Ética Profesional en la Contabilidad
Enviado por Rimma • 30 de Julio de 2018 • 2.556 Palabras (11 Páginas) • 254 Visitas
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Pasemos ahora al análisis de cada uno de los principios fundamentales de la ética profesional, que como indicamos, están presentes no solo en el “Código de Ética Profesional del Contador Público Colegiado del Perú” (2007), sino también son parte conformante del “Código de Ética para Profesionales de la Contabilidad” IFAC, (2005) y que por ende, nos permiten tener una medida estándar para analizar tanto empresas locales, como grandes consorcios o grupos empresariales internacionales.
El primer principio considerado es la integridad. Este principio, en resumen, nos indica que todos los profesionales de la contabilidad deben ser honestos en sus relaciones profesionales y empresariales. Revisando lo que indica Horngren, C. y demás (2006), vemos que un contador tiene la responsabilidad de evitar conflictos de intereses, negando la posibilidad de parcializarse con alguna de las partes interesadas en algún posible conflicto, y entregando la misma información a todos. Es importante también evitar cualquier regalo o favor que pueda influir en su toma de decisiones, asi como notificar siempre toda información, sea favorable o desfavorable.
La importancia de mantener este principio radica en poder evitar que se desacredite la profesión, aplicando las experiencias pasadas de escándalos financieros fuertes, y tratando en todo momento de mantenerse alejados si es que sabemos que algún informe o comunicación contiene datos falsos o que induzcan al error. Del mismo modo, se debe evitar proporcionar información irresponsable, o que omita alguna parte que debería ser incluida, o que al ocultarse puede inducir a error. Si es que el contador toma conocimiento de alguno de estos casos, debería desligarse inmediatamente de ese caso.
Lo sucedido con empresas tales como ENRON, que oculto durante años deudas millonarias con empresas asociadas, o XEROX que inflo balances de muchos años por fuertes cantidades de dinero, nos dan un claro ejemplo de las consecuencias que los actos desligados de este principio pueden causar. Como se mencionó antes, probablemente los contadores no estaban involucrados directamente en actividades ilegales, pero al ocultar información, o dar una que inducia al error, fueron parte de estos ilícitos.
El segundo principio a evaluar es la objetividad. Este nos indica que los profesionales no deben sesgar su juicio profesional a causa de prejuicios o influencias de terceros; así mismo, no deben exponerse a entornos que puedan afectar la objetividad de sus funciones. Según lo considerado en el “Código de Ética Profesional del Contador Público Colegiado del Perú” (2007), el contador siempre debe tener independencia en su forma de pensar, sin dejar que terceros influyan directa o indirectamente en sus posiciones.
Muchas veces este principio se ve vulnerado debido al ambiente laboral en el cual nos desempeñamos, el mismo que ofrece una carga emotiva o amical que puede pretender direccionar nuestras acciones o pensamientos de acuerdo a lo que es más conveniente para alguna persona o grupo de personas. Esta situación debe ser manejada adecuadamente por el contador desligando en la medida de lo posible, su vida profesional de su vida amical. De otro lado, existe una situación incluso más complicada, que se da cuando el jefe o dueño de la compañía, trata de influir en nuestras decisiones. Regresando a lo tratado por Horngren, C. y demás (2006), se puede ver el caso de una empresa en la que depende de nuestra decisión como contadores, el presentar un balance a un banco que posiblemente nos genere un préstamo, con el estimado o pronóstico de utilidad que se obtendrá el siguiente año. Luego de ver todas las variables, se tiene la presión del presidente de la empresa de emitir el resultado más optimista posible, que podría ser real, pero también se tiene una probabilidad de no lograr esos montos.
Como vemos en este ejemplo puntual, no podemos dejar que la presión o el contacto con el presidente de la compañía, influyan en nuestra objetividad al momento de dar los resultados reales, ya que una vez más, no solo afectarían al desempeño de nuestra empresa, sino acarrean compromisos con el banco interesado, así como indirectamente con todos los trabajadores dependientes de nuestra empresa.
El tercer principio a evaluar es el referido a la competencia y diligencias personales. Este principio nos indica en resumen, que es una obligación del profesional de contabilidad, el mantenerse actualizado en cuanto a conocimientos y aptitudes se refiere, asegurando de esta manera poder brindar la mejor atención y ser el más competente en el desarrollo de nuestras actividades. Esta parte de la competencia profesional tiene dos aspectos, que son, la obtención de la misma, y el mantenimiento de esta competencia. Por otro lado, la diligencia va referida a la responsabilidad de realizar nuestras tareas con esmero, minuciosidad y en el momento oportuno.
Este principio se enfoca más a la parte actitudinal del contador, ya que depende exclusivamente de él mantenerse al día en los avances de la información y de los conocimientos, y recordando lo que indica Alatrista Gironzini, M. (2014) también asegurarse que todos los trabajadores que se encuentren a su cargo, tengan esa misma actualización de información. De esta manera aseguramos a nuestro cliente de estar recibiendo el mejor bagaje de conocimientos que podamos darle, lo que deriva en su tranquilidad respecto a las decisiones financieras que pueda tomar.
Como cuarto principio a analizar, está la confidencialidad. Este aspecto, como su nombre lo indica, se refiere a la prohibición que se tiene de divulgar cualquier información obtenida por nuestro trabajo fuera de la entidad donde se labora, ni tampoco de utilizar esta información para beneficio propio o de terceros. La única excepción a este principio se da cuando existe un mandato judicial o ha sido autorizada por el cliente o la entidad.
Para graficar este principio se debe simplemente recordar que al ser parte de un equipo de trabajo, y tener la confianza de nuestros clientes, no podemos defraudarla dando información interna de la empresa a terceros, ya que podría poner en riesgo el futuro de las operaciones. Mucho menos es ético utilizar esa información para generar beneficio propio, ya que se estaría aprovechando ilícitamente el acceso a la información privilegiada que se tiene como contador.
El último principio aplicable es el comportamiento profesional. Nos indica que todo profesional tiene la obligación de cumplir en todo momento las disposiciones legales vigentes, así como evitar cualquier actividad que pueda desacreditar la profesión. Incluye también regulación respecto a labores de marketing personal
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