¿Existe la privacidad?

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imparable. Los tribunales americanos comenzaron a aplicar y reconocer el nuevo derecho a la privacidad, mientras que en Europa tanto a nivel constitucional como legislativo y jurisprudencial se ha consolidado ya desde hace años el derecho a la intimidad, a la privacidad y, más recientemente el derecho a la protección de datos. El derecho al respeto a la vida privada ha sido incorporado a la práctica totalidad de los grandes instrumentos internacionales de reconocimiento de derechos fundamentales.

Se garantiza así la facultad del individuo de decidir básicamente por sí sólo sobre la difusión y utilización de sus datos personales.

Aunque a mi punto de vista la privacidad, aun con todos los acuerdos e instituciones que existan, no se respeta completamente, ya que es el mismo gobierno que viola tu derecho a la privacidad en diferentes maneras según para tu misma seguridad. Y si hablamos de las redes sociales o en sí de internet, la mayoría de programas, paginas apps etc. que para poder ingresar en ellas te piden obligatoriamente poder filtrar información de tus redes o de tus dispositivos móviles e incluso hacer uso de ellos cuando quieran, y ni hablar de las tarjetas de crédito en línea que es un extremo peligro. Pero es peor aun cuando en innumerables ocasiones de países en los que no hay en absoluto un marco jurídico de la protección de la intimidad y en los que por tanto es imposible intentar siquiera poner en marcha mecanismo efectivos de enforcement.

Así que podrán haber miles de organizaciones que protejan tu privacidad, pero uno de los mayores obstáculos que hoy se presentan para conseguir una efectiva garantía y tutela de la privacidad es la falta de instrumentos jurídicos que afirmen la extraterritorialidad de las conductas ilícitas de tratamiento informatizado de la información, en relación con las cuales el territorio físico no tiene, sencillamente, trascendencia alguna.

Es imprescindible que todos estemos concienciados sobre los riesgos a que nuestra privacidad está sometida, pero tampoco debemos resignarnos a carecer de privacidad o asumirlo como algo inevitable en la sociedad moderna.

La privacidad más como un derecho es una obligatoria necesidad.