EL DETERIORO DEL MEDIO AMBIENTE, REFLEJO DE UN SISTEMA NEOLIBERAL QUE ABRUMA

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Las políticas de Estado presentan esta explotación minera como una gran posibilidad de desarrollo, es así como estos días escuchábamos insistentemente en las propagandas de los canales nacionales más vistos y en el horario de mayor audiencia: “la minería es de todos y para todos”, es una propaganda absurda que ha sido creada por el ministerio de minas y energías, buscando la forma de implantar un pensamiento en la sociedad para promover la excavación de los recursos dando a creer que es indispensable, manipulando a las personas llevándolas a la aprobación de esta idea que al final no trae ningún beneficio para las comunidades sino que va afectando más el medio ambiente y provoca los hacinamientos masivos en las partes urbanas, desmejorando proporcionalmente la producción agrícola que durante mucho tiempo ha sido una de las principales fuentes de economía y sustento en nuestro país, o ¿Será que vamos a alimentar nuestras familias con carbón, billetes o con arroz plástico importado de los países desarrollados? ¿O seremos cuerpos celestes que viviremos de la industria del entretenimiento generado por los avances tecnológicos?

No solo la minería es una forma de contaminación y de implementar un pensamiento como el que se habló anteriormente, también una práctica generadora de contaminación y desastre natural es la construcción de hidroeléctricas, pues aunque son prácticas para crear energías limpias, sus procedimientos están generando un gran impacto ambiental.

En un artículo publicado en el blog de Vanguardia Liberal, escrito por Jaime Rodríguez Buitrago, el 11 de marzo de 2009, señala que mientras en los países industrializados la construcción de represas es casi un imposible desde hace más de 20 años, visto los enormes daños ambientales generados, aún más se ha dado un desmonte de estas en un número considerable y los ríos vuelven a correr sobre su cauce y recuperan el caudal represado en los últimos cien años, porque para los países industrializados hoy en día el medio ambiente es una prioridad.

El medio ambiente, una prioridad, para quienes quieren vivir a consta de los recursos y el deterioro de nuestro ecosistema ocasionando grandiosos beneficiosos económicos y mayor progreso a su favor. Un caso evidente lo presenciamos en el contexto del municipio de San Vicente de Chucuri, con la construcción de la represa Hidrosogamoso, que se pronosticaba sería de gran beneficio para la región en cuanto generaría muchos empleos, energía, turismo y progreso, pero de lo que no se advirtió es que todos estos beneficios no se harían efectivos a favor de los pobladores de la región sino de los monopolios extranjeros que poco a poco se están adueñando del manejo de la misma, sin descontar el deterioro ambiental que realmente se está percibiendo.

Ahora bien, según señala Enrique Díez en su libro Globalización y educación crítica, “Los modelos neoliberales apuntan a la construcción de un sentido común como “modelo de la normalidad”, es decir, un sentido que acepte este tipo de sociedad como algo natural e inmodificable, quedando sólo lugar para la adaptación a la misma”[6]. Tal es la percepción que se da en el parecer de los campesinos de la región que expresan que al inició ellos organizaron marchas, protestas, comunicados… como opciones de resistencia y sin embargo se impuso la ley del más fuerte, del que posee los recursos y la maquinaria política para manejar este país a su antojo. Ahora, expresa un campesino de la zona “con la minería va a pasar lo mismo”, una expresión que revela el pesimismo y la resignación ante la cual no queda otro remedio que adaptarse a las circunstancias.

Pues sí, es una triste realidad a la que nos vemos sometidos los integrantes de un país en vía de un mejoramiento en el que nuestros gobernantes han optado por traer un “desarrollo” a su pueblo y generar una mejor economía; el problema es que el avance está siendo dirigido por los países desarrollados los cuales buscan recursos para satisfacer sus necesidades aplicando formas desnaturalizadas para poderlos obtener, prácticas en las que no se tiene ninguna consideración de la naturaleza, pues solo importa obtener una ganancia de los recursos naturales. Pero aunque sabemos los daños que nos traen esas prácticas los ciudadanos nos vemos impotentes ante ellas, ya que son realizadas por multinacionales que cuentan con el apoyo de nuestro gobierno y que según nos hacen creer nos traerán el deseado “progreso”.

Es cierto que las anteriores sociedades, han explotado también la tierra, domesticado las plantas, los animales y explotado los minerales, pero lo hacían para satisfacer necesidades concretas; lo cual no daba una mayor variación en el ecosistema, dándole la oportunidad al planeta de recuperarse del daño generado.

En todo este panorama, un poco sombrío de nuestra realidad, queremos apostarle a la educación como una herramienta de construcción de sentidos y un camino para fortalecer procesos de mejoramiento tanto a nivel personal como social. Pero ¿Qué modelo de educación puede aportarle a la reconstrucción de la conciencia ambiental? Si educamos a los niños y jóvenes estamos generando sensibilidad en ellos, serán los adultos del mañana que luchen por la defensa, conservación y protección del medio ambiente. Para Plutarco, "la educación juega un papel de suma importancia en la vida del hombre, naturaleza y educación deben conjugarse para hacer del hombre un ser perfecto y feliz"[7].

El autor Enrique Díez, antes citado, le apuesta a un modelo de educación alternativo al que llama “educación crítica”, señala: La educación crítica es una pedagogía de resistencia, frente a la globalización neoliberal, pero también de proyección de alternativas y experiencias educativas que hagan posible pensar la educación desde otros parámetros diferentes[8]. Necesitamos salir del modelo de educativo bancario en la que nos hemos estado educando por tanto tiempo, limitando a los estudiantes a visiones reducidas del mundo y abrir espacio a un modelo más participativo y que comprometa con la realidad. La educación crítica, como “pedagogía de resistencia” señala el autor, “ha de conectar el trabajo escolar con los asuntos de la vida real social y política de nuestra sociedad[9] y esto debe llevarnos a un compromiso más consciente del papel de todos los miembros de la comunidad educativa con nuestro presente y futuro en el que la tierra, la casa donde vivimos, es nuestra responsabilidad inmediata.

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