El camino de las lagrímas. En el transcurso de la vida siempre nos esperan cambios o situaciones inesperadas y desagradables
Enviado por poland6525 • 12 de Junio de 2018 • 2.153 Palabras (9 Páginas) • 540 Visitas
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Analizo que el miedo a lo nuevo, a lo desconocido , a las cosas que vienen, a los cambios que tendremos sin aquello que perdimos , nos obliga a aferrarnos a las cosas que tenemos y que no queremos soltar. Muchas de las pérdidas que se nos han presentado en el transcurso de nuestra vida y que de alguna forma hemos superado bien o mal, no las hemos notado tal vez porque son pequeñas o porque el apego que teníamos con ellas no era tan grande, como ha sido el pasar de una etapa de nuestra vida a otra, o porque tal vez ya teníamos conciencia de que pasaría en algún momento. Pero las pérdidas más significativas son en las que estamos más involucrados sentimentalmente. Debemos dejar de pretender tener todo lo que tenemos ahora y conservarlo para siempre, porque no puede ser así y de esta manera el sufrimiento será menor.
Acepto que hay que aprender de que el obtener las cosas y el perderlas, forma parte de la ley de la vida y de que no somos inmortales, de eso estoy consciente, es solo que cuando sucede es muy difícil, se dice fácil, pero no lo es. El madurar a través de el manejo de las pérdidas es lo bueno con lo que podemos quedarnos. Hasta existen duelos por lo que nunca tuvimos, pero que hubiéramos querido tener, cuando nos damos cuenta que es un imposible tal o cual sueño o deseo, nos duele y hay que aceptar que en la vida no tenemos todo lo que queremos.
Me parece que es cierto que la negación y el sufrimiento de la pérdida, ya sea voluntaria, como mudarnos de casa o separarnos de alguien o involuntaria, como el paso de los años o la muerte, son senderos que nos alejan del final del camino, porque la negación es un intento de protegernos del dolor y el sufrimiento es hacer crónico ese dolor sin poder superarlo, lo que nos puede llevar a la depresión, que es ya una complicación más en nuestro proceso de duelo.
De este libro tomo como mejor aprendizaje de que hay que afrontar el dolor a todo lo que da, como dice el dicho , “hay que tomar al toro por los cuernos”; llorar, patalear, correr o hacer lo que sea para desahogarse y soltar lo que perdimos, no guardarnos el sentimiento doloroso, dejar que salga, poder ver nuestra nueva realidad y así empezar con lo que sigue, con el convencimiento y el coraje de afrontar todo lo que nos pueda pasar en adelante.
También me situé en la realidad de que todo se resume a la idea de que ni las cosas ni las personas son infinitas, que en este mundo sólo vamos de paso y que sólo vamos a dejar una huella con nuestras buenas o malas obras.
Cuando empecé a leer este libro pensé que estaba atorada en la elaboración del duelo que me provocó el haber perdido a mi hija, por lo que se menciona de que el sufrimiento crónico son desviaciones del camino de las lágrimas, pero conforme fui avanzando en la lectura supe que lo que me pasa a mí, es lo que le pasa a muchos padres que han perdido a sus hijos, que dentro de las pérdidas es una de las más dolorosas y sin lugar a dudas la peor y que muchos de ellos después de mucho tiempo piensan que no se llegará a superar nunca. Yo llegué a manifestarlo igual que como se dice en el libro que es como si me hubieran mutilado, como si me hubieran quitado una parte de mí y que nunca pensé que un hijo podría morir antes de que murieran sus padres, porque sería algo antinatural. También pasé por varios de los problemas que se mencionan tanto físicos como psicológicos, mi esposo se refugió en el trabajo, no lloraba o muy poco lo hacía y yo sentí que me quedé sola con mi dolor y pensaba que porqué a él no le dolía tanto como mí, si los dos pasábamos por lo mismo, hablándolo con él, o tal vez hasta reclamándoselo, él aclaró que no lloraba porque quería que alguien de los dos fuera el fuerte y darle apoyo al otro, pero también ahora comprendo que lo hombres son muy diferentes en manejar el duelo y prefieren no hablar más del asunto pero se angustian tanto como las mujeres y son capaces de al cabo de un tiempo comenzar a adaptarse a su nueva realidad. En fin pasamos por todas las etapas del duelo, con los problemas que ahí se describen y también alguien menos contó ese mismo cuento que ahí se menciona y ahora siento que podemos hablarlo más tranquilamente y a veces nos acordamos y nos podemos reir al recordar como fue el tiempo que vivimos con ella y podemos ver sus fotos y sentir que formó parte de nuestra vida pero que ya no está y lo aceptamos así, seguimos viviendo con lo que la vida nos da, no nos dio a otro hijo , como lo hubiéramos querido, que dicho sea de paso fue otro duelo que se tuvo que pasar por algo que se deseaba pero que no fue posible, pero lo aceptamos así, y claro que cuesta trabajo lograrlo pero sí se puede lograr y siento que en nuestro entorno podemos ayudar a más personas que les ha sucedido lo mismo y que al voltear a vernos saben que se puede lograr y tal vez, sea una esperanza para ellos, el ver que se puede superar y también nosotros podemos de alguna forma comprenderlos ´porque ya pasamos por ese camino de lágrimas.
Mi madurez y ahora mi fortaleza y crecimiento de lo que viví, es pensar que si pude lograrlo en esa ocasión, volviendo a retomar mi vida ,podría soportar lo demás que se me presente, que cuesta trabajo, pero que se puede lograr.
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