Coraline y la puerta secreta

...

En la película, que en Hispanoamérica toma el nombre de “Coraline y la puerta secreta”, aparece un nuevo personaje, llamado Wybie Lovat, teniendo un papel importante para la adaptación de la obra. Inicialmente le regala a Coraline la muñeca que aparece al inicio de la película y finalmente es él precisamente quien delata a “la otra mamá” tratando de salvar el alma de Coraline. Tal vez Wybie ya sabía las extrañas ocurrencias dentro de la casa, pues en el principio de la película le afirma a Coraline que su abuela por lo general no dejaba mudar a las personas que tuviesen niños; Coraline inquieta le pregunta por qué, pero éste responde que no le puede contar, y ocurre la casualidad que Wybie en el “otro mundo” era mudo, quizá una sentencia impuesta por la bruja para evitar salvar el alma de Coraline.

En el libro, Coraline descubre las intenciones de su “Otra madre” con ayuda del “gato”. Este siempre tuvo cuidado de Coraline, y fue quien en definitiva terminó salvándola de lo que sería un aterrador futuro.

—Nosotros…, en fin, podríamos ser amigos, ¿no crees? —añadió Coraline.

—También podríamos ser raros ejemplares de una exótica raza de elefantes africanos bailarines—respondió el gato—. Pero no lo somos. Por lo menos —continuó con tono rencoroso, tras clavar una breve mirada en Coraline—, yo no.”

El gato negro, es uno de los personajes más importantes en la trama de la historia, tanto en el libro, como en su adaptación cinematográfica, puede aparecer y desaparecer en cualquier lugar, es capaz de hablar en el otro mundo y es el principal guía y ayudante que tiene Coraline en ambos mundos para sobrevivir a las trampas de "Otra Madre". En una ocasión le dice a Coraline:

—Los gatos no tenemos nombre.

— ¿No? —dudó Coraline.

—No —corroboró el gato—. Vosotros, las personas, tenéis nombres porque no sabéis quiénes sois. Nosotros sabemos quiénes somos, por eso no necesitamos nombres.

El inicio del fin, empieza con una propuesta. Después de tres noches (según la película), sólo una (según el libro), la otra madre le ofrece a Coraline la oportunidad de quedarse en el otro mundo para siempre, con la condición de dejarse coser botones en los ojos. Tal como lo habían hecho todos los niños anteriormente capturados por la “otra madre.

Los sucesos de Coraline en el otro mundo significaron para ella encontrar el verdadero sentido de su vida. Se dio cuenta que en realidad todo lo que mostraba su “otra madre” era un engaño para retenerla para siempre, poseerla y nunca dejarla ir, pues el mundo que esta había creado estaba en una base de maldad y oscuridad. Hay elementos que demuestran esto, como el cuadro que se encontraba en la habitación donde estaba la puerta, en el mundo real, allí habían frutas frescas mientras que en el “otro mundo”, este mismo cuadro presentaba frutas podridas, lo que puede significar la farsa que este mundo de fantasía presentaba para mejorar la realidad de Coraline, la cual no estaba tan mal después de todo ya que sus padres a pesar de ser personas muy ocupadas, si les importaba la vida de su hija.