Ensayo del libro: De neuronas, emociones y motivaciones.
Enviado por Helena • 28 de Abril de 2018 • 4.260 Palabras (18 Páginas) • 1.087 Visitas
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Existen dos tipos de depresión:
- Unipolar: el paciente se siente desganado, enfermo, con síntomas que más tarde presentan alucinaciones o paranoia.
- Bipolar: Presenta los síntomas anteriormente mencionados, alternados con episodios de manía.
Los estudios epidemiológicos (es decir, aquellos que buscan conocer la extensión y distribución de las enfermedades) señalan que la depresión se presenta con más frecuencia en las mujeres que en los hombres y que aparece en aproximadamente el 10% de la población.
Existe una relación, todavía no bien identificada, entre los cambios hormonales que ocurren durante la menopausia y el desarrollo de las depresiones. Esta asociación se ha visto esencialmente en las mujeres. En la misma dirección, se ha descrito un cuadro depresivo asociado con cambios hormonales en las mujeres después del parto. Es interesante también la observación relativamente reciente, de que la frecuencia de aparición de las depresiones se incrementa durante los meses de invierno en los países en los que el ciclo luz-oscuridad presenta cambios muy notables, como es el caso de los países nórdicos. Podría pensarse que otros factores como las bajas temperaturas, por ejemplo, podrían ser elementos causales de la aparición de estas depresiones. Sin embargo, la vinculación directa entre la iluminación y el estado depresivo se puso de manifiesto al observarse que este tipo de depresiones mejoran notablemente al exponer a los sujetos a periodos prolongados de iluminación artificial, y actualmente se considera como una posibilidad interesante al explorar la terapia con luz para las depresiones en todas las latitudes.
Muchos enfermos con episodios depresivos y de manía responden a la administración de medicamentos que en su estructura y por sus efectos tienen una relación con los neurotransmisores del grupo de las llamadas aminas biogénicas.
Una de las primeras pruebas en favor de que la manipulación de las catecolaminas podía conducir a cambios en el comportamiento emotivo, provino de las observaciones sobre los efectos de la isoniazida. Este compuesto tiene un efecto inhibidor sobre una de las principales enzimas que metabolizan las aminas: la monoaminooxidasa (MAO). Las enzimas son proteínas que transforman las moléculas, incluidas las de los neurotransmisores, en otras moléculas más pequeñas, que son eliminadas. En el caso de las catecolaminas, estas enzimas son dos: la monoaminooxidasa y la catecol ortometiltransferasa (COMT).
En otros casos, cuando algunos medicamentos no pueden ser prescritos, y contando con autorización del paciente, claro está, se aplican electrochoques bajo anestesia. Existen también casos donde hay alto riesgo de suicidio, entonces se emplean fármacos anti psicóticos. Para controlar los episodios, la terapia se combina con sales de litio. El litio evita la recurrencia de los ataques de depresión y manía en depresiones bipolares.
La respuesta ante estos síntomas puede variar mucho de persona a persona, y la predisposición a las depresiones parece ser un componente hereditario.
Se ha propuesto también que la diferencia entre la transmisión de un carácter, como el del color de los ojos, y el patrón de transmisión hereditaria de padecimientos que alteran la conducta, puede deberse a que, contrariamente al color de los ojos, que tiene un mecanismo sencillo de transmisión genética asociado a un solo gene, las manifestaciones de la conducta emocional y sus correspondientes alteraciones podrían estar ubicadas en varios sitios genéticos.
Capítulo 4: La agresividad, la pasividad, también dependen de la química del cerebro.
Es indudable que existen diferencias muy marcadas en la agresividad de los humanos. Hay sujetos que son naturalmente amigables, tranquilos, de naturaleza pacífica, en quienes las manifestaciones de agresividad se dan solamente en condiciones extremas. Otros en cambio son irascibles y reaccionan ante estímulos que pasarían inadvertidos para otros, con una carga de agresión exagerada.
La agresividad es el resultado de la función de las neuronas integradas en circuitos. Actualmente se conocen al menos seis áreas en el cerebro relacionadas con la agresión, de las cuales las más importantes son la amígdala y el hipotálamo, que forman parte de sistema límbico. Estas áreas aunque todas vinculadas con comportamientos agresivo, actúan en el control de patrones diversos de agresión que se han caracterizado en diversas especies de animales. Se han descrito al menos tres tipos de diferentes de comportamiento agresivo. Dos de ellos se refieren a conductas en cierto modo biológicamente instintivas. El primero está relacionado con la actitud depredadora. El segundo se refiere a un comportamiento defensivo ante posibles ataques de crías. En estos dos casos, la conducta agresiva manifiesta hacia un individuo de una especie distinta, un tercer tipo de comportamiento agresivo es llamado agresividad social. Este tipo de conducta se manifiesta dentro de una colonia, entre individuos de la misma especie. Se relaciona con el establecimiento de posiciones de jerarquía dentro del grupo o ante la presencia de individuos de la misma especie ajenos a la colonia.
ESTUDIOS DE AGRESIVIDAD EN SERES HUMANOS
Los efectos de lesiones en áreas particulares del cerebro sobre el comportamiento agresivo en seres humanos se han determinado en la mayoría de los casos por la presencia de tumores o lesiones accidentales que destruyen regiones específicas de cerebro.
¿ES POSIBLE MODULAR LA CONDUCTA AGRESIVA?
Si consideramos que, como en todos los casos, los distintos núcleos cerebrales vinculados con la expresión de conductas agresivas están organizados en circuitos interconectados, y su actividad se encuentra finalmente modulada por los mecanismos de trasmisión sináptica,
Puede contemplarse la posibilidad de que la acción de fármacos a estos niveles pudiera regular la agresión. Las estructuras a las que nos hemos referido, tanto con el hipotálamo como en la amígdala, reciben de la corteza cerebral que pueden ser de naturaleza inhibidora o excitatoria.
En la conducta agresiva, y os mismos núcleos del hipotálamo, la amígdala y otros, también regulan el comportamiento agresivo en el hombre.
La destrucción de las estructuras cerebrales vinculadas con la conducta agresiva por procedimientos quirúrgicos ha sido utilizada como recurso extremo en algunos casos, no siempre, sin embargo, con resultados muy reproducibles.
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