Lucha, a la vista y oculta
Enviado por monto2435 • 9 de Enero de 2018 • 1.873 Palabras (8 Páginas) • 396 Visitas
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En la obra, algunas de las mujeres haitianas se desempeñan fuera de sus hogares y tienen mayor incidencia en la vida pública, pero esto se relaciona con la alimentación o con la prostitución[1].
“(…) No había caído la noche cuando tenían una montaña de botellas vacías alrededor de la mesa. Después pidieron la comida. Yoyotte, mi hermana, gritó el menú asomada por el hueco de la ccina. La viejísima Yoyotte Plácide fue la encargada de poner la mesa.” (Ibídem. Pág. 190).
Hasta este punto se ve a la mujer, por decirlo de alguna manera, devaluada. Pero la obra presenta otra faceta femenina. Una faceta a la que los hombres le temen. Este otra orilla muestra cuáles y cuán variadas son las armas que el supuesto “sexo débil” posee.
Podríamos comenzar con el personaje de Ganesha. Ella es descrita como una mujer sucia y traidora. El arma de la que hace uso es su sexualidad. Por momentos pareciera que no es consciente de lo que puede conseguir, y si nos quedamos en una mirada reduccionista podría pensarse que se trata solo de un voraz apetito sexual. Sin embargo, el sexo como acto en sí representa una lucha y esencialmente una lucha de poder. En este juego sexual Ganesha es quién domina, y por unos breves instantes, se convierte en la dueña de la situación dejando a los hombres como hechizados bajo los efectos de un poder al que son vulnerables. Los hombres se conviertes en el género débil ante el poder que el sexo ejerce sobre ellos[2].
“la empujé entonces hacia el suelo y ella logró zafarse, pero en lugar de tirar golpes o escapar, se puso en cuatro y se ofreció como una perra. A Ganesha no había que pedirle nada, por eso tantos la perseguían. Ella sabía lo que necesitaba cada cual.” (Ibídem. Pág. 100).
Los hombres creen que al mantener relaciones sexuales con una mujer la dominan, la “pisan”. Eso es lo que hace posible que la mujer “robe” el poder que el hombre cree tener para usarlo en su contra. El hombre se siente tan confiado de su lugar que es engañado y ni siquiera puede notarlo.
Otra de las cuestiones que se plantean en la obra tiene que ver con el ímpetu y la fuerza que una mujer puede tener escondidos entre las capas del silencio: la fuerza física producto de la ira.
“Cuando Julien levantó la taza para mojarse los labios, Frou-Frou le pegó un puñetazo, se lo pegó en el rostro (…) pero n o atinó a cubrirse, no se le ocurrió que su madre le iba a seguir pegando, y por eso el segundo puñetazo lo sacó de la silla, y el tercero lo derribó al suelo.” (Ibídem. Pág. 147).
La palabra se transforma no solo en la manifestación de la lucha de géneros, sino que contiene un inmenso poder para la mujer. La palabra como arma es usada de diferentes maneras e incluso, opuestas. La mujer utiliza la palabra y el silencio, la mentira y la verdad en su propio beneficio. Estas cuestiones no son exclusivas de la mujer, el hombre también engaña, pero en la mujer aparece descrito de forma negativa y, gracias a ese doble discurso que domina a muchas sociedades, lo que en la mujer es un defecto, en el hombre se ve como una virtud.
Otro de los recursos que pueden utilizar las mujeres es mimetizarse con los hombres. Sumergirse en el mundo masculino, en este caso planteado desde el conocimiento y la ciencia, pero que de alguna manera, obliga al personaje a relegar su feminidad. Este es el caso del personaje de Shara. Ella se acerca al mundo de los hombres, pero esta posibilidad no está al alcance de todos los personajes femeninos. Sin embargo, si ella quisiera, podría hacer uso de las armas que manejan las otras mujeres.
“Hubiera sido una belleza de no tener los ojos tan hundidos. Calculé que tenía treinta o treinta y cinco años, quién sabe si veintisiete o veintiocho, la piel del rostro estaba muy curtida, a los herpetólogos también suele ocurrirnos.” (Ibídem. Pág. 159).
Una de las grandes ventajas que parecen presentar las mujeres con respecto a los hombres es la posibilidad de comprender. Mientras que los hombres parecen incapaces de comprender a las mujeres, las mujeres presentan la habilidad no solo de comprender a los hombres sino también de comprenderse entre ellas.
“Azelma era como una piedra, pero llega un momento en que hasta las piedras pueden comprender cuando habla un hombre.” (Ibídem. Pág. 193).
En la obra no se escapa de las referencias impuestas por los grupos dominantes. Sin embargo en la obra de Mayra Montera se puede encontrar un discurso construido en base a la subversión, al planteo del reflejo que ofrece el espejo que proporciona la literatura. La lucha de géneros se presenta de diversas maneras y la palabra y el silencio construyen un discurso que se enfrenta a las ideas hegemónicas que históricamente se han reproducido sobre la mujer. El combate se expresa de más de una manera y no siempre se aprecia a simple vista. Lo que no se muestra y lo que no se dice, si somos capaces de observar, nos habla.
BIBLIOGRAFÍA
- Montero, Mayra. Tú, la oscuridad. TusQuest Editores. 1995.
- Drucaroff, Elsa. Orden de Clases/Orden de Géneros: En la Palabra muerde el Perro en Homenaje a Aída Barbagelata. Tomo 2. Pág. 427-236.
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