercesor o mediador.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

La misma fuente en cuanto hace al término abogar lo define de esta manera:

ABOGAR. (Del lat. advocāre).

1. intr. Defender en juicio, por escrito o de palabra.

2. intr. Interceder, hablar en favor de alguien.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Cito estos dos conceptos, porque Usted recién egresado de la licenciatura en Derecho, tal vez tenga ya su título universitario, a lo mejor el estado mexicano le otorgo la patente para ejercer como abogado, pero el cuestionamiento personal sería, más allá de tener el aval institucional para ejercer como licenciado en derecho, ¿soy abogado?, ¿se abogar?, es decir en otros términos tengo las herramientas necesarias para “… ejerce profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico…” o en su caso para “…Defender en juicio, por escrito o de palabra… “, si su respuesta es un “si”, sin titubeos, lo felicito, de verdad lo felicito, pertenece usted a una minoría de abogados, que recién habiendo terminado la carrera tiene esta característica, pero si solamente al responder titubeo o de plano su respuesta fue “no”, Usted tiene un área de oportunidad muy importante, pero no todo está perdido, es en el momento mismo es que uno descubre una situación perfectible en el que se coloca en la posibilidad de perfeccionarla, superarla o atenderla, no antes.

¿Encuadra usted en el segundo caso de lo referido en anterior párrafo?, es decir en el abogado carente de habilidades, conocimientos y competencias necesarias para ejercer profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico o en su caso para defender en juicio, por escrito o de palabra, si este es su caso, yo le sugiero que sin tener el más mínimo resquicio de pena, se avoque a retomar los estudios que dejo pendientes y empiece por estudiar su texto de introducción al derecho, continuando con las ramas del derecho, (civil, Penal, Constitucional, Fiscal, Laboral, Administrativo, etc.), ahora tendrá que hacerlo por su cuenta, pero no dude en acercarse a quienes en su tiempo fueron sus docentes, algunos habremos de apoyar su pretensión loable de retomar las asignaturas pendientes y no olvide que la practica hace al maestro, es decir que de la mano de la teoría debe ir la praxis lo que le permite aterrizar lo que el libro le refiere a un plano real, si Usted recién egresado de la carrera de derecho se aplica a esto, tengo por seguro que en poco tiempo y ante las interrogantes que encabezan este apartado del texto, tendrá con orgullo una respuesta afirmativa.

No paso inobservado que si en el transcurso de sus estudios de licenciatura Usted no adquirió lo necesario para ser abogado o para abogar en términos de la real academia de la lengua española, el perjudicado es Usted mismo, sin embargo la responsabilidad muchas de las veces es compartida con el docente, catedrático, facilitador o cual sea el concepto en turno para lo que cotidianamente denominamos profesor, y esto es un llamado (casi suplica) a quienes impartimos clases de derecho, para efectos de que pongamos mayor énfasis en nuestro papel de docentes y nos dejemos de una vez por todas de prácticas inadecuadas y nocivas para nuestros estudiantes y ustedes estudiantes las eviten, daré un ejemplo solo de una de ellas, digamos que el alumno no cumplió con los parámetros establecidos por el docente para acreditar el curso, (que es lo menos importante), y adicionalmente cumplió con el objetivo de la materia, (no aprendió), sin embargo ante la posibilidad de no acreditar la materia se recurre a una práctica muy común, conocida creo yo por Usted, (ya sea alumno o maestro), dicha práctica es un alegato de escritorio que comienza con un argumento más o menos así: Maestro, me reprobó, (muy pocas ocasiones el alumno acepta haber reprobado, pero para el caso es lo mismo), y la verdad es que quiero pedirle su apoyo porque si repruebo esta materia…, écheme la mano, ayúdeme, quiero titularme, etc., etc., etc., y me queda muy claro que Usted alumno está actuando en su perjuicio, puesto que si el maestro acepta ayudarlo, echarle la mano, apoyarlo o como Usted le llame, ningún beneficio le representa a usted, porque dígame algo; ¿Usted aprendió?, si a usted no le interesa aprender, aunque su docente intente todos los recursos que tiene a la mano, Usted no aprenderá, y quiero ser muy claro que esto lo he visto con muchos docentes y no con una mala intención, no acuso de corrupta esta práctica, sino en todo caso de malsana, sus motivos son aunque nocivos sentimentales y aunque tal situación me produce cierta ternura, me queda muy claro que en nada beneficia al estudiante máxime, si tomamos en cuenta que el Centro de Investigación y Docencia Económicas, ha propuesto al Ejecutivo federal que para efectos de observar una mejor “justicia cotidiana”, se apunta con claridad el problema del desempeño no óptimo de muchos abogados y se propone como solución el avanzar hacia un esquema de colegiación profesional obligatoria y hacia un esquema de certificación periódica de conocimientos, idea que comparto ampliamente, pero que me deja en claro que de pasar estas propuesta que actualmente la iniciativa correspondiente está ya en el Senado de la república, (esperando que la Comisión de Justicia

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