MUSCULO CARDIACO; EL CORAZÓN COMO BOMBA.
Enviado por monto2435 • 17 de Julio de 2018 • 2.593 Palabras (11 Páginas) • 409 Visitas
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Las fibras simpáticas también se dirigen al corazón y estimulan su actividad, aumentando tanto el ritmo como la fuerza del bombeo.
La estimulación parasimpática disminuye el ritmo cardíaco y la contractilidad del músculo cardíaco. Aunque el sistema nervioso parasimpático realiza un importante papel de control de otras muchas funciones autónomas del cuerpo, su principal papel en el control de la circulación es la disminución del ritmo cardíaco y una pequeña disminución de la contractilidad del músculo cardíaco.
Sistema vasoconstrictor simpático y su control por el sistema nervioso central.
Los nervios simpáticos tienen una gran cantidad de fibras nerviosas vasoconstrictoras y sólo unas pocas fibras vasodilatadoras. Las fibras vasoconstrictoras se distribuyen por casi todos los segmentos del sistema circulatorio. Son muy abundantes en algunos tejidos como la piel, el tubo digestivo y el bazo.
El sistema vasoconstrictor simpático está controlado por los centros vasomotores del cerebro. Localizada bilateralmente en la sustancia reticular del bulbo y en el tercio inferior de la protuberancia, se encuentra una zona llamada centro vasomotor, que transmite impulsos parasimpáticos, a través de los nervios vagos, al corazón, e impulsos simpáticos, a través de la médula espinal y los nervios simpáticos periféricos, a casi todos los vasos sanguíneos del cuerpo.
Aunque no se conoce totalmente la organización de los centros vasomotores, parece que ciertas áreas son particularmente importantes.
Los centros nerviosos superiores afectan al sistema vasomotor. Un gran número de áreas de la sustancia reticular de la protuberancia, el mesencéfalo y el diencéfalo puedne excitar o inhibir al centro vasomotor.
El hipotálamo desempeña un importante papel en el control del sistema vasoconstrictor y puede ejercer fuertes efectos de excitación o de inhibición sobre el centro vasomotor.
Muchas partes de la corteza cerebral pueden excitar o inhibir el centro vasomotor, por ejemplo, la estimulación de la corteza motora excita el centro vasomotor. Muchas zonas del cerebro pueden tener efectos importantes obre la función cardiovascular.
La noradrenalina es la sustancia transmisora del sistema vasoconstrictor simpático. La noradrenalina, que se segrega a las terminaciones de los nervios vasoconstrictores, actúa directamente sobre los receptores alfa adrenérgicos de los músculos lisos vasculares para producir la vasoconstricción.
La médula suprarrenal libera noradrenalina y adrenalina durante la estimulación simpática. Los impulsos simpáticos usualmente se transmiten hasta la médula suprarrenal al mismo tiempo que lo hacen hasta los vasos sanguíneos, estimulando la liberación de adrenalina y de noradrenalina a la sangre. Estas dos hormonas son transportadas por el torrente circulatorio a todas las partes del cuerpo, donde actúan directamente sobre los vasos sanguíneos causando su constricción mediante la estimulación de los receptores alfa-adrenérgicos. No obstante, la adrenalina también tiene un fuerte efecto beta adrenérgico, que produce vasodilatación en algunos tejidos, como ocurre en el músculo esquelético.
PAPEL DEL SISTEMA NERVIOSO EN EL CONTROL RÁPIDO DE LA PRESIÓN ARTERIAL.
Una de las funciones más importantes del sistema nervioso simpático es proporcionar un control rápido de la presión arterial, mediante la provocación de la vasoconstricción y la estimulación del corazón. Al mismo tiempo que aumenta la actividad simpática, a menudo suele producirse una inhibición recíproca de las señales vagales parasimpática sal corazón, lo que también contribuye a aumentar el ritmo cardíaco. Como consecuencia de los estímulos del sistema nervioso autónomo, se producen tres cambios principales que contribuyen a aumentar la presión arterial.
- Las arteriolas de todo el cuerpo se contriñen, lo que produce un aumento de la resistencia periférica total y el correspondiente aumento de la presión sanguínea.
- Las venas y otros grandes vasos circulatorios se constriñen, con el consiguiente desplazamiento de sangre desde los vasos periféricos hacia el corazón, lo que a su vez provoca que el corazón bombee con más fuerza, lo cual también contribuye a aumentar la presión arterial.
- El propio corazón es estimulado directamente por el sistema nervioso autónomo, potenciando aún más el bombeo cardíaco. Gran parte de este efecto se debe al aumento del ritmo cardíaco, algunas veces hasta el triple del normal. Además los estímulos simpáticos aumentan directamente la fuerza de las contracciones del músculo cardíaco, lo que incrementa su capacidad para bombear volúmenes mayores de sangre.
Una característica importante de este control nervioso de la presión es que se produce con gran rapidez, empezando en segundos. Por el contrario, una inhibición brusca de los estímulos nerviosos también puede hacer que la presión arterial disminuya en segundos.
El sistema nervioso autónomo contribuye a incrementar la presión arterial durante el ejercicio muscular. Durante el ejercicio intenso, los músculos necesitan un flujo sanguíneo muy aumentado. Parte de este aumento se consigue gracias a la vasodilatación local, pero el resto del aumento del flujo se debe al incremento simultáneo de la presión arterial mientras se realiza el ejercicio. Durante un ejercicio muy intenso, la presión arterial puede llegar aumentar entre un 30 y un 40%.
Se cree que este aumento de la presión arterial durante el ejercicio se debe al siguiente efecto: Al mismo tiempo que las áreas motoras del sistema nervioso se activan para realizar el ejercicio, la mayor parte del sistema reticular activador del cerebro también se activa, lo cual aumenta mucho la estimulación de las áreas vasoconstrictoras y cardioaceleradoras del centro vasomotor. Estas elevan la presión arterial instantáneamente para poder seguir el ritmo del aumento de la actividad muscular. No obstante, y a pesar del incremento de la actividad simpática se mantiene la vasodilatación en el músculo, debido al efecto de anulación de los mecanismos de control local en el músculo.
El sistema nervioso autónomo aumenta la presión arterial durante la “acción de alarma”. Por ejemplo, cuando se produce una situación de miedo extremo, la presión arterial suele subir hasta valores superiores a 200 mm Hg en unos pocos segundos. Esta reacción de alarma proporciona el aumento de la presión arterial necesario para poder suministrar sangre, de manera inmediata,
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