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Resumen de historia económica argentina - Desde Perón hasta la actualidad

Enviado por   •  13 de Junio de 2018  •  23.402 Palabras (94 Páginas)  •  523 Visitas

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WALL STREET:

En 1925-26 se produjo una inflexión en la demanda cuando un huracán dejó a muchas personas sin hogar. El auge se vino abajo. En la prosperidad de la década del 20 influyeron otros factores. La construcción de viviendas particulares hasta mediados de la década y de locales comerciales y naves industriales había alcanzado un gran desarrollo en 1928. Los factores que regían el mercado de la vivienda eran distintos que los que dominaban los restantes sectores de la economía. El motivo principal era que las viviendas perduran por lo que su demanda puede ser aplazada. El de la vivienda es un mercado especulativo. Si las perspectivas son buenas, los constructores incrementan la producción hasta que el mercado se satura. La fuerte expansión experimentada en 1918-1925 fue provocada por una elevada tasa de inmigración. La construcción de edificios comerciales evolucionó paralelamente a la expansión general y mantuvo un elevado ritmo a lo largo de la década.

En USA lo más característico fue la expansión de los servicios financieros porque la presión que ejercieron sobre los centros comerciales hizo que las ciudades crecieran hacia arriba. Invención del ascensor. Industria del acero. Los especuladores se dedicaron a demoler los inmuebles más pequeños para levantar rascacielos. En los 20 la población de las grandes ciudades creció a mayor ritmo que la población total. Ello ocurrió a pesar de una tasa de inmigración mucho más baja, si bien los negros del Sur comenzaron a desplazarse hacia los núcleos del norte. Por primera vez la sociedad americana estuvo sometida a una cultura urbana.

El gobierno federal tuvo escasa participación directa en la prosperidad de aquellos años; su volumen de gastos era muy bajo y no hizo intento alguno de fortalecer el empleo o la inversión. Pero tampoco había motivo para ello. Los hombres de negocios pensaban que ellos invertían su dinero de una forma más productiva que el gobierno. Los presupuestos federales se cerraban con superávit, la presión fiscal era débil y los hombres de negocios querían que se los dejaran tranquilos. Las autoridades estatales gastaban solo en sectores que estimulaban directamente el crecimiento económico, como las carreteras.

La intervención del Estado en forma de aranceles aduaneros, en respuesta a las protestas de un pequeño número de industrias que se habían apropiado de patentes alemanas durante la guerra y tenían el regreso de la competencia alemana. Pero esto no fue lo que trajo el progreso, porque casi que no se importaba nada.

No existía una inflación que hiciera subir los costes y facilitar el acceso de los productos extranjeros y los servicios y las viviendas no podían ser importados. El crecimiento fue también estimulado por una política de créditos baratos. Entre 1914-1929 se multiplicaron, mientras que los precios se mantuvieron estables. Los tipos de interés fueron más bajos que antes de la guerra. El resultado más importante de la política de dinero barato fue que hizo posible la emisión de nuevas acciones y la especulación en el mercado inmobiliario. Mediante la emisión de acciones, las compañías podían obtener más capital del que necesitaban. Estas emisiones eran financiadas por los bancos cuya competencia significaba que los excedentes de numerario de las empresas se mantenían en depósitos a plazo con interés; de este modo aquella que no dependían de los bancos para sus necesidades ordinarias y podían emplear los depósitos para adquirir valores de otras firmas y especular con ellos. No cabe duda de que una gran parte de esta febril actividad financiera contribuyó a estimular la productividad hasta que a finales de 1928 perdió el control de la situación, alterándose el mercado. No cabe duda de que comprados con los llamados factores “reales”, los factores monetarios solamente pudieron influir marginalmente sobre la aparición y el mantenimiento de la prosperidad de la década del 1920. También tuvo extraordinaria importancia la capacidad de la economía americana de superar el ciclo económico. El auge económico de la posguerra, que se materializó en rápidas alzas de los costes y los precios, fue consecuencia de las constantes compras militares que se prolongaron hasta bien entrado el 1919 y del desencadenamiento de la demanda. El crédito era fácil de conseguir y la demanda de productos americanos procedentes de los países europeos seguía siendo elevada. Pero en 1920 la situación cambió. La producción descendió y el desempleo creció. La velocidad con que se contrajeron los precios y los salarios, lo que redujo rápidamente los costes y permitió que al cabo de un año se iniciara nuevamente la expansión. El crecimiento se mantuvo como antes. En número cada vez mayor pensaban que la expansión de esa década era permanente. Los precios no subían. Hubo un importante sector de la población que no se benefició con esta prosperidad y fueron las zonas deprimidas donde la industria textil y las minas de carbón tuvieron graves dificultades. Pero el mayor problema económico de la década fue que la agricultura no participó de la prosperidad industrial. La caída de los precios agrícolas llevó a muchos agricultores al convencimiento de que los ferrocarriles, los bancos y el patrón oro sustraían los beneficios. En los 20 los agricultores eran relativamente más pobres. Los precios agrícolas estaban cayendo en relación con los industriales. La propia tierra iba perdiendo valor.

El problema de los agricultores era que resultaba más fácil aumentar la producción que reducirla. La mayoría de los productos eran cultivados por gran número de agricultores, ninguno de ellos podía influir sobre su precio de venta. Frente a la caída de los precios el agricultor reaccionaba produciendo más. Pero en la década del 20 el consumo de productos alimentarios básicos aumentaba muy despacio y el ritmo de crecimiento de la población había experimentado un frenazo. La caída de los precios no llevaba aparejadas unas ventas mayores ni el consumo de productos alimentarios básicos crecía con unos ingresos mayores.

El estallido de la primera guerra exacerbó estos problemas. Bajo un estímulo de precios elevados la superficie cultivada creció rápidamente, poniéndose en explotación tierras marginales. El precio de la tierra subió fueron muchos los agricultores que tomaron dinero a prestito con la garantía de sus tierras para adquirir otras nuevas y equipo adicional. En 1920-21 finalizaron las garantías y el nivel de precios de la guerra, pero las deudas a plazo fijo contraídas seguían en pie. Aumentaron los arrendamientos. A pesar de todo la superficie cultivada aumentó en gran parte debido a la mecanización. En un primer momento el valor

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