Definición y distinción de Norma de Moralidad y Ley Natural
Enviado por Katherine Rodriguez Gaete • 30 de Junio de 2022 • Apuntes • 1.570 Palabras (7 Páginas) • 280 Visitas
ÉTICA PROFESIONAL Actividad: Definición y distinción de Norma de Moralidad y Ley Natural Unidad 1: Fundamentos básicos de la Ética Instrucciones: Lea el siguiente texto y luego responda las preguntas. | [pic 1] |
NORMAS DE MORALIDAD (OBJETIVA y SUBJETIVA)
Hay normas éticas objetivas, hay normas objetivas de conducta, existen normas objetivas de comportamiento humano. Consisten en obrar conforme a la naturaleza que tenemos. Como todo lo que existe, que es bueno si es conforme a su naturaleza.
El hombre (varón o mujer) obra bien cuando se comporta conforme a su naturaleza humana. Cuando se comporta conforme a su naturaleza racional. Cuando se comporta como persona. En el lenguaje corriente se recoge esto cuando, para decir que se obra mal, se dice que se hace una “animalada”. O que no hay que decir o hacer “cochinadas”.
Comportarnos conforme a la naturaleza que tenemos los hombres (varones o mujeres), es comportarnos conforme a todo un conjunto de normas. Las conocemos por la luz natural de la razón. A esto le llamamos la ley natural: el conjunto de normas de nuestro comportamiento humano conforme a nuestra naturaleza, normas que conocemos por 1) la luz natural de la razón y 2) por nuestra “conciencia” moral: no robar, no mentir, no matar, no consentir la explotación económica, ni la explotación sexual de ninguna persona... Son normas generales siempre aceptadas por todos. Todos los hombres de todas las épocas coincidimos en sentirnos obligados a hacer el bien y a seguir los principios morales generales. La razón que da explicación a ello es la manera real de ser de la naturaleza humana, es decir la misma naturaleza humana, nuestra Conciencia y nuestra Razón. Estas son las Normas de moralidad.
La ley natural es lo mismo que la ley moral objetiva. Existen normas objetivas de moralidad, normas objetivas de justicia: Las tenemos como normas por tener la naturaleza humana que tenemos. Lo inmoral es lo inhumano, lo que destruye.
La libertad consiste en obrar siempre bien, sin coacción, por propia decisión, conforme a la razón, con un comportamiento humano (lo llamamos moral), no inmoral, no inhumano.
La libertad moral, propiamente no existe. No somos libres de hacer el mal. Estamos obligados a no obrar dominados por el instinto animal. Podemos obrar, conforme a nuestra razón, conforme a las normas objetivas de moralidad, encauzando las pasiones, instintos e impulsos bajo el control de la razón para que actúen en el mismo sentido que les indique nuestra razón, según las normas de moralidad, con las riendas bien cogidas sujetando las pasiones, instintos e impulsos para que no nos dominen y nos quiten la libertad esclavizándonos.
Y como somos libres, somos responsables. Nuestras malas acciones, las inmorales, inhumanas, no son inevitables. Nuestras buenas acciones, las humanas, las racionales, no son imposibles.
El filósofo Frank J. Sheed sostiene a este respecto lo siguiente (“La Naturaleza del Hombre”, páginas 82 y 83. Edic. Palabra, Sexta Edición, Madrid 1991):
“No podemos destruir las Leyes, pero si las ignoramos, ellas pueden destruirnos a nosotros. En esto, lo mismo ocurre con las leyes físicas que con las morales. Si las desobedecemos – aunque sea por ignorancia- dañamos nuestra naturaleza… porque son reales. Si las desobedecemos, sabiendo que debemos obedecerlas, hacemos lo malo y ese es el peor daño que podemos hacernos.
Si las Leyes éticas o morales son tan importantes para el hombre, ¿Cómo puede conocerlas?... Principalmente por el testimonio de la naturaleza. Dentro de nosotros están escritas las leyes por las que fuimos hechos y por las que funcionamos. Es muy parecido a lo que hace el fabricante de un coche, que lo construye para que tenga agua en el radiador, gasolina en el depósito, un determinado orden en las marchas; de ese modo el coche funcionará.
Nuestros cuerpos están hechos con pulmones que necesitan aire y con un complejo mecanismo que asegura que lo obtendrán, con una necesidad de ciertas clases de alimentos, etc. Las necesidades que experimentamos en nuestros cuerpos son las que nos llevan a ejercer las leyes naturales por las que se rige; si las obedecemos, nuestro cuerpo se mantendrá sano.
De la misma manera, en nuestras almas están sus propias Leyes. Las Leyes de la justicia, la pureza o la honestidad son tan reales para el alma como las de la alimentación para el cuerpo. Si las obedecemos, nuestra alma se mantendrá sana.
Si desobedecemos las leyes para la utilización de un coche, el motor empieza a hacer ruidos extraños y, al final, se para. Si desobedecemos las leyes del cuerpo, sentimos dolor y –en último término- morimos. El remordimiento de conciencia en el alma es como los ruidos extraños del motor o el dolor del cuerpo; es una protesta ante el mal uso. Es la forma que tiene el alma de indicar que se están ignorando las leyes establecidas en nosotros, y que no está siendo utilizada de la forma prevista por nuestra misma naturaleza”.
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