El Incumplimiento deberes escolares debido a maltrato infantil

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Tal como lo expone: Cortés M. y Cantón J. (1997) mencionan que el abuso infantil ha existido siempre durante los últimos 150 años cuando ha ido emergiendo como un problema social y una considerable cantidad de instituciones sociales y legales se han ocupado de él y que al inicio no recibió, éste fenómeno, atención como tal, sino que dentro del esfuerzo para acabar con el problema de los niños vagabundos e indigentes se encontraron diversos casos de maltrato infantil.

Hay muchos psicólogos y sociólogos defienden que el ser es autor libre de sus actos, sin embargo hay otros indicios que confirmarían lo contrario; dado que los seres humanos tienden a actuar según sus propias experiencias guardando en la parte de memoria denominado “super yo” poco estudiada, pero que genera aquellos recuerdos no gratos pero que sin embargo están listos para aflorar a lo largo de las experiencias de las personas; y es allí donde radicaría el factor de “violencia en cadena”.

Papalia D. y Olds (1998) señalan que cuando los niños son conscientes de su propia persona, su educación puede ser un reto desconcertante y complejo, los padres de hoy educan a sus hijos repitiendo los patrones que sus padres les aplicaron y otros adoptan prácticas muy diferentes a las que utilizaron con ellos, éstos autores describen 3 clases de estilos de paternidad basándose en Baumrid(1971) y Black. T., (1967).

Las escuelas, son para todo niño y adolescente el segundo hogar donde pasan igual o más tiempo que en sus hogares de origen. Un adolescente es un ente Bio –Psico – Espiritual por naturaleza, para desarrollar cualquier aspecto de su persona necesita tener los otros dos en funcionamiento.

Si 85% de niños ingresan a la escuela con un coeficiente intelectual similar, por qué hay diferencias significativas en el aprendizaje escolar de estos niños, si fuera real que solo el factor intelectual es influyente en el desarrollo cognitivo, todos los niños de un mismo salón, deberían tener el mismo avance; sin embargo se aprecia en la realidad que esto no es así. Por ello se indaga en los otros 2 factores que incluyen la formación personal.

Si un niño o adolescente no se encuentra bien alimentado se enferma, falta a clases, pierde cursos, y tiene una desventaja con sus compañeros. Este factor es real y fácil de entender sin embargo, si el rendimiento académico se centrara solo en asistencias a las escuelas; los niños que sufren de varicela u otras enfermedades que acarrean largas ausencias escolares, no tendrían oportunidad de recuperarse académicamente. Y es comprobable que no es así, y aún los niños con mayores inasistencias no son los niños con notas menos alentadoras.

Los estudios realizados en adolescentes muestran retrasos en el rendimiento escolar. Kent (1976, cit. en Maher, 1990), en un estudio realizado con trabajadores sociales, encontró que el 53% del grupo maltratado, fueron considerados como debajo del promedio o que fracasaban en su trabajo escolar, las calificaciones en el C. I. revelaron que el 44% de los niños tenían coeficientes menores o equivalentes a 89. Por su parte Martín (1976, cit. en Maher, 1990) demostró que en aquellos niños que tienen coeficientes normales, el 45% reveló retraso del lenguaje, con una diferencia promedio de 14 puntos entre las calificaciones del lenguaje y los de la inteligencia.

En vista de que el lenguaje es una de las principales funciones en el avance educativo, en especial en la lectura y en la escritura, la propensión al retraso educativo en niños maltratados es fuerte. Fitch, Cadol, Goldson, Wendell, Swartz y Jackson (1976) y Friedrich, Einbender y Luecke (1983) usaron la escala de McCarthy de habilidades infantiles, con niños preescolares, y descubrieron que los niños maltratados obtenían calificaciones generales más bajas en la evaluación de los aspectos de desempeño verbal y conceptual, de memoria cuantitativa y habilidades motrices, en comparación con los controles.