Resumen Historia Argentina 1966-1989.
Enviado por tolero • 2 de Abril de 2018 • 2.664 Palabras (11 Páginas) • 714 Visitas
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La presidenta se apoyó en el ala derechista del peronismo, encabezada por su ministro Lopez Rega.
Hacia mediados de 1975, el conjunto de acuerdos que Perón había articulado y que habían constituido el eje de su proyecto de institucionalización política, habían fracasado y el país parecía marchar sin rumbo. La llegada de Celestino Rodrigo al Ministerio de Economía agudizó aún más los problemas. Con el apoyo de López Rega, Rodrigo adoptó una serie de medidas, conocidas como el “Rodrigazo”.
El rodrigazo implicaba una fuerte distribución del ingreso a favor del sector exportador y deprimía la actividad productiva ligada al mercado interno. Así, la alianza populista se resquebrajo.
Dictadura militar
El descontrol económico, la violencia política y la evidencia de la descomposición del gobierno abrieron la brecha por la cual los militares volvieron al gobierno. El 24 de marzo de 1976 la Junta Militar al mando de Jorge R. Videla (Ejército), derrocó al gobierno de María Estela Martínez de Perón e inauguró lo que denominó “Proceso de Reorganización Nacional”. Esta nueva intervención militar fue diferente de las anteriores.
Plan económico de Videla y Martin de Hoz
La política económica del gobierno militar fue decidida y ejecutada durante cinco años por José Alfredo Martínez de Hoz. Ministro de economía entre 1976 y 1981. Martínez de Hoz concentró un enorme poder, que le permitió tomar decisiones que transformaron profundamente el funcionamiento de la economía y la sociedad argentinas. El programa económico que Martínez de Hoz presentó al país el 2 de abril de 1976 era de inspiración liberal y postulaba la necesidad de pasar de una economía de especulación a una de producción, por medio del estímulo a la libre competencia y la limitación del papel del Estado en la economía. Estos objetivos no fueron alcanzados. Por el contrario, el resultado de la política económica de Martínez de Hoz fue un crecimiento explosivo de la especulación financiera y una caída dramática de las actividades productivas.
Luego de un periodo de transición de algunos meses, la política oficial abandono la ortodoxia. La nueva política económica fue anunciada en diciembre de 1978 y se prolongo hasta marzo de 1981, cuando finalizo el gobierno de facto de Videla.
En, tanto, la persistencia de una alta inflación reforzó la tenencia hacia la revaluación del peso. La alta tasa de interés y el levantamiento de las restricciones al ingreso de capitales alentaron un flujo importante de capitales.
El ingreso masivo de capitales también fue la causa de la expansión monetaria y el nuevo impulso inflacionario. Para combatir estas presiones generadas por sus políticas, martinez de hoz decidió adelantar el programa de reducción arancelaria. Los productores locales debieron hacer frente a una doble amenaza: el incremento de los costos financieros internos y el recrudecimiento de la competencia externa, reforzada por el dólar barato y la reducción de los aranceles. La rentabilidad de las empresas industriales declino a un ritmo acelerado. Incluso los productores pampeanos, aunque beneficiados por ventajas comparativas extraordinarias, se vieron perjudicados por el atraso cambiario, que reducía considerablemente sus ingresos.
La producción industrial fue la principal afectada, en especial la industria textil, de la madera y la rama de metales básicos. A finales de 1979 y en 1980, estallo una recesión que provoco un gran numero de quebrantos.
Entre 1979 y 1980, la deuda externa privada se incremento un 200%. Gran parte de ella fue contraída por un numero reducido de grupos económicos, que tenían inversiones diversificadas en la producción y los servicios.
La crisis financiera se vio agravada por la inestabilidad política que generaba la designación del nuevo presidente entre los miembros de la junta militar. No obstante, el gabinete económico eludió cualquier medida destinada a frenar la fuga de capitales y corregir la apreciación cambiaria.
Alfonsín, recuperación de la democracia
Luego de 8 largos años de una dictadura salvaje, que había llevado a extremos inusitados la violencia y la represión sobre el cuerpo social, y conducido al país a una breve y penosa guerra con una de las naciones mas importantes del globo, la asunción del presidente Alfonsin fue recibida con gran entusiasmo por la ciudadanía. Desde el comienzo, las prioridades del gobierno radical se concentraron en la trabajosa tarea de reconstruir las libertades públicas, la convivencia democrática entre los partidos y el juicio a quienes desde el poder habían cometido y tolerado flagrantes violaciones a los derechos humanos.
Es probablemente que, en un principio, el gobierno radical confiara en que la restauración de la democracia seria acompañada de gestos favorables por parte de los acreedores privados y públicos internacionales. Sin embargo, ello no ocurrió. Por el contrario, muy pronto los organismos internacionales de crédito reclamaron al país la puesta en marcha de políticas ortodoxas. El pago de los intereses de la deuda exigía a la economía un esfuerzo titánico, solo alcanzable en medio de condiciones excepcionales.
A finales de 1984, la política económica mostraba signos de agotamiento. Si bien se había logrado una mejora de los salarios reales, el costo de vida se había elevado un 627%, el déficit publico continuaba creciendo y el ritmo de la actividad económica se desaceleraba.
Etapas 1985
La situación económica empeoro notablemente durante el primer semestre del año, la actividad industrial caia y la desocupación se mantenía en niveles cercanos al 5% de la población económicamente activa. Algunas provincias, con sus presupuestos desbordados, optaron por la emisión de bonos, lo que ponían de relieve el fuerte deterioro de la situación monetaria.
Con una economía al borde de la hiperinflación, el equipo económico se lanzo a la aplicación de un ambicioso programa. El diagnostico oficial era que el incremento del ritmo inflacionario y la profundización de la recesión debían ser atacados por medio de una politica de shock que, combinando medidas ortodoxas y heterodoxas, lograra detener la inflación, revertir las expectativas inflacionarias de los actores económicos y crear, en el corto plazo, las condiciones para el crecimiento. Entre las medidas aplicadas en los planes de estabilización ortodoxos se destacaron el compromiso oficial de no emitir moneda para
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