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Vida y Obra de Antonio Vivaldi

Enviado por   •  11 de Diciembre de 2017  •  4.322 Palabras (18 Páginas)  •  579 Visitas

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El Ospedale della Pietà

Vivaldi recibió las primeras órdenes menores en 1693 en la iglesia de San Geminiano, concretamente el 18 de septiembre. Fue tonsurado ese mismo año en San Giovanni in Oleo y en abril de 1699 fue promovido al subdiaconado. En septiembre de 1700 era ya diácono, y finalmente, el 23 de marzo de 1703, fue ordenado sacerdote. En septiembre de ese mismo año inicio sus fructíferas relaciones artísticas con el Conservatorio de Ospedale della Pietà, institución con la que estará en contacto más o menos regular por espacio de 36 años. Fue evidente que la vocación religiosa de Vivaldi fue, antes que nada, una cuestión de oportunismo, una forma de acceder a un status superior al que le correspondía por nacimiento.

La primera mención que se hace de Vivaldi en los documentos del Ospedale proviene de 1704 y es citado por sus servicios. Al año siguiente se le nombra maestro di violino. En 1705 figura como maestro de composición e interpretación con una remuneración anual de 150 ducados. Poco después su nombre aparece asimilado al cargo de maestro de concerti, lo que lo que le confiere de facto la dirección la dirección del conservatorio.

Entre 1704 y 1740, hay dos importantes lagunas durante las cuales no se hace ninguna mención de Vivaldi. La primera dura cuatro años de 1718 a 1722, período durante el cual presta sus servicios en Mantua al príncipe Felipe de Hesse-Darmstadt. La segunda, mucho más larga por espacio de 11 años y coinciden con sus giras por el extranjero. Hasta 1740 Vivaldi desarrolla una intensa labor en Ospedale que lo lleva a convertirse en la figura capital de la música veneciana. Aun más a partir de 1713 Vivaldi tienta con fortuna el mundo del teatro al hacerse primero socio y luego único empresario del teatro Sant’Angelo.

Incidente de Ferrara

En 1738 se produce el incidente de Ferrara, aquel en que se acusa al sacerdote de no haber dicho misa nunca. Vivaldi aceptó el encargo de organizar la temporada de ópera de Ferrara durante el carnaval de 1738. Desde el primer momento surgieron complicaciones a causa de la escasa colaboración de los administradores del teatro local que, además, no eran puntuales al momento de pagar. A pesar de todo, con un derroche de actividad, Vivaldi había logrado superar todas las dificultades y reunir una brillante compañía que garantizaba el éxito de la temporada. Muy satisfecho, el músico escribió a su protector en Ferrara, el marqués Bentivoglio una carta llena de optimismo. Pero cuando se preparaba para emprender el viaje hacia Ferrara, un golpe inesperado acabó con todo el proyecto. Podemos enterarnos de los hechos por el mismo Vivaldi, en una nueva carta a Bentivoglio: "Después de tantas gestiones y fatigas, la ópera de Ferrara se ha venido abajo. Hoy Monseñor el Nuncio Apostólico me ha mandado llamar para ordenarme, en nombre de su Eminencia Ruffo, que no vaya a Ferrara para dirigir la ópera, con el pretexto de que soy sacerdote y no digo misa y porque tengo amistad con la cantante Giraud. Vuestra Excelencia juzgará cual es mi estado después de semejante golpe".

Hacia 1740 entró al servicio de la corte del emperador Carlos VI en Viena, donde Antonio Vivaldi murió el 28 de julio de 1741. En su funeral, celebrado en la catedral de Viena, cantaron los niños del coro de la catedral, entre los que se encontraba el compositor Joseph Haydn.

La música de Antonio Vivaldi

El concierto en Vivaldi

El primer movimiento puede iniciarse con una introducción lenta, a voluntad del compositor, que Vivaldi emplea en contadas oportunidades. A continuación el movimiento se descompone en tiempo de Allegro en una sucesión de ritornellos y solos. El material empleado en todos los ritornellos se deriva siempre del primero de los mismos; el empleado en cada solo acostumbra ser diferente. En Vivaldi el ritornello nunca es un tema, a la manera clásico-romántica, sino un conjunto de breves motivos, muchas veces simples diseños.

La música de los solos puede adoptar tres alternativas: 1) libre improvisación del solista sin relaciones temáticas con el ritornello; 2) material temático tomado del ritornello (caso poco frecuente); 3) material temático absolutamente nuevo. En Vivaldi el solo cumple dos funciones básicas: demostrar la capacidad técnica e inventiva del solista y modular de una tonalidad a otra. En cuanto al movimiento lento, Vivaldi suele adoptar formulas muchos más variadas que las que emplea para los tiempos extremos. Formalmente, los movimientos intermedios del concierto vivaldiano adoptan esquemas propios de arietta, pastorale, chacona, siciliana y ritmos típicos de danza. Las formas más recurridas son las siciliana y chacona. Son los movimientos lentos de Vivaldi los más bellos y apasionantes de toda su contribución al campo del concierto: el tiempo lento permite a Vivaldi concentrarse exclusivamente en el desarrollo de una melodía.

Por lo que se refiere al último movimiento, su estructura es paralela a la del primer movimiento, siguiendo por lo general la misma secuencia de ritornellos y solos y derivándose, en ocasiones, su material temático del mismo movimiento inicial, lo que obliga a conferir a Vivaldi el titulo de pionero en lo que al uso de la forma cíclica concierne. Hay una característica nueva, con todo, y es que Vivaldi dedica sus últimos movimientos a probar los recursos técnicos de sus solistas, haciéndolos pasar por pruebas de virtuosismo escalofriantes. Y esto no solo en el terreno del violín, donde el mismo era un consumado maestro, sino también en el campo de los instrumentos de viento.

Desde el punto de vista de la escritura son varias las características observables en Vivaldi. En primer lugar, cabe destacar que los temas básicos de sus composiciones son de una sencillez franciscana. En segundo lugar, su escritura se adscribe explícitamente a la corriente, moderna en su época, de la melodía con acompañamiento, alejada de la polifonía tanto sacra como profana. Sin embargo, esto no le impide practicar en sus composiciones corales (e incluso en sus sinfonías) amplios ejercicios contapuntisticos. Como tercera característica, citamos su armonía, que es tonal, aunque con sabrosos ejemplos de índole experimental. Un cuarto aspecto interesante, es su inventiva melódica, desarrollada en su mayor parte en las cantilenas de sus movimientos lentos.

Entre las contribuciones de Vivaldi al decurso de la música posterior que más llaman la atención las de sus conciertos para cuerdas. El ejemplo más asombroso de sus experimentaciones timbricas es el Concierto para 4 instrumentos

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