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Las aguas negras de Amber Maslow

Enviado por   •  4 de Marzo de 2018  •  10.279 Palabras (42 Páginas)  •  392 Visitas

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Caminamos y caminamos y volvimos a caminar, al parecer, todo estaba muy tranquilo, hasta que… de repente de la nada, un estruendo, pero por sorpresa no apareció nada.

Conforme paso el tiempo me di cuenta de que él no era tan,tan payaso como yo creía y ya lo empezaba a ver guapo aparte de que él era de piel clara, ojos como café pero café bonito y tenía una sonrisa hermosa aparte de todo eso era muy simpático y buena onda no sé por qué el estaría en peligro todavía no entendía esa parte pero no quería preguntar a comparación de la descripción que me daban mis padres sobre Osadía.

Ya casi estábamos carca, cuando me di cuenta de que alguien nos seguía, mire por todas partes, y lo vi… era enorme, feo, extraño y extremadamente gordo, era nada más ni nada menos que un CROSH, ellos eran creaturas muy fácil de que se enojen y que jamás le perdonan la vida a alguien solo comen humanos, al parecer Eliot no sabía eso y cuando menos vi ele estaba atacando al monstro, lo cual es todo lo contrario a lo que se supone que tenía que a ver hecho, los dos estaban en combate y al parecer el monstro le estaba ganando a Eliot, y cuando vi que estaba a punto de matarlo en un momento de desesperación y sin saber qué hacer, me eche contra el para “protegerlo” y después de un rato, desperté y paso algo impresionante ¡no había muerto! Y lo vi a él en el bosque, justo ahí, en el lugar donde lo conocí en el instante preciso e impacta pregunté:

-¿Qué paso? ¿Cómo paso? ¿Qué sucede? ¿!No estoy muerta!?.Dije angustiada.

Con ganas de hacer más preguntas, hasta que el me detuvo y dijo:

-Tenías razón, este es mi secreto cada vez que muero regreso al pasado, justo con la persona que murió conmigo y los dos ahora tenemos esa maldición.

Lo dijo con unas cuantas lagrimas a punto de caer, hasta que yo le pregunte:

-¿Cuál maldición?

Y el respondió angustiado:

-Si ahora es vivir o morir, veras, el elixir que quiero es para liberarme de esta pesadilla y cuando por fin me libere... moriré y ahora te condene a ti y si no tomas esto antes de la media noche te volverás inmortal, te contare, mi hermano no se preocupó y decidió ser inmortal, al principio le gusto, sin embargo, descubrió que al ser inmortal y jamás morir, realmente no podía vivir ya que no tenía amor y veía morir a su familia y yo no quiero que ni tu ni yo suframos eso porque te amo

Yo me quede callada y no sabía que decir hasta que lo pensé mucho y conteste:

-No te preocupes nosotros encontraremos el elixir pase lo que pase.

Estuve pensando todo el camino lo que él dijo, no podía creer que él me amara.

Intentamos e intentamos poder llegar al lugar del elixir, en todo el camino nadie dijo ni una sola palabra, ni un murmullo, cuando pensábamos que no teníamos esperanza, ¡Lo encontramos!, por fin.

El me tomo de las manos y sin darme cuenta yo también lo amaba.

Él dijo:

-Si tú lo tomas, yo lo tomo.

Yo impactada y sin saber que decir deje atrás a mi familia, mi hogar y todo; y sabía que si vivía vería morir a mi padre, madre, hermano; pero sabía que iba a ser más doloroso, que morir con la persona que amo y me ama a mí. Así que con mucha valentía dije:

-Claro que sí, y así tendremos “Nuestro amor eterno”

FIN

¿FUE UN SUEÑO?

Badillo Pérez Miguel Zabdiel

Cuando abro los ojos por primera vez, tengo que volverlos a cerrar porque la luz es tan fuerte que me Cega. Hago otro intento y esta vez, logro poder ver al menos dónde estoy.

¡Rayos! El plan se me ha echado a perder, porque estoy en el hospital, el olor a medicina y alcohol, y las paredes pintadas de blanco delatan el lugar. Trato de acomodarme en la cama, pero el martillazo que siento en la cabeza y el dolor en los brazos no me deja, así que me resigno a quedarme dónde estoy, con la espalda medio torcida y la nuca partida en tres.

La puerta se abre dando paso a un hombre vestido con bata blanca y una tabla en la mano, me mira un segundo con indiferencia y luego se fija en los apuntes de sus hojas, manteniéndose a distancia segura. De seguro ya le explicaron mi situación. Es viejo y luce cansado, de unos sesenta años tal vez. Se le notan tanto las ojeras que pareciera que le hubieran dado un buen golpe, también puedo ver arrugas en las esquinas de sus ojos, otras marcando el contorno de su boca e incluso una que le parte la frente en dos. La mano le tiembla al escribir y me pregunto, ¿qué está haciendo aquí? ¿Por qué no se ha jubilado?

Entonces me pongo a pensar en todo lo que puede ser de su vida. Tal vez aquél hombre tenía una historia como la mía, tal vez trabajar en este hospital es lo único que lo aleja de su realidad, de sus miedos. Tal vez visitar pacientes todo el tiempo y ver la muerte tan de cerca puede hacerlo olvidarse de las cosas que para él son mucho más preocupantes. Qué ironía ¿no?

-Señor… Wild- dice el hombre, trayéndome de nuevo a la realidad-, soy el doctor González, usted ha sido ingresado aquí por una sobredosis de heroína.

No me diga. Pienso, con ironía. Entiendo perfectamente la gravedad del asunto y sé cuan tóxica puede ser esta sustancia.

-¿En serio? Y dígame doctor, ¿cómo fue que esta tremenda sustancia llegó a mi estómago?- pregunto con uno de los tonos más sarcásticos que me ha salido en mi vida.

-Pues, no lo sé, dígame usted- se quita los anteojos que cubren sus ojos grises y me mira con perspicacia.

-Ni idea- así, llego a mi punto máximo de actuación, dejando salir la mirada más inocente de todas.

-Ni idea, ¿eh?... Al contrario, creo que usted tiene mucha idea de lo que le estoy hablando- levanta una ceja resaltando una vena que le atraviesa la frente-. ¿Acaso quiere que venga la policía y lo haga recordar?- dice como si aquella amenaza me fuera a afectar. La verdad, no

me importa. Me han llevado allí mas de cuatro veces en este año y sigo teniendo la misma opinión.

-Pues,

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