Desde nuestro punto de vista el objetivo que encuentro en estos primeros capítulos lo dice el propio título. México profundo, nos da a conocer, a reflexionar, a recordar nuestras raíces desde lo más profundo de nuestro México, el pasado de México,

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El autor trata de presentarnos la formulación de un Proyecto de Nación basado en el reconocimiento de que en nuestro país existen grupos culturales que han sobrevivido durante más de 4 siglos a pesar de los intentos colonizadores llevados a cabo desde la llegada de los españoles, y a pesar de que se ha ejercido un sistema de control para unificar a estos pueblos que incansablemente han luchado por mantenerse en esta sociedad cada día más globalizada, desean preservar, ampliar y que reconozcan su propia cultura, es decir, que valoren sus creencias, costumbres, conductas y saberes basados en la experiencia.

A nuestra consideración está dándose la tendencia a la desaparición de estos grupos culturales del México profundo, debido en gran medida, a la marginación que el propio Estado Mexicano ha creado al no contemplarlos en sus Proyectos de Gobierno debido a que no reconocen la diversidad cultural con la que cuenta cada estado de nuestro país, sin considerar que al igual que las personas que viven en las zonas urbanas, también han sido forjados a través de los avances tecnológicos, de los descubrimientos, de los cambios sociales, de las guerras mundiales, de las revoluciones mexicanas, de los sistemas y formas de gobierno y en la actualidad por las TIC, solo que estos grupos han sabido fijarse y formarse una identidad propia aunque en el margen de la opresión y la indiferencia no solo por los gobiernos representativos sino también por parte de las personas que formamos parte del México imaginario, actualmente dentro esta sociedad de la información, globalizadora y consumista.

Indudablemente lo que pretendía Bonfil era que se tomara en cuenta en un Proyecto de Nación el pluralismo cultural, donde se reconociera a cada uno de los integrantes de pueblo mexicano como hombres y mujeres que convergen paralelamente dentro de un mismo territorio, que se admitiera una participación libre y democrática con apego a la legalidad, pero respetando en todo momento las formas de organización social que cada grupo cultural determina y practica en sus comunidades.

El devenir histórico ha definido qué somos y quiénes somos nosotros, cuándo somos parte de una cultura y cuándo dejamos de serlo, de la misma manera debemos ir reconociendo que varios hechos han ido conformando la interculturalidad actual, al mismo tiempo reconocer que influyen algunas diferencias directamente que van conformando nuestra propia identidad, como es el status social, la religión o el nivel de educación que poseemos, variables determinantes en la actualidad para ser aceptados o no en un grupo cultural con el reconocimiento de sí mismo y de nuestro sentido de pertenencia en una sociedad determinada por el poder económico y la globalización.

Lamentablemente no se da la tolerancia intercultural en el mundo, ya que, con el simple hecho de que tenga una persona las características físicas de un latinoamericano le da a las autoridades policiacas libertad para que “criminalicen” y repriman a un ser humano. Entonces cabe preguntar ¿Dónde quedan los derechos y leyes internacionales creados para salvaguardar la integridad de las personas?

Aunque no hay que ir muy lejos para demostrar la falta de integración y tolerancia intercultural, basta observar lo que sucede en nuestro país con los migrantes rurales cuando se internan en las grandes urbes, en donde a éstos se les juzga por su vestimenta, forma de hablar y complexión, donde les ponemos los calificativos de “chundos”, “nacos”, “indios pata rajada”, por mencionar algunos. Cuando en realidad ni siquiera sabemos lo que significa la palabra “indios”, basándonos en el contexto del libro “Indios” se refiere, a los pobladores que en ese entonces se encontraban en América, antes de que llegaran los europeos, eran pequeñas poblaciones que no eran descendientes directos de la India.

Pero no solo se usa esta palabra “indio” para referirse a esos entonces pobladores, sino que con el tiempo se ha empleado para otras cosas, como adjetivo, sustantivo y clase social.

En ese sentido podemos decir que a pesar de que existe interacción entre las diversas culturas existentes en México, no se está haciendo ni dando de manera respetuosa ni responsable, ni con un sentido de igualdad entre nosotros, en donde tal parece que lo importante en nuestro país es vivir entre la hostilidad y el constante enfrentamiento entre culturas, en donde lejos de la integración y el reconocimiento por la mismidad, está la indiferencia, la falta de equidad y la desintegración cultural.