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RESUMEN CONTABILIDAD NACIONAL, FULL COST ACCOUTING Y RESULTADO CONTABLE EMPRESARIAL AMBIENTALMENTE SOSTENIBLE.

Enviado por   •  6 de Abril de 2018  •  3.946 Palabras (16 Páginas)  •  523 Visitas

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3. Algunas propuestas de cálculo del resultado ambiental son sostenibles

Algunas empresas realizan actividades realmente sostenibles, que protegen el capital natural bajo su responsabilidad social, ayudan a mejorar esas otras áreas de capital natural que se han dañado por su actividad. La responsabilidad social ayuda a que las empresas culturicen a sus clientes empleados, distribuidores etc. A ser responsables con el medio ambiente, a ser racionales con el uso del recurso natural, para que futuras generaciones puedan disfrutar de este.

4. Discusión: vialidad de la noción del resultado ambientalmente sostenible

Lo que se pretende es la reflexión, no solo desde el punto de vista conceptual sino desde la factibilidad de su implementación, es importante tener claro que aunque haya un crecimiento en la economía, esto no quiere decir que haya sostenibilidad porque se puede estar deteriorando el medio ambiente a causa de este crecimiento. Es contradictorio el hecho de que no necesariamente el valor económico y ambiental del daño causado a de ser igual al coste marginal de los recursos humanos, materiales y financieros necesarios, para su prevención, corrección y minimización de los recursos. Es preocupante que muchas empresas prefieran pagar las sanciones o multas por el daño ambiental causado a implementar medidas de protección ambiental que ayuden a un desarrollo sostenible.

LA VALORACIÓN ECONÓMICA DE RECURSOS NATURALES

La adopción de patrones de valoración y de variables comparables con los parámetros utilizados en la evaluación económica, se hace necesaria, teniendo en cuenta que los recursos naturales y ambientales son alterados con mayor frecuencia en los procesos propios de la actividad económica; si es que se quiere promover la conservación y uso sostenible de los ecosistemas [1] .

La argumentación previa, evidencia la necesidad de incorporar en la racionalidad económica, el tema de los BSA, al quedar demostrado en la historia de la humanidad, que la sobreexplotación de los recursos naturales y la alteración de la calidad ambiental, son el resultado de la racionalidad económica hacia la acumulación de capital con la consecuente irracionalidad ambiental, devastando de manera paulatina las bases ecológicas de la producción; lo que induce hoy a la exigencia de incorporar el componente ambiental y natural, a los modelos de desarrollo económico de las naciones, pues de hecho, como la concepción económica ha propiciado la afectación del medio natural del hombre, haciendo incierto el futuro del planeta, debe ser ella misma la que se encargue de establecer las pautas desde lo económico para la recuperación y reducción de efectos negativos en el mismo.

Cabe destacar que la asignación de un valor económico a los recursos naturales debe entenderse como un medio orientado a la conservación y uso sostenible de los mismos, dada la importancia que juega la naturaleza en el soporte de la vida humana.

Debe quedar claro, que a pesar de que existe una estrecha relación entre los recursos naturales (ecosistemas) y el dinamismo de la economía, su valor real no puede ser expresado monetariamente, debido a las características de la naturaleza, de allí que lo más razonable sea tratar de establecer una valoración relativa del recurso como un valor aproximado en la medición de la sostenibilidad; tampoco su valoración puede hacerse en un mercado como si fuese factible la privatización de sus beneficios; ni atribuirle valor por los egresos vinculados en su conservación, mantenimiento o recuperación, puesto que los recursos naturales son fuentes de grandes beneficios, originados en los mismos procesos de transformación natural. En consecuencia el valor de los recursos naturales no puede reducirse a su componente económico que se deriva de actividades o explotación del sector primario de la economía.

La valoración económica de los recursos naturales potencializa el concepto de bienes y servicios ambientales como estrategia para la conservación de los ecosistemas. En una economía, cuyas decisiones solo son tomadas con base en cifras duras financieras, el discurso ecológico no genera eco en los tomadores de decisiones y responsables de las políticas ambientales. Por ello la confabulación de la argumentación ecológica con una visión económica integral, una posición conciliatoria, es más adecuada para orientar al sistema hacia el uso sostenible de los recursos.

Sin embargo, en materia de valoración de los recursos de la naturaleza se ha avanzado muy poco, en algunos países se han adoptado métodos y técnicas de valoración ambiental, recurriendo a las teorías clásicas de valoración, en donde el valor (precio) lo establece el mercado; asignación fundamental en el análisis y determinación de bienes privados, lo cual no es propio en los bienes naturales o libres, cuyos beneficios son de carácter colectivo y no se pueden privatizar. Tal es el caso de Colombia que a través de la “Guía Metodológica para la Valoración Económica de Bienes, Servicios Ambientales y Recursos Naturales” de 2003, propuesta por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, de acuerdo con lo establecido en el numeral 43 del artículo 5 de la ley 99 de 1993, se asumen para el territorio nacional las principales metodologías de valoración económica del medio ambiente y los recursos naturales renovables comúnmente aceptadas a nivel internacional. Veamos cuales son estas metodologías y conceptos propios de la corriente económica denominada Economía Ambiental.

Un primer concepto de referencia es el Valor Económico Total, el cual pretende ofrecer una perspectiva más amplia del valor de la naturaleza.

Valor económico total. para decidir cómo usar un recurso ambiental determinado, se debe analizar detenidamente todos los valores susceptibles de ganarse o perderse destinando el recurso a los distintos usos que admita, para lo cual es necesario entender el concepto de valor económico total, el cual distingue entre valores de uso y valores de no uso, siendo estos últimos los valores actuales y venideros (potenciales) relacionados con un recurso ambiental que descansan únicamente en su existencia continua y nada tienen que ver con su utilización[2]. (Barzev, 2001; Adger, 1995).

Pearce y Turner definen los valores de uso y de no uso así. Valor de uso. El valor de uso se divide en directos e indirectos. El valor de uso directo es el que se deriva del uso o consumo, como la biomasa, la pesca, o el uso de un ecosistema con fines recreativos. El valor de uso indirecto: corresponde a la

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