EL FEDERALISMO.

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entrañan y desencadenan guerras civiles y actos de tiranía perdiendo de vista el orden constitucional y de unión social.

Por lo anterior es de vital importancia adoptar un margen de disciplina normativa bilateral que ayude a complementar la convivencia y debido conocimiento de los deberes que debe desempeñar por una parte el gobierno mediante sus diversas autoridades en el ejercicio de sus facultades y por otra parte los deberes sociales asignados a la ciudadanía con el único objeto de fortalecer el poder de la unión y evitar en lo posible sus desintegración probable desaparición.

Mantiene notorio vínculo con el entorno anterior, el suceso milenario relacionado con la lucha de poderes, es decir, debido a la invasión de competencias en cuanto a facultades se refiere, esta situación se menciona en el entendido de que a pesar de que existe una configuración y regulación precisa del ámbito de competencia de las diversas autoridades para ejercer sus funciones éstas no las acatan con escrupuloso cuidado y a la letra de la ley, sino tal vez a libre criterio e interpretación de la misma, situación que engendra un notable descontrol social envolviendo a la ciudadanía en una sobre explotación por parte del gobierno y el poder de la unión viéndose involucrada en una historia de nunca acabar debido a su descomunal ambición de poder perdiendo de vista las disposiciones que para tal efecto consagra la máxima autoridad constitucional; por esta razón es necesario no perder de vista los límites facultativos que conciernen a las autoridades en el ejercicio de su imperio velando por el respeto a la distribución de competencias, con el único objetivo de salvaguardar el orden social y evitar en lo posible caer en el abismo del desorden, la inobservancia de la ley y el ejercicio de un poder tiránico.

Es evidente que el sistema federal en cuanto a régimen de gobierno se refiere resulta ser una situación extremadamente de cuidado, en la inteligencia de que en gran medida tiene el deber de respetar la soberanía de todas y cada una de las provincias a las que se encuentra adscrita; es decir, sin olvidar que cada una de estas cede parte de su soberanía para someterse a un régimen federal y que por lo tanto tiene pleno derecho y facultad de participar en cualesquier tipo de consulta en la que se haya de deliberar.

Lo anterior es fundamental para que prevalezca la armonía y paz social, toda vez que la totalidad de las provincias Estado se someten a ser partícipes de las consultas y decisiones que se lleguen a presentar por el simple hecho de formar parte de la Federación; sin embargo ésta debe velar por el absoluto respeto al pacto federal y evitar inmiscuirse en hemisferios ajenos a su esfera de competencia, con el ánimo de fortalecer la unión de los estados federados.

El federalismo encuentra sus bases más remotas en los antiguos imperios haciendo éstos frente con los principados y los estados, sin embargo en esta ocasión haremos énfasis en el sistema imperial, mismo en el que el soberano gozaba de plenas facultades y por lo tanto al ostentar éste la máxima autoridad en relación con los demás entes de poder, le correspondía decidir ampliamente en cuestiones como la acuñación de la moneda, el nombramiento y remoción de los puestos vacantes; el importe por cobrar sobre la pertenencia de propiedades y demás bienes, incluso si en su voluntad estaba también le competía apoyar a los estados subordinados a él y vinculado a ello velar por la paz y seguridad del imperio.

No obstante lo anterior no alcanzó los fines preponderantes del sistema federal en estricto sentido de la palabra, primeramente porque no se concebía aún propiamente dicho sistema y en segundo lugar porque no se adecuaban las circunstancias técnicas al del sistema federal; en el entendido de que los estados no cedían parte de su soberanía al poder central, sino que por el contrario éste imponía su poderío sobre aquellos.

Llama la atención cómo puede ser posible que existan en otras regiones sistemas equiparados al federal; cuando por su propia naturaleza en que se desenvuelven no tienen la mínima pisca de acercamiento al poder federado; en la inteligencia de que los entes que ostentan el poder en estas cuasifederaciones lo único que hacen es exigir el respeto a su investidura mediante la opresión y de la misma manera en cuanto a la observancia y cumplimiento de las disposiciones legales que rigen en aquèllas lejanas provincias lo hacen valer mediante la amenaza y el abuso del poder dadas las circunstancias, pareciera ser que se ejercita un poder tiránico, màxime que el soberano que ejerce el mando en este tipo de marcos gubernamentales tampoco manifiesta la mínima expresión de respeto por las facultades propias de los poderes coadyuvantes, generando en consecuencia la consentraciòn del poder en un solo individuo; circunstancia que en nada es propia del sistema de gobierno federado.

No cabe duda que en relación al tema del sistema de gobierno federado existen diversas vicisitudes entre ellas las màs evidentes son en tratándose del sistema de impartición de justicia, en el ámbito económico y sociocultural, es decir, en relación al aspecto jurisdiccional en la mayoría de los estados en que se profesa dicho régimen no se cuenta con un marco reglamentario que siente las bases suficientes para ejercer y hacer cumplir las disposiciones legales vigentes que son creadas por el legislativo federal, asì también aunado a ello se observa una deficiente distribución de competencias para actuar en sus debidos sectores territoriales para aplicar adecuadamente su imperio jurisdiccional.

En referencia al plano económico, èste se ve afectado similarmente al tema citado con antelación, debido a su escaso orden normativo en el cual se cumplan los procedimientos para llevar a cabo la recaudación de impuestos, es decir, muchas veces no se encuentran determinadas las atribuciones para tener plena certeza a quièn compete la exigencia y cobro de los impuestos tributarios y por tanto este desorden sabotea el avance y las operaciones comerciales, provocando en consecuencia una desaceleración de mercado interno y un estanco en cuanto a tratados comerciales se refiere.

En lo que corresponde al sector sociocultural, èste pareciera ser el màs insignificante a simple vista, sin embargo es el màs trascendental, toda vez que si bien es cierto como en factores comentados con anterioridad en los que no existe una debida configuración que guie las bases para proceder al cumplimiento de cualesquier disposición ya sea esta de hacer o no hacer, o sea por parte de la autoridad o por parte de los ciudadanos; a pesar de ello no existiría mayor problema si se tuviera una clara conciencia del cumplimiento