El policial transparente

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“Y tú ¿que crees? -pregunté […]

-No lo sé –dijo antipático-. Soy un detective de la policía

De su reacción deduje que alguien le había estado lavando la mente para no encontrar al asesino” (Hammett, 2005, 276)

“Algo que identifique como el revólver perdido, me dio en mitad de la cabeza. Un golpe torpe, no lo suficientemente limpio para aturdirme, pero sí como para dejarme sin fuerza” (Hammett, 2005, 296)

Los detectives ya no buscan restablecer el orden social, sino simplemente hacer su trabajo, característica que se manifiesta en el siguiente fragmento:

“-Hagame el favor de no creer que no debe intentar descubrir el presunto asesino de mi suegro, si es eso lo que desea […]

-Está bien –dije- no es que me guste mucho este trabajo, pero ya que estoy aquí seguiré con él. Pero recuerde: yo siempre lo intento” (Hammett, 2005, 120)

Los personajes creados por Hammett no eran policías. Uno de ellos es Sam Spade, el detective privado que trabaja para ganarse la vida, tiene 38 años, es rubio, con ojos grises amarillentos. Es terco, irónico, no confía en nadie. Juega con la inteligencia de los hombres y los sentimientos de las mujeres. Su secretaria es Effie Perine, es leal, se preocupa por Spade, lo aconseja y lo cuida.

“Sus personajes son ya estereotipos: el cínico detective que parece trabajar a ambos lados de la ley; su valiente y leal secretaria, Effie Perrin, que se encarga de armarle los cigarrillos y ponérselos en la boca; el pistolero embozado en una gabardina con charreteras que habla torciendo la boca, y la mujer fatal siempre dispuesta a manipular a los hombres con la promesa del sexo” (Diario Clarín, 21/02/2005)

Otro de ellos es el agente de la Continental, descripto como gordo e ineficaz. Nadie conoce su nombre; trabaja por un salario. Para enfrentar los casos mezcla la rudeza y un poco de su inusual ingenio, pero todos saben que es uno de los tipos más duros de San Francisco.

Las acciones de los personajes emanan violencia explicita y para nada cautelosa. El lenguaje suele ser grosero y desmedido, al igual que las insinuaciones que tienen los personajes masculinos con las mujeres, o las actitudes de estas últimas.

“Effie Perine se llevó a la boca el último trozo de pastel y se chupó las yemas del índice y el pulgar” (Hammett, 2005, 392)

Mediante la ilustración de un mundo corrompido, sucio y violento, Hammett tiene como principal objetivo, a partir de sus relatos, analizar la sociedad del momento y la realidad a la que se enfrentaba. La prostitución, el narcotráfico y la corrupción son algunos de los temas recurrentes. Los relatos son cristalinos y exponen un mundo permeable, en el que el bien y el mal están en ambas partes, la del delito y la de la ley.

¿Cuándo no hemos relacionado con nuestras vidas los relatos del policial negro? Está demostrado, a través de los párrafos anteriores, que de manera inconsciente la temática del policial negro nos lleva a percibir que no todo es tan ficcionario como parece, sino que, de alguna forma, los casos expuestos no son ajenos a nuestra realidad. Los cuentos son hechos con y para las personas, de ellas viene la inspiración y para ellas están dirigidos. Hammett vio más allá del modelo de “sociedad ideal”, ya que este se desvanece por la propia situación a la que se enfrentaban los países y esto es lo que se ve evidenciado en los cuentos, la mera degradación social, al igual que la desigualdad.