Monogradia el Trovador de Antonio Garcia Gutierrez
Enviado por tolero • 20 de Febrero de 2018 • 4.098 Palabras (17 Páginas) • 473 Visitas
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De aquí parte la tercera escena, La Gitana. En esta, Azucena es la supuesta madre de Manrique, aunque la realidad es que Don Manrique es hermano de Don Nuño y que Azucena años atrás le robó al hermano de este, debido a que el Conde de Luna mandó matar a la madre de Azucena en la hoguera y esta en venganza robó a uno de los hijos del Conde de Luna para asesinarlo. En esta escena la gitana, Azucena, le intenta contar a Manrique el secreto familiar contándole a este una verdad a medias. Manrique en realidad es hermano del de Luna ya que a la madre de Azucena se le acusó de Bruja y fue quemada en la hoguera por orden del Conde, padre de Nuño. Azucena como venganza robó a Manrique para asesinarlo pero en vez de matarlo lo crió como a su propio hijo, pero ella le dice que mató al hijo del de Luna. Por otro lado, en esta escena sucede la huida de Leonor del convento. Manrique acude a rescatar a Leonor del convento, hay una conversación en poesía entre los dos donde Manrique convence a Leonor para que abandone sus votos y su promesa ante Dios y huya con él; tras varias promesas Manrique cumple su deseo y Leonor escapa y abandona el convento con Manrique. Pero antes llega Guillén con Nuño al convento y entre una encarnizada lucha logran escapar ambos el Trovador y Leonor, aquí es donde acaba la escena.
En la cuarta jornada se muestra como el Trovador ha logrado escapar con su amada pero las huestes de Don Nuño les esperan para asediarles. En esta jornada don Guillén habla a Don Nuño acerca del honor mancillado, y de sus ansias de venganza respecto del trovador, cuando alertados por una algarabía que había fuera se extrañan y ven a sus soldados que han capturado a Azucena creyendo que es una espía allí. Azucena es reconocida por uno como la gitana que años atrás secuestró y asesinó al hermano de Nuño, este la manda capturar y la envía a Zaragoza. Por otra parte aparecen Leonor y Manrique hablando de amor y de sus planes y en ese instante le dan la noticia de que su madre ha sido capturada y enviada a Zaragoza. Nuestro héroe se encuentra en el dilema de escapar con su amada o defender a su madre. Finalmente opta por reunir a sus tropas y atacar a las del de Luna para así salvar a su madre.
El último episodio comienza con la resolución del anterior en donde Manrique ha sido capturado por Don Nuño y aguarda en prisión su fatídico destino. Leonor pide a Ruiz que le compre un veneno a un judío, se lo toma y acude a hablar con don Nuño, esta intenta prometer a Don Nuño amor eterno si libera al Trovador, el cede y la envía a liberarle al llegar allí Manrique se niega a aceptar la oferta hasta que descubre que la intención de Leonor es salvarle mientras ella se muere, ella muere y en ese instante llega Nuño y manda ejecutar a Manrique mientras Azucena lo ve. Mientras matan al Trovador Azucena le cuenta al de Luna que el hombre que acaba de mandar matar es en realidad el hermano que antaño él creía muerto, la obra acaba con la promesa que Azucena le dijo a su madre. “Madre, ya estás vengada”.
Con respecto a los personajes, es importante decir que la obra consta de 14 personajes muy diferentes y que aparentemente no parecen retratados de una manera demasiado profunda, aunque los que sustentan el drama solo son cuatro: Manrique, Leonor, Don Nuño y Azucena.
Manrique: Es el protagonista y prototipo de héroe romántico, noble y valeroso, es sensible, capaz de entonar una hermosa trova, entrar en un convento y luchar por su rey. En realidad su único conflicto es el de sus orígenes que es un conflicto resuelto ya que procede de una familia de alta alcurnia. Con todo ello aparecerá ante los oscuros orígenes del destino, ya que Manrique no sólo lucha contra la muerte, sino que verá o no verá todos sus deseos incumplidos, su amor apenas gozado, las dos mujeres que ama muertas y acaso, con ironía, su problema de cuna será reconocido de manera póstuma. En realidad como muchos héroes románticos es un perdedor.4
Don Nuño Conde de Luna: Es el personaje antagonista de Manrique. Es el poder y la victoria, aunque también desgraciado ya que la mujer que ama está enamorado de su gran rival y enemigo, es un hombre duro, herido en su honor por la mujer a la que ama. Su poder reside en dar la muerte a sus rivales, aunque este se volverá contra él al conocer que ha dado la muerte a su hermano. Es un personaje de una pieza que desempeña su antipático papel para hacer resaltar el carácter del protagonista.
Leonor: Es la clásica heroína romántica capaz de amar y de odiar, capaz de darlo todo, hasta su vida por el hombre al que ama. Posee como mujer las virtudes que Manrique tiene como varón, además es un propósito su momento mejor es cuando duda entre el amor profano que le une a Manrique o el amor sagrado que le une a Dios al haber tomado los hábitos. Es un personaje que llega a faltar a s palabra para salvar al hombre al que ama, prometiéndole a Don Nuño amor eterno para después suicidarse, es prototipo romántico por todo ello.
Azucena: Es el personaje más original de la obra, su fin debe ser vengar a su madre pero ella lucha toda su vida contra su destino criando al hijo de su enemigo, su sed de venganza se ve sofocada por el amor filial. Pertenece a una comunidad marginada, una sociedad en el que el honor está muy arraigada debe luchar contra eso para no liberar a Manrique de su destino, ser hijo de una gitana cuando en realidad lo es de un Conde. Posee vigor, fiereza y a la vez desolación y primitiva ternura que hacen de sus apariciones escénicas del interés del espectador por este personaje.
Lo demás personajes que aparecen en la obra son criados o amigos que apenas influyen en la acción y que no se nos da ampliación sobre su personalidad, o vida. Son Ferrando, Jimena, Guzmán, Lope, Ruiz, y otros que ni si quiera vienen don nombre son simples elementos que aunque activos no dejan de ser parte del decorado de la obra.
Respecto al lugar y el tiempo, los doce cuadros nos sitúan en lugares muy diversos, unos abiertos y otros cerrados. La diversidad se rige también en cuanto a los registros sociales que van desde el salón de un palacio real a la cabaña de una gitana, pasando por calles, calabozos, conventos y campamentos militares. Esta diversidad es típicamente romántica ya que así se rompía con los esquemas propios del teatro neoclásico y con su escrupuloso respeto por las unidades de acción, de tiempo y lugar, factor vital en todo el teatro romántico que uno de sus postulados era luchar contra el teatro neoclásico al cual calificaban de pseudoteatro o teatro muy poco realista y sobre todo desfasado.
El tiempo en la obra también es muy libre, el espectador debe de tomar conciencia de que este ha transcurrido por las
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