LUCHA POR LA LIBERTAD DE SUPERVIVENCIA DE LA HUMANIDAD

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En la película se cuestiona el verdadero sentido de la naturaleza humana, en la que entran en juego nuestros derechos como personas, los cuales se quedan en el vacío cuando se vulneran los derechos de inocentes, que lo único que buscaban era su tan anhelada libertad. Este es un claro ejemplo de los alcances a los que llega la humanidad por la sed de poder, sed que acaba con cualquier principio ético-moral, y hace salir la peor cara de la humanidad.

Se cuestiona por la corona española y por los estados del sur de EE.UU, la necesidad de la esclavitud, como forma de desarrollo de sus economías, ante lo cual tratan a los esclavos como mercancía, quitándoles toda propiedad que los identifique como humanos, y como seres vivos, sensibles y con derechos.

La esclavitud es una forma de supresión, en la que sale a flote la maldad representada en la máxima expresión del miedo, la necesidad de poder, el odio y la venganza, dirigida a un grupo social vulnerable, grupo que cambia a través de la historia y que permanece vigente, no ante las mismas condiciones. Actualmente se ve la dependencia y abuso de poder de las denominadas grandes potencias mundiales con los países tercermundistas, a lo cual nace la paradoja de estos países que cambian esclavos violentados y obligados por la fuerza física, por unos doblegados, entregados y subordinados, bajo un poder persuasivo, económico, político y a veces como de “superioridad”.

El pueblo africano ahora “libre” sigue en la misma situación de hace siglos en la que se ven enfrentados a una pobreza extrema, y a ser esclavos esta vez por trabajo y dinero, por la incansable y necesaria lucha por la supervivencia. La iglesia da la explicación de una maldición milenaria, que tantas vidas inocentes han culminado por el hambre, la sed y uno tras uno de los golpes a este pueblo que se resiste a morir y quedar en el olvido.

La discriminación racial y la Xenofobia son cruces con las que la humanidad tendrá que cargar por un largo periodo de tiempo, almenos hasta que nos reconozcamos como hermanos nacidos iguales, objetivo que es muy complejo por la multidiversidad cultural, la diversificación de pensamiento, que nos ha permitido un leve desarrollo traducido en un balbuceo en la infinidad del universo.

Como seres humanos nace la pregunta de ¿cuándo, cómo y dónde surgirá ese templo de paz que la religión nos ha prometido y con el que como humanos soñamos?, nace a la vez la pregunta de ¿hasta donde pueden llegar los alcances de la humanidad por el anhelo insaciable de poder? Y ¿qué somos capaces de hacer para lograrlo?

La humanidad nos ha demostrado a través de las historia con una avanzada espacialidad territorial en un tiempo llamado, Egipto, Roma, Mongolia, China, España, Inglaterra, Alemania etc, la capacidad del hombre para llegar y satisfacer sus deseos e ideales, sin importar encima de cuantas personas se erija su trono, mando y/o autoridad.

Razón por la cual es indiscutible el cuestionamiento sobre la confianza en nuestra raza y los alcances de la misma. Sobre esperar la tan anhelada felicidad que tanto deseamos con gran fervor, deseo que se ve empañado por nuestra incapacidad de aceptarnos como humanos, y de ser conscientes de lo que ello implica.

A diario vemos en los diversos medios de comunicación, noticias sobre el desprecio por parte del hombre hacia sí mismo, hacia el planeta que nos vio nacer, crecer y nos vera morir, a causas naturales o por la mano de nuestros “iguales”. Se cuestiona el título de “bestias” asignado a diferentes animales que actúan por instinto de supervivencia, al igual que lo hemos hecho nosotros, instinto por el cual se desdibuja toda racionalidad característica de nuestra especie. Actuamos en manada, como “animales” concepto que es tan cuestionado por nosotros mismos, gracias a el título que nos dieron algún día de “raza superior”, título por el cual vivimos ante una lucha diaria por sobrevivir en este hostil mundo en el que nuestras ideologías prevalecen sobre el carácter de nuestra humanidad.

Conclusión:

El reconocernos como hermanos, como una especia igualitaria, es una tarea de todos por la que debemos luchar hasta el cansancio, ya que este es el sueño anhelado de más de 14 mil millones de personas a nivel mundial, que deseamos vivir en un mundo de paz, libertad, equidad, igualdad y respeto, sueño por el que debemos trabajar con las uñas día a día y buscar la forma de tener un leve concepto de calidad de vida y un mundo mejor para todos.