DE TAL PALO TAL ASTILLA... AUNQUE LA ASTILLA SEA DE OTRO MADERO.

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Uno de esos destinos era la ciudad de Bogotá, la familia Echeverría, liderada por su abuela, tías y primas querían tenerla cerca, y brindarle la oportunidad de estudiar allá; pero esto ameritaba estar a 9 horas de camino del recuentro con su madre y hermanos. Además, por cuestiones económicas eso no iba a ser muy frecuente; pues los costos de los viajes eran altos, por lo tanto serían limitados. Aun así, su madre seguía en pie pensando en el futuro de su amada hija.

Recuerdo el viejo dicho “Quien quiere marrones que aguante tirones”.

Y lo aplico respondiéndolo con otro, también escuchado y es “Dios aprieta pero no ahorca “Este dilema entre madre e hija estaba por llegar a un punto de flexibilidad entre la oportunidad de un mejor porvenir y a horas más cerca de su casa y familia.

Es en ese momento, Silvia conoce el concepto de familia mucho más extenso donde su prima Gloria Nancy se convertiría en su tutora, y sus lazos familiares florecerían, como amigas, como hermanas y como una hija acogida en el seno familiar. Junto a su esposo William Egea y su pequeño hijo William Ricardo.

¡Llegada a Barrancabermeja! Silvia vine con toda su expectativa, de un lugar nuevo, nuevas personas, nuevos amigos e ingresa a su formación académica en el Instituto Técnico Superior de Comercio del cual se gradúa en el año 2003. Durante su paso por la secundaria Silvia se vincula en el mundo teatral a través de la Asociación Artística Cultura y Petróleo, lugar en donde se forma como actriz y comienza a descubrir su gusto por el dibujo y la pintura, pues ya no solo era actriz o pintora sino que por medio de sus padres adoptivos encontró la vocación de enseñar, las artes y nace La Escuela de Artes Las Tablas, que se encuentra vinculada a diversas propuestas artísticas en diferentes Instituciones educativas de la ciudad y en diferentes proyectos culturales de la ciudad.

En este punto de la línea del tiempo, es donde me encuentro con Silvia, como compañera de vida, en nuestra profesión de enseñar a crear; pues juntas fuimos al colegio, juntas fuimos a la Universidad Industrial de Santander, ella es maestra en Bellas Artes y es allí donde nace una amistad que a lo largo del tiempo se mantiene intacta, como en familia.

Hoy Silvia Patricia Sarmiento Echeverría, es madre de Mateo y Alejandro; esposa de Jhon Alemán. Juntos tienen un lindo hogar y como familia valoran el arte como un arma poderosa para combatir desigualdades e injusticias. Amiga, hermana, hija, maestra, compañera, colega, artista que puede transformar realidades, una artista de servicio hacia la comunidad, ante a las necesidades que se presentan.

Para concluir, a sus 31 años Silvia Patricia es maestra de secundaria y maestra universitaria en Artes, sigue moviéndose en su carrera plástica, participando de muestras nacionales e internacionales; en donde su talento la hace brillar. El performance, es un fuerte de expresión en el que combina sus saberes plásticos con los escénicos. Ella heredó la sencillez y el corazón noble de su madre y de sus padres adoptivos heredó las ganas de dejar un huella en el mundo, de sembrar para recoger frutos; por medio de la enseñanza a otros. Por eso considero que Silvia Patricia Sarmiento Echeverría, antes Laura Vargas y actualmente Luna Echeverria con su nombre artístico, es una astilla de tal palo, aunque sea de otro madero.