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La evolución humana y el sonido

Enviado por   •  31 de Octubre de 2018  •  2.644 Palabras (11 Páginas)  •  240 Visitas

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Sin embargo, podría enseñárseles un lenguaje signado similar al de los sordomudos, que constituyen de facto una lengua con las mismas posibilidades de expresión que las lenguas naturales habladas, excepto las derivadas del sonido. No obstante, en este punto, todos los intentos científicos por hacerlo posible han logrado unos resultados paupérrimos, unas pocas expresiones gestuales acompañadas de algún sonido, nada que podamos catalogar como un verdadero lenguaje. El lenguaje no es algo innato en el chimpancé, pero aun intentando enseñárselo de forma artificial, tampoco es posible. La razón parece residir en que la inteligencia de estos animales no es suficiente para el desarrollo de un lenguaje como el humano.

Del mismo modo, el Apharensis, muy parecido a nuestro chimpancé actual, tampoco pudo desarrollar esa capacidad lingüística y, pese a que era bípedo y poseía ciertos rasgos lejanos con la humanidad, su comportamiento mental, social y comunicacional lo catalogan más como animal que como hombre. El siguiente paso evolutivo, es el del Homo Erectus, el cual sí poseía además de un aparato fonador adecuado, un cerebro que, aunque de capacidad inferior, era semejante al nuestro. Es una especie que posee inteligencia y que tiene cierta capacidad para interactuar y modificar su entorno. El Homo Erectus hace uso de la fabricación de herramientas para cazar y puede operar sobre las piezas abatidas a fin de obtener de las mismas todos sus recursos.

Luego del Homo Erectus, podemos encontrar que durante un periodo largo de tiempo la comunidad científica negó la capacidad de comunicación mediante un lenguaje complejo a los neandertales. La reconstrucción del aparato vocal, la laringe y la faringe demostró (según algunos investigadores) algunas diferencias entre el sistema fonador sapiens y neandertal.

El Homo Neanderthalensis tendría cierta capacidad de lenguaje pero no podría articular tantas vocales como el hombre anatómicamente moderno (solamente a, i, u) por lo que su lenguaje sería mucho menos complejo y forzosamente complementado por un lenguaje gestual. En opinión de estos autores los neandertales no poseían un tracto vocal de carácter moderno, sino que se asemejaría al tracto infantil de los Homo sapiens, edad en la que como el resto de mamíferos aún podemos beber/comer y respirar a la vez sin riesgo de atragantarnos. Hoy en día están prácticamente negadas estas ideas.

Una reconstrucción de la base craneal no del todo acertada generó este tipo de conclusiones erróneas acerca del aparato vocal de los neandertales. Para argumentar la deconstrucción de esta teoría se recurre a varios fósiles craneales pertenecientes a Homo Heidelberguensis como son los especímenes de Steinheim, Petralona o Atapuerca, en los cuales se observa con certeza una base craneal de características modernas.

Resulta muy difícil de aceptar que los neandertales hubiesen perdido en el proceso evolutivo la capacidad de producir un lenguaje moderno, similar al del Homo sapiens, cuando ésta ya había sido adquirida por las poblaciones europeas hace más de 500.000 años y representa una ventaja evolutiva evidente. Estas poblaciones europeas son los ancestros directos de los neandertales, los cuales evolucionaron en condiciones de aislamiento en las tierras europeas cubiertas por el hielo. Además en la fonación interviene un hueso muy frágil y difícil de conservar: el hioides.

En el Próximo Oriente, en el yacimiento israelí de Kebara, se documentó en 1982 uno de los esqueletos más completo del registro neandertal, el conjunto fue recuperado en conexión anatómica, y entre los fósiles óseos se recuperó el hueso hioides, presente en el aparato fonador y que sirve como anclaje a los músculos de la garganta, jugando un papel clave en la fonación. Su análisis demostró que era prácticamente indistinguible del hioides de un ser humano anatómicamente moderno, hecho que se confirmó en la sierra de Atapuerca con la documentación de otros dos hioides correspondientes a preneandertales.

La asociación del hioides con su mandíbula en el caso del yacimiento de Kebara permite un cálculo bastante exacto del tamaño de la laringe, la faringe y su relación con la base craneal, evidenciando un aparato fonador de aspecto moderno. Muchos investigadores han recurrido a este argumento para apoyar la tesis de la capacidad comunicativa de los neandertales a partir de un lenguaje complejo y articulado, basado en la capacidad de pronunciación de las mismas vocales que el hombre moderno. Por otra parte, la distancia entre dos huesos vomer y occipital es similar entre sapiens y neandertal. Pero en palabras del investigador Tobias no es la garganta la que habla, sino el cerebro, por lo que son necesarias otras evidencias.

No es este hioides el único hueso fósil que nos permite comprobar indicios del lenguaje complejo en estas poblaciones humanas. Aunque el cerebro no fosiliza, si deja marcas de su forma en el neurocráneo que nos aportan una información muy relevante. Gracias a un reciente estudio un reciente estudio de los fósiles euroasiáticos de neandertales llevado a cabo por dos investigadores vinculados con el yacimiento burgalés de Atapuerca (Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martinez) se descubrió que los neandertales ya habían desarrollado las zonas relevantes del cerebro que permitirían la ejecución de un lenguaje complejo.

La adquisición del lenguaje por parte de los niños sin apenas esfuerzo durante sus primeros años de vida es explicada por Noam Chomsky a partir de una capacidad innata transmitida genéticamente que permite conocer la estructura profunda de la gramática, esta estructura constituiría la base común compartida por todas las lenguas. Si la gramática profunda de las lenguas se transmite genéticamente esta puede ser rastreada por la paleogenética.

El gen responsable del habla en el Homo sapiens se conoce como FOXP2, y este fue reconocido en poblaciones neandertales recientemente en el estudio genético de dos individuos neandertales procedentes de la cueva asturiana de El Sidrón. La consecuencia es clara, si el Homo Neanderthalensis no contaba con ningún impedimento físico para la producción de sonidos y además en su bagaje genético estaba presente el gen del habla, sólo los prejuicios acientíficos permiten seguir negándolo.

Así como se sabe que estos primos del ser humano moderno podían producir sonidos mediante el aparato fonador, también se piensa que eran seres sensibles que enterraban a sus muertos en elaborados rituales, y disfrutaban de la música gracias a instrumentos que ellos mismos construían.

Gracias a varios hallazgos arqueológicos la noción del hombre de Neandertal como un gigante

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