HISTORIA DE LAS IDEAS PSICOLÓGICAS.
Enviado por Sara • 23 de Abril de 2018 • 16.724 Palabras (67 Páginas) • 365 Visitas
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Esta necesidad se basa también en una característica peculiar de la Psicología: no es aun una ciencia en el sentido que se le pudiera aplicar desde las Ciencias Naturales. Existen varias formas de pensar y hacer la Psicología, y hasta este momento no se ha encontrado un cuerpo estable de conocimientos y métodos que se pueda llamar inequívocamente y por todos los psicólogos, “la” Psicología. La historia permite comprender esta diversidad, su origen y desarrollo, las promesas de integración propuestas o incumplidas. De todas estas dudas y certezas a medias se ha construido esta ciencia, que más allá de discusiones doctrinarias y desencuentros profesionales parece ser cada vez más imprescindible en el mundo que se nos viene encima.
El libro está conformado de seis capítulos. El primero cubre el periodo de producción de ideas psicológicas referidas a la magia, el mito, la religión y la Filosofía. El segundo capítulo asiste a la fundación de la Psicología ya como ciencia y sus primeros programas de investigación. Los capítulos siguientes abordan las teorías y sistemas contemporáneos ordenados por su adscripción epistemológica y concluyen con un resumen crítico del alcance de cada propuesta. Coinciden con unidades temáticas del programa de estudio que pudieran completarse en el futuro con otros temas.
Sería inadecuado no identificar la posición teórica del propio autor, en tanto cualquier reflexión depende de este referente. La selección de contenidos, el análisis de los textos y su ordenamiento docente se hace desde el Enfoque Histórico-Cultural en la Psicología y por tanto, desde la posición epistemológica dialéctica e histórica de Marx. Sin embargo, he preferido evitar todo juicio condenatorio de las teorías que no se alinean con este pensamiento. Es mi criterio que solo el convencimiento personal puede garantizar una posición teórica auténtica por más que una autoridad, una tradición o un reconocimiento social apunten en una dirección definida; además, todo conocimiento que logró asegurar un lugar en la historia añade un grano de verdad a la ciencia y posee un valor propio. En consecuencia, la valoración de cada línea de pensamiento se hace desde su interior o desde su propia época histórica, y no desde una revelación de verdades absolutas.
Una mención aparte merece la bibliografía utilizada. En tanto libro de texto he preferido una solución poco usual: solo reseñar la bibliografía secundaria que ha servido de base a programas de formación en la temática histórica entre nosotros o que han resultado relevantes para la redacción de este texto. No se presenta una bibliografía extensa, ni actualizada. Esta confesión puede parecer arriesgada, pero está inspirada en una necesidad de formación profesional mínima, no en una formación académica que demasiadas veces se satisface en definir el valor de una obra por su lista bibliográfica, los autores reconocidos y las fechas recientes y no por su contenido real. En consecuencia, la bibliografía es escasa pero significativa. Al final del texto además de su presentación, se hace un comentario crítico de cada libro con el fin de orientar al futuro lector que desee consultarlo. No solo aparecen obras de historia propiamente dicha: se incluye otro tipo de textos que aportaron claridad y orden, al menos al pensamiento del autor, sin descartar las enciclopedias. También se incluyen textos y materiales de apoyo elaborados por autores cubanos que han sido de gran utilidad. La misma consideración se siguió con las citas: no se incluyeron citas textuales en ningún caso, aunque se mencionan los autores de los contenidos descritos. Cualquier señalamiento a los autores consultados aparece en el comentario final de la bibliografía.
El último punto es en realidad el primero: los agradecimientos. Detrás de un libro de texto como este, independientemente de su calidad, alcance y vigencia, está la labor de muchas personas y colectividades, que de manera directa o indirecta e incluso hasta inconscientemente han colaborado en su realización. Agradecer a todos sería imposible e injusto, por el peligro de omisión. Sin embargo, un agradecimiento me parece inexcusable: me refiero a mis estudiantes de tantos años, que me ayudaron a dar forma, profundizar y redactar este texto. Ningún tribunal puede ser más severo que una clase de estudiantes; a ellos pues quiero dedicar este texto con la seguridad de que no habrá mejor crítico ni mejor lector que ellos mismos.
- HISTORIA DE LAS IDEAS PSICOLÓGICAS
- Metodología de la Historia de la Psicología.
El estudio de la Historia de una ciencia requiere como paso previo la exposición clara del método a utilizar y los problemas que se plantea resolver en su indagación y por supuesto, objetivos explícitos a alcanzar. Cuando esta Historia se hace con propósitos didácticos, la exigencia es superior, porque un contenido de aprendizaje de la historia supone el propio aprendizaje del método, o al menos la idea explícita de que existen diferentes formas de abordar y sistematizar este estudio. A veces se malinterpreta la historia como una secuencia temporal de hechos, historias de vida e ideas con sus fechas adosadas, como si fuera un relato del pasado, más o menos agradable o aburrido de acuerdo con la habilidad del autor, pero al que no se le concede mayor impacto en el presente y mucho menos para el futuro.
Sin embargo, la historia del pasado es la única clave para comprender el presente y para imaginar futuros probables. Para este propósito, la historia debe ser el conocimiento de una cadena de sentidos, intenciones que se realizan en el tiempo y que generan consecuencias que nos afectan en el presente y nos marcan los caminos del futuro. La historia no es un hecho y su fecha; es el sentido que tal hecho tiene para el presente y su valor para imaginar un futuro.
Cualquier historia es por lo tanto intencionada; supone una selección de hechos, personas e ideas de acuerdo con una trama de sentidos que se despliegan en el tiempo desde el pasado hasta el presente. Siempre son los hombres de hoy los que interpretan estas tramas de sentido, y para esto es necesario definir las intensiones del autor y los criterios de selección y organización de los datos. En la historia de una ciencia, es aun más relevante, en tanto implica una interpretación de conocimientos y métodos científicos, las formas socio-histórica de su aplicación y sobre todo los sentidos que poseen en un sistema social determinado. El descubrimiento científico por sí solo no hace historia: son sus aplicaciones y los sentidos que les confiere el mundo social en el que aparece los que lo definen como historia, curiosidad
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