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“OBSOLECENSIA PROGRAMADA Y ÉTICA DE LA PRODUCCIÓN.”.

Enviado por   •  9 de Enero de 2018  •  7.073 Palabras (29 Páginas)  •  305 Visitas

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V PACKARD (1960) THE WASTERMAKERS:

“La obsolescencia programada no es tan mala si bien en 1954 con la depresión de E.E U.U logro producir trabajo y más aún agilizar la economía. También ha logrado desgastar los recursos de nuestro mundo haciendo un lado el concepto de reparación por el de sustitución”

La obsolescencia programada asegura una continua demanda y, por tanto, una continua oferta. Esto implica un grandísimo desarrollo de la economía. Consiste en crear objetos breves que, mediante la innovación, crean sucesivamente necesidades en el consumidor, en la cual lo mantienen con la necesidad de consumir. La obsolescencia programada puede ser funcional, cuando el producto se deteriora de forma predeterminada; de diseño, que consiste en que un bien quede obsoleto al pasar de moda; o bien tecnológicamente, cuando el producto queda obsoleto dado a su tecnología diferenciada y, en ocasiones, incompatible con los nuevos avances y actualizaciones tecnológicas.

Con la obsolescencia programada se consigue un dinamismo económico, ya que da pie a la creación de puestos de trabajo en fábricas, transportistas de bienes, dependientes, servicio de reparación.

El problema más grave de este sistema es las consecuencias que conlleva: ¿qué pasa con todos los productos desechados, a dónde van? Pese a iniciativas creadas por las empresas que aseguran un mantenimiento ecológico de sus residuos, incluso en ocasiones ofrecen un servicio al que llevar el producto antiguo donde la empresa se encarga de su eliminación; la realidad muestra que, efectivamente, existen graves consecuencias. Toneladas de estos productos desechados van a parar a países tercermundistas, donde la basura y la contaminación perjudican muy gravemente a sus habitantes.

Por otro lado, con la obsolescencia programada se obliga al ciudadano a comprar y comprar. Se estudia el diseño de los productos que conlleve un fin de los mismos. Ante esto surge la pregunta sobre si esto es realmente ético, si es ético crear para destruir. Pero, ¿Qué pasaría si no existiera la obsolescencia programada? Esta es la pregunta transcendental.

Si la obsolescencia programada no existiese, la consecuencia más inmediata de que los productos no se averíen, es que no existe la necesidad de comprar uno nuevo, por lo que la demanda de estos productos desciende hasta prácticamente hacerse inexistente. Esto conlleva a la eliminación de miles de puestos de trabajo, ya sean de ejecutivos, empresarios, dependientes, transportistas de estos bienes, incluso la disminución de la demanda de materias primas. Como vemos, los puestos de trabajo se reducen a la producción de bienes caducos por naturaleza, como los alimentos; y otros servicios como la educación y la sanidad.

Pero claro, ¿qué necesidad existe de trabajar, de ganar dinero, si ya no existe la necesidad de consumir? Si ya todo el mundo tiene lo que necesita, no necesita trabajar para ganar dinero, ya que no tiene en qué emplear ese dinero más que en comida, diversión y otros servicios.

Por lo tanto, no hay tanta necesidad de trabajar, por lo que se hace compatible con la reducción de puestos de trabajo. Esto conlleva a un gran aumento del ocio.

La principal dedicación de las personas pasaría a ser el entretenimiento, pero ¿durante cuánto tiempo disfruta un ser humano de esto? Llega un momento en el que al ser humano se le despierta la necesidad de producir, de verse auto realizado. Al no conseguirlo, el ser humano entra en una gran depresión, ya que no ve sentido a su vida.

ECONOMÍA DEL CRECIMIENTO

Es la economía que se lleva a cabo por el hecho de que las persones compren en grandes cantidades, muchas veces innecesariamente, para que así , la relación de consumidor y fabricante sea cada vez mayor, todos compremos por comprar, para enriquecer a algunos y empobrecer a otros.

SOCIEDAD DE CONSUMO

Es la sociedad que tenemos hoy en día, se caracteriza porque los consumidores compran sin necesidad, solo con el fin de tener cosas nuevas, pues es así la ideología que se implanta en la sociedad desde el punto de mira de los fabricantes, el cual se transmite mediante la publicidad a nuestros ojos, que lo ven como algo totalmente necesario que hay que hacer, consumir, comprar y gastar.

Se sabe que para que este proceso, o mal poco ético se dé, tiene que haber una relación y una de las principales puertas de este mal es el consumidor

EL ELEMENTO CLAVE: EL CONSUMIDOR

Señalar como culpables de las miserias de este sistema a los “despiadados” empresarios es una postura demasiado cómoda. Más aun teniendo en cuenta que todo el engranaje no funcionaría si no contase con la complicidad del consumidor.

Como individuos, es cierto que estamos sometidos a un continuo bombardeo de mensajes que nos invitan a adquirir productos. Pero no es menos cierto que la decisión final es al 100% responsabilidad de cada uno. Somos nosotros quienes pedimos crédito a los bancos para comprar objetos, bienes o servicios que no necesitamos.

La economía occidental se sustenta en el crecimiento. Pero es un crecimiento que no está encauzado a un objetivo palpable ni un fin concreto: “Es un crecer por crecer”. La funcionalidad del sistema está basada en el consumo. Si no se compra, no hay crecimiento, y, por consiguiente, el sistema no es sostenible. Así que en última instancia, es el consumidor quien tiene la potestad de fomentar o rechazar la obsolescencia programada.

Resulta sencillo dejarse llevar por el victimismo y pensar que el consumidor poco o nada puede hacer ante las grandes empresas. Sin embargo, la demanda común interpuesta contra Apple por la vida limitada de las baterías de su IPhone demuestra lo contrario. En la era de las comunicaciones y la información, el ciudadano tiene más voz y fuerza que nunca. De ese modo, el consumidor debe asumir su parte de responsabilidad en el sistema económico. Tiene un deber moral para con el mercado que pasa por fomentar un consumo responsable que ejerza presión en los procesos de producción y políticas sociales de las empresas. No hay que pasar por alto que las modas, claves en el consumo, son propagadas por el ciudadano más allá de las campañas publicitarias de los productos.

Todo esto debidamente explicado anteriormente nos lleva a lo que se llama actualmente consumismo lo cual es la acción y efecto de consumir o gastar todo tipo de productos. En términos económicos se entiende por consumo la etapa final del proceso económico, especialmente del productivo.

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