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La Flor Sheikah.

Enviado por   •  10 de Diciembre de 2017  •  6.470 Palabras (26 Páginas)  •  419 Visitas

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- La anciana Impaz se puso en contacto conmigo en cuanto la princesa cayó enferma, Impaz sabía que en este tiempo es el único lugar donde existe la cura para la princesa.

Link quedó perplejo, parecía que aquel hombre llamado Sheik había memorizado todo lo que tenía que decir ¿Fue enviado al pasado por una raza extinta, los Sheikah? ¿Para qué lo necesitaban en un pasado tan lejano? A Link le costaba asimilar todo eso.

-Ven, no hay mucho tiempo – Sheik dio la vuelta, mirando hacia una torre de piedra que estaba cerca de ellos.

-¿Tiempo para qué? – Decía mientras seguía a Sheik

-¿Acaso no quieres salvar a Zelda? – Sheik abrió una especie de puerta en aquella gran columna de roca – Entra – Le dijo – Te llevaré con la líder de nuestra raza.

Se adentraron silenciosamente en aquel pasadizo, los dos estaban muy callados, Link no sabía qué hacer o decir. Se dejó guiar por Sheik hasta que ese camino estrecho se despejó para mostrarles un pintoresco escenario. Llegaron a un extraño campamento. A primera vista se notaba que en aquel lugar residían los Sheikah, personas todas con ojos rojos. Y había muchos de ellos comprando en pequeños puestos y corriendo de allá para acá.

-¿Con que este es el famoso chico del futuro? – Una mujer de cabellera blanca y trenzada se acercó a ellos.

-Lady Parim – Dijo Sheik en su presencia mientras hacía una pequeña reverencia

-¿Fue por éste que utilizaste toda tu magia? – Decía Lady Parim mirando despectivamente a Link – Tu magia era muy importante para nosotros, Sheik

-Lady Parim ¿Olvidas que nuestra prioridad no es nuestra supervivencia? Sino la de la familia real

-Lo siento, hijo. Sólo me preguntaba si haces todo esto porque de verdad esperas salvar a una princesa que no conocemos… O si lo haces para remediar el error que cometiste – Dijo Parim.

Sheik hizo una mueca de dolor que nadie notó porque su boca estaba tapada con una especie de turbante, sus ojos miraban con rencor a su madre.

-Llévalo con Niliet y dile que no sólo le damos permiso, sino también ayuda para recuperar la flor – ordenó la líder de los Sheikah al notar la mirada furiosa de su hijo.

Se podía cortar la tensión en el aire. Cada vez más misterios surgían ¿Niliet? ¿Permiso para recuperar una flor? “¡Maldita sea! ¿Acaso en este mundo las cosas no pueden ir un poco más lentas?” Pensaba Link, mareado por tantas incógnitas.

-Lady Parim –Sheik dijo mientras hacía una reverencia en señal de despedida a su madre.

-Ven a visitarme de nuevo- Se despidió Parim de Link.

“Claro, después de una bienvenida tan formal en la que parecía que yo era invisible… Por supuesto ¿Por qué no ir con usted de nuevo?” Se decía irónicamente a sí mismo mientras le asentía a la mujer con la cabeza.

Se alejaron de Lady Parim para detenerse enfrente de una pequeña casa.

-Link ¿Así te llamas no? Me lo contó la vieja Impaz. Pues bien Link, la cura para la enfermedad de la princesa Zelda es una flor- Dijo Sheik mientras veía fijamente la casa a la que estaban a punto de entrar.

Las cosas ya estaban un poco más claras para Link. La mancha que había visto en la princesa Zelda era una enfermedad, y la cura para esa enfermedad era una simple flor. Sonaba sencillo.

-La misma enfermedad que acosa a tu princesa mató a la nuestra hace varios años.- Seguía Sheik -. Después de que nuestra princesa muriera, la anterior líder de los Sheikah llamada Nana, creó una flor que podía remediar ese estado, sin embargo, gastó tanta magia y fuerza en ello que murió justo después de crearla.

-¿Así que sólo hay una flor? Sólo hay una cura…

-Algunas personas han muerto debido a esa mancha oscura, pero todos tienen prohibido usar la flor en alguien más que no sea de la realeza. La familia real es nuestra prioridad.- La voz de Sheik sonaba fría.

“¿Qué estará recordando?” Link miró la cara de su acompañante en busca de alguna respuesta. “Sea lo que sea… Será mejor no preguntarle en estos momentos” Sentenció.

-Todo claro. Sólo dime dónde puedo encontrarla –Decía Link con una voz clara y fuerte.

-Me gustaría pedirte paciencia, pero no tenemos tiempo. Para que no cualquiera pudiera llegar hasta la cura, se creó un templo que albergara la flor, para entrar en él necesitas 6 monedas que conseguirás tras completar 6 pruebas escondidas en todo el reino. Por más que te esfuerces, no podrás lograrlo solo, yo ya no puedo ayudarte porque me he quedado sin magia; por eso trabajarás con Niliet- Apenas dicho eso, Sheik entró a la casa frente a la cual se habían detenido. Parecía que, después de todo, las cosas no serían tan sencillas.

Capítulo tres: La mentira que nació entre la noche

Dentro de la diminuta casa, había un pequeño niño Sheikah de unos 14 años, de cabello negro y alborotado que tenía una cicatriz en su mejilla izquierda y como todos los sheikah los ojos rojos. El niño fue corriendo hacia Sheik.

-Hey hey, Sheik ¿Nuevas Noticias?- El niño hablaba muy rápido

-Si te refieres a él – Decía señalando a Link – como una buena noticia, no sé si decirte que sí. Se llama Link y es un Hylian, tendrás que cuidar de él.

-¡¿Yo por qué tengo que cuidar de un extraño?! – Gritó Niliet

-Si yo fuera tú, cuidaría de él, después de todo, Link va a ser quien te ayude a conseguir lo que deseas – Le dijo Sheik serenamente antes de salir de la casa.

Niliet se quedó un minuto paralizado, después, una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

-¡Me dieron permiso! ¡Sí! ¡Me dieron permiso! ¡Ahora podré utilizarla! – Niliet brincaba eufóricamente por la sala. –Hey Link, Link ¿Quieres algo de comer? Tengo pescado y pescado, pero te recomiendo el pescado – Decía mientras iba rápidamente a la cocina para acercarle a Link, efectivamente, un gran plato de sopa de pescado.

-Eh…- Link no sabía qué decir. Estaba molesto porque tendría que ser el guardián de un escuincle con cicatriz. A pesar de eso, no pudo

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