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Autobiografia

Enviado por   •  8 de Abril de 2023  •  Apuntes  •  4.046 Palabras (17 Páginas)  •  198 Visitas

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Repensar nuestra historia es la manera en que los “nudos” puedan ser movilizados. Lo llamaremos nuestra biografía.

La autobiografía se convierte en el pretexto de un relato. En él se expresa lo difícil-grato-ingrato que se hace pensar-se, decir-se, escribir-se una biografía, relatar-se. Al asumir la forma narrativa nos sumergimos entre las difusas fronteras de la educación, la literatura y la filosofía. Construimos un discurso al hablar de nuestras vivencias  que  invita  a la realidad y a la ficción a participar de esa construcción. Realidad y ficción se confabulan para intentar decirnos lo que en ocasiones sólo podría mostrarse. Se trata de un ejercicio  hermenéutico e iniciático a la vez: de cómo al contarnos, en esa lectura y re-escritura de nosotros mismos terminamos comprendiendo más al otro y a cada uno de nosotros, y de cómo somos transformados al hacer esas lecturas.

La narrativa de la autobiografía constituye un relato, a partir de acciones temporales personales por medio de la descripción y análisis de datos biográficos. Es una particular reconstrucción de la experiencia, por la que, mediante un proceso reflexivo, se da significado a lo sucedido o vivido (Ricoeur, 1995). Cada experiencia de vida es “una buena historia para ser contada”. Los procesos de escritura tienen carácter reflexivo y nos ayudan a reconstruir el sentido de la propia trayectoria personal.

Se trata además de un ejercicio ético y estético, porque al estimularnos para realizar la narración de nuestras propias vidas, partimos de lo que somos, del  cuidado  de sí para incorporar más tarde o conjuntamente el estudio del otro. También de entender y centrarse, ser consciente de ello, aprender y actualizar el potencial propio. De establecer esa unión con uno mismo. De compartir ese diálogo interior como única garantía posible de libertad de pensamiento, “porque nacemos en cada acto de pensamiento” a juicio de Hannah Arendt. Se trata de lograr de la vida del relato una búsqueda de significación compartida: que permita mirarnos y conocernos, y preguntarnos quién soy... quién eres... qué puedo saber... qué puedo hacer...

Sabemos o podemos predecir que, después o durante de un ensordecer trueno, lloverá.  Este saber refleja un modo de pensamiento. En la cultura de occidente aprendemos a buscar y establecer relaciones entre las cosas, causa-efecto y de esta manera es como vamos conociendo. Esta forma cognitiva ha permitido explicar el orden de las cosas en el mundo natural o físico. Pero, ¿qué sucede con la vida de cada uno de nosotros? Es seguramente improbable  recurrir a esos principios y leyes físico – naturales para explicarnos y para predecirnos. Igualmente, resultaría muy extraño que alguien se relatara de esta forma. Es imposible llegar a predecirnos de esta manera, porque la única certeza que tenemos una vez que nacemos es justamente la de estar vivos.

Si la explicación es el modo de dar cuenta de los fenómenos naturales o físicos estableciendo conexiones constantes entre sus elementos, la comprensión es el modo de dar cuenta de las acciones humanas desde los sentimientos, emociones y percepciones que le dan sentido a la vida.

Escribir-se. Narrar-se. Este será el papel del relato, de la historia inventada, en el sentido de crear, que acompaña a la historia verdadera. Cuando una persona comienza a narrarse se inicia un proceso retrospectivo sobre uno mismo, se mezclan allí elementos  de la realidad objetiva, subjetiva e intersubjetiva, y esto es así porque al interpretarse y reinterpretarse adquieren nuevos sentidos y nuevas significaciones, y se mezclan con otras significaciones y sentidos que son construidos en el espacio simbólico social que comparten los miembros de una misma cultura. Es re – presentación, es un volver a contar-nos a nosotros como sujetos, a través de la rememoración.

           Para entender es necesario conocer sus inicios, su formación y esa formación es parte de una historia. No podemos pensarnos  si no lo hacemos en forma de relato. Esta narrativa implica un intento de transformación y de trabajo sobre uno mismo, como práctica que busca ante todo una autoinvención artesanal en donde la huella del narrador queda adherida a la narración como las del artesano en la superficie de su obra.

El relato autobiográfico tiene el propósito de comunicar ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos?, ¿cómo nos sentimos?; incluye sentimientos, relaciones de poder, emociones, permite construir el sentido que tiene la mente humana. Al escribir se apela a un sistema conceptual, a un “registro de encuentros agenciales con el mundo” (Bruner), un encuentro con el pasado, como memoria autobiográfica, desde el presente y con proyección hacia el futuro. El presente, el pasado y lo posible se hallan en los relatos. Esto es gracias, al don metalíngüistico que poseemos, esta capacidad de volvernos hacia nuestro propio lenguaje para examinar y trascender sus límites.

La metacognición es la actividad mental en la cual el “objeto del pensamiento” es el propio pensamiento.

Quizá lo más importante de los propósitos de realizar una autobiografía sea la posibilidad de tener la oportunidad de comenzar de nuevo. ¿Quién eres? Implícitamente dirigida a todo recién llegado “La principal característica de la vida específicamente humana, cuya aparición y desaparición constituyen acontecimientos–de–este–mundo, consiste en que ella está siempre llena de acontecimientos que, al final, pueden ser narrados, pueden fundar una biografía”. (Arendt) En ese espacio y ese tiempo, la vida humana no consiste sólo en una sucesión de hechos. Si imagináramos  que la vida (bios) tiene forma, esa forma es una narración. La vida humana se parece a una novela.

El “yo” que es una actividad dispersa, fragmentada, se constituye en una unidad de sentido en la temporalidad de un relato.

La respuesta a ¿quién soy?, implica una construcción de nosotros mismos en la unidad de una trama. ¿Quién es el otro?, lo sabemos a través de los relatos que nos dicen, el sentido de quién es y de lo que le pasa, solo se hace tangible en su historia.

Con la palabra y acto nos insertamos en el mundo humano, esta inserción es como un segundo nacimiento, social, que puede estimularse por la presencia de otros cuyas compañías deseamos, pero nunca condicionada por ellos. Nos adentramos en el mundo cuando nacemos y comenzamos a hacer algo nuevo por nuestra propia iniciativa –actuamos-. Y comenzamos a ocupar nuestro lugar en el mundo a través de la palabra y la acción. A través de la acción de contarnos tenemos la posibilidad de volver a ser, de ser quienes no somos,  de ser aquellos que podríamos ser ... “Plantear la acción como narración y la narración como acción” instaura un tiempo diferente del tiempo productivo que impone la sociedad moderna. Sin ese espacio      -improductivo– la narración, el relato, la vida humana sería simple reproducción. Queremos ver en la autobiografía no tanto lo que fuimos, sino lo que podemos ser. Volver a mirar–nos y tener la posibilidad de volver a comenzar de nuevo, creando nuevos sentidos.

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