Historia de las ideas en Argentina.

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Se habla de dos tipos de pactos: un pacto de sujeción y un pacto de asociación. En los escritos de Moreno es la utilización de la noción de “pacto de sujeción”, aquel por el cual los súbditos rinden obediencia o sumisión al soberano en tanto este realice un buen gobierno. En caso de incumplimiento los súbditos tienen derecho a la rebelión. En cambio, lo estricta y específicamente moderno es llamado “pacto de asociación”, por el cual los individuos deciden libremente conformar o construir una sociedad, es decir, deciden vivir juntos.

Los seres humanos son individuos anteriores a la sociedad y nacen portadores de ciertas potencias o derechos. El uso de los términos “pueblos” y “los pueblos”; a partir de la última etapa de la Edad Media europea se produce un fenómeno de individuación. Con el surgimiento de la modernidad, las sociedades serán consideradas una colección de individuos.

La realidad hispanoamericana se hallaba más cerca de una cultura comuna lista que de una individualista y moderna.

El contractual ismo más penetrante e influyente en Hispanoamérica fue el de Rousseau. En la sociedad moderna estamos ante una asociación de sujetos libres e iguales.

El uso del término “pueblos” en Hispanoamérica refiere a reinos, provincias o ciudades, y serán estos pueblos los que, conservando su soberanía, compondrán el conglomerado de la nación. Aquí “nación” significa “nación natural”.

En la América española, los pueblos están compuestos no por ciudadanos sino por vecinos, noción que incluye estatus desiguales y desigualdad de derechos.

Moreno ha utilizado la categoría “nación” agrupando al conjunto de los pueblos españoles. “nación” no puede significar de ninguna manera “nación argentina”. Esto por la sencilla razón de que no existe tal nación-

“Nación” como “patria” indicó el lugar de nacimiento y/o residencia.

Podemos considerar que, cuando Moreno dice “nación”, está diciendo “republica”; es decir, que piensa la forma nación a través de la lente de un conjunto de atributos y valores que no son otros que los valores republicanos.

Un discurso que sigue buscando en la religión lazos sociales y políticos y también criterios de hegemonía y obediencia.