“SER O NO SER, Y EL DILEMA DE LOS INVOLUCRADOS EN UN ABORTO”
Enviado por Mikki • 4 de Julio de 2018 • 1.661 Palabras (7 Páginas) • 369 Visitas
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La responsabilidad del Estado no es solo emitir juicios jurídicos y formular leyes que condicionen el comportamiento humano y dar vía libre para que las personas tomen decisiones sobre la vida de los hijos no nacidos, o penalizar y despenalizar la práctica del aborto a conveniencia. El Estado también es responsable, al igual que la familia y la sociedad en el tema de la prevención de abortos, porque se hace necesario educar eficaz y oportunamente a niños, niñas y adolescentes, trazando políticas claras, verdaderamente humanas y éticas que persigan la dignificación de los individuos en justicia y equidad de oportunidades, que defienda la integridad y los derechos de todos los ciudadanos.
¿Hasta qué punto las anteriores instituciones tienen mayor o menor responsabilidad en cuanto a la prevención de embarazos no deseados, la formulación y defensa de políticas sobre los derechos sexuales y reproductivos y el fomento de la paternidad responsable, que procuren la disminución de la tasa de abortos? Algunos por conveniencia exigen el cumplimiento y respeto a cabalidad de sus derechos pero olvidan sus deberes ¿No forma parte de dichos derechos, el sagrado deber de llevar una vida sexual activa, sana, responsable y con madurez no sólo física sino emocional? ¿Cuántos descalabros nos podríamos evitar si las personas tuvieran una sexualidad verdaderamente responsable y si la familia y la sociedad cumplieran cabalmente con su deber de educar a los individuos?
Muchas decisiones dolorosas se podrían evitar con el sólo hecho de asumir la responsabilidad para la cual existen dichas instituciones. No se trata solo de hacer leyes, formular derechos, trazar políticas, y formar familias sin directrices éticas sino también de dimensionar los alcances de la Bioética: el ser humano debe buscar la preservación de la especie, pero también debe proveer las condiciones para que esto sea posible.
Al respecto, sería importante recurrir a algunas ideas expuestas en la doctrina deontológica: la primera, “El médico nunca puede matar por acción u omisión”, aplicable a la eutanasia y al aborto y que se constituye en una grave falta ética y deontológica; en ese sentido el médico también se encuentra entre la espada y la pared, cuando debe tomar la decisión de sugerir y/o practicar un aborto quirúrgico.
La segunda, “El médico no puede iniciar tratamientos fútiles y sin esperanza”, debe evitar la obstinación terapéutica e incurrir en error ético y falta de competencia, tampoco olvidar su misión: la preservación de la vida; de nuevo el médico ante el conflicto de qué es lo menos malo para su paciente.
La tercera, “la madre y sus padres tienen el deber ético de preservar la vida de su hijo”, buscar y aceptar ayuda que les beneficie, en contraposición con la cuarta donde se hace visible un “pretendido derecho de la madre a abortar, en virtud de su autonomía moral y libertad individual”, lo cual riñe y se contradice con la tercera premisa y aún más con la finalidad de la Bioética.
En Colombia como en otros países ha existido un amplio y en ocasiones acalorado debate ético y jurídico que ha servido para darle cimientos a la preocupación por la Bioética, esta nueva disciplina cuyo lema es el derecho a la vida que asiste a todos los individuos sin ningún tipo de distinción. Sería bueno que así como los médicos y profesionales de apoyo de la ciencia médica tienen claros los principios de la bioética tanto como las premisas fundamentales del código deontológico, la familia, célula básica de la sociedad, conociera y se apropiara de los aspectos básicos de la misma, de modo tal, que al educar la niñez se le inculcaran los principios éticos y bioéticos fundamentales, con el ánimo de prevenir a futuro males mayores, como la inminencia de un aborto que ponga en choque las vidas de las personas que la conforman.
Las cuestiones antes planteadas son discutibles, dependiendo del punto de vista que se les mire, también lo es el hecho de que una vez tomada la decisión de abortar, esta se debe respetar aunque no se comparta dicha decisión ya que para algunos esto no es ni éticamente ni moralmente justificado, pues bien lo señala el documento objeto de este ensayo: “no todo lo permitido legalmente es éticamente correcto” y añadiría que en justicia, tampoco es humano.
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