Antecedentes históricos y análisis crítico del movimiento obrero (ensayo)

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existía en la clandestinidad. Uno de los pilares de este movimiento fue Robert Owen, ya que para 1834 los ingleses fundaron la Grand National Consolidated Trade Union, que se componía de más de 500 mil trabajadores de diferentes industrias.

En 1884, en Francia, la integración sindical inspirada en el Manifiesto de los Iguales y la Historia de la Conspiración, logró su cometido, era un sindicalismo revolucionario, contrario al sindicalismo gremial que se presentó en Inglaterra. En 1895 los trabajadores franceses integraron el Limoges la Confédération General du Travail.

Surge en 1862 la primera exposición internacional del sindicalismo convocada por los ingleses y que lograron reunir a más de 300 líderes obreros de la llamada Fiesta de la Fraternidad, provenientes de Francia y Alemania. Se pactó la solidaridad entre los sindicalistas de estas naciones para unificarla formalmente. Posteriormente en 1864, en otra reunión de este tipo, asistió Carlos Marx, quien redactó las bases y el discurso inaugural del congreso de fundación. Un año después la Internacional demostró su fuerza cuando los sindicalistas ingleses sostuvieron económicamente las huelgas de los trabajadores franceses.

En 1889 surge la Segunda Internacional, con un panorama político y social diferente a la primera, con los congresos Socialistas Internacionales, con una afiliación de hasta 12 millones de trabajadores en el mundo, y su influencia solucionó muchos conflictos laborales. Esta etapa se resalta porque comienzan a surgir los intereses de grupos ya no con un fin común, se cuestionan las teorías de Marx y se dividen en grupos tales como Jaurés contra Guesde, en Francia; Ferri contra Turati, en Italia; Kausky contra Bernstei, en Alemania; Lenín contra Pejanov, en Rusia. Esta etapa concluye con la llegada de la segunda Guerra Mundial, en la que cada grupo sindical mostró su apoyo a su país natal con lo que hubo rupturas en las organizaciones.

Concluida la Guerra, da inicio la Tercera Internacional, cuyo objetivo era el de integrar a la masa sindical, sin embargo en la reunión de 1919, celebrada en Berna, no se concretó esta unión, sino hasta la reunión de Moscú, en el mismo año, cuando a instancia de los sindicatos rusos se integró la Tercera Internacional, organización de corte comunista. Se logró la afiliación de 23 países. Su principal lema era revolucionario y su acción primordial consistía en fomentar el descontento popular y la violencia para la transformación.

Nuevamente los intereses encontrados traen como consecuencia que en 1949, se alíen los grupos disidentes para formar otra organización similar a la Federación Sindical Mundial, los cuales fueron las Trade Unions británicas y las enormes centrales estadounidenses: Federación Americana del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales. Estas se reunieron en Londres en 1949 con una audiencia sindical de 53 países, con 48 millones de trabajadores, denominándose como Confederación del Trabajo del Mundo Libre.

Derivado de este movimiento, es cuando los líderes sindicales se dan cuenta de la importancia de la unión y que con ella lograban acuerdos que por sí solos no hubiesen hecho, es entonces cuando surgen las Federaciones y confederaciones sindicales. En la actualidad continua esta tendencia, ya que ningún sindicato sobreviviría si no se integra a estas grandes centrales, pues ellas proporcionan presencia, mayor fuerza, relación sindical, políticas globales en materia sindical.

A través de los años, se han instaurado diversas clasificaciones de sindicatos, entre la que se destacan: el sindicalismo revolucionario, el sindicalismo comunista, el sindicalismo católico y el sindicalismo reformista

A manera de conclusión, el origen y la génesis que ha ido teniendo el sindicalismo hasta conformarse en la figura que actualmente conocemos, ha traído como consecuencia en un primer momento, el reconocimiento de los derechos laborales y, en la actualidad, con el paradigma de los derechos humanos el respeto y reconocimiento de éstos como parte del Pacto de Derechos Políticos y Sociales. Indefectiblemente, la suma de todas las fuerzas individuales trae como resultado un beneficio mayor que si fuese hecho de manera individual. En el caso de nuestro país, tristemente vemos que han existido sindicatos llamados blancos, los cuales, sus líderes abogan por sus intereses personales y no por la mayoría de sus agremiados. El cobro de las cuotas que son pagadas por sus afiliados, en muchas ocasiones no son aplicadas en beneficio para ellos. Vemos como las empresas intermediarias se han apoderado de los derechos de los trabajadores y saqueado a los patrones, que ante el mal argumento de que no son patrones directos, se ahorran las prestaciones adicionales que pudieran tener en sus contratos colectivos. Con ello, se pierde el espíritu del sindicalismo, que es precisamente la defensa y respeto de los derechos de la base trabajadora y no únicamente de sus representantes.

“La defensa de los derechos de los trabajadores”