Gayle Rubin. Interés por entender la universalidad del patriarcado a través de Freud y el psicoanálisis..

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una opresión biológica sino una opresión cultural" (Ei, 52). Para analizar la opresión se deben examinar las estructuras de poder existentes, analizando el proceso y las relaciones de poder, para analizar cómo las mujeres comparten la opresión pero considerando que estas se distinguen según las clases y las razas.

Para las feministas socialistas el poder tiene sus raíces en la clase social tanto como en el patriarcado. La división sexual del trabajo es una división social que se apoya en argumentos y racionalizaciones que apelan a supuestas peculiaridades de cada sexo, pero la definición de estas peculiaridades es cultural "la división del trabajo en función del sexo lo es función del sexo culturalmente definido".

El patriarcado se define como “patriarcado capitalista” y tiene una base económica (Eisenstein 1978,1980). Ni el capitalismo ni el patriarcado son autónomos. La únión de ambos sistemas de dominación –sexual y de clase- será explicada por las feministas socialistas con lo que se ha conocido como Teorías del Doble Sistema. La propuesta es ampliar el método materialista histórico de modo que incorpore las relaciones de las mujeres con la división sexual del trabajo y conciba a la sociedad como productora/reproductora, al tiempo que incorpore también al formulación ideológica de esta relación. Analizar el ámbito de la mfamilia y el trabajo domético en relación con los procesos de reproducción material e ideológica de la fuerza de trabajo; las condiciones específicas de la explotación de las mujeres y la relación entre las divisiones de género en el seno de las clases sociales. Eisentein argumenta que el feminismo socialista no es la suma de socialismo y feminismo sino que supone una redefinición de ambas teorías, un replanteamiento del método marxista basado en una comprensión dialéctica de las relaciones entre sexo y clase. Con el concepto “patriarcado capitalista” Eisentein pretende acentuar una relación dialéctica que se refuerza mutuamente entre la estructura de clases capitalista y la estructuración sexual jerarquizada (Eisenstein, 1978-1980:15). En consecuencia, la explicación de la opresión de las mujeres proviene de su ubicación como clase y por la existencia de papeles diferenciados jerárquicamente en función del sexo.

Para las feministas socialistas, el materialismo histórico no se define en términos de la relaciones de producción sin comprender su conexión con las relaciones que surgen de la sexualidad de la mujer, es decir, las relacioens de reproducción.. Es fundamental la ideología.

Sheila Rowbotham escribe en Women, Resistence and Revolution (1972) que es necesario tener en cuenta tanto las relaciones sociales de producción como las de reproducción en cualquier teoría revolucionaria. Según Einsenstein "Las relaciones de producción y reproducción, son las que determinan las relaciones que tiene una mujer consigo misma y con la sociedad como ser reproductor". No podemos decir que la mujer como reproductora es la característica universal de la supremacía masculina. No podemos ver así las relaciones que determinan la reproducción. "La reproducción no es en sí misma el problema sino las relaciones que la determinan y la refuerzan" (Eisenstein, 58). El patriarcado ha sido sostenido a través del a división sexual del trbajao y la sociedad que ha estado fundamentada en el uso cultura, social y económico del cuepro de la mujer. Las desigualdades surgieron del mecanismo para controlar la posición de la mujer como reproductora, a través de los sistemas de intercambio. LAs mujeres eran las ortogadas y no tenían control sobre sus vidas. Estp jace q el hombre controle