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Ensayo libro demian

Enviado por   •  31 de Diciembre de 2017  •  3.756 Palabras (16 Páginas)  •  806 Visitas

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pero la vida no es así. Se le asigna a Dios lo bueno, lo sublime y bello, pero existe el otro lado, entonces todo lo contrario no puede ser de Dios. “Se glorifica a Dios como padre de la vida y se oculta y se silencia la vida sexual, fuente y sustrato de la vida misma declarándola pecado y obra del demonio”.

Emil tomó este discurso para darse cuenta que así era su vida, una dualidad. Él pertenecía a un mundo luminoso y un mundo obscuro ,y que su problema era el problema de todos los hombres.

Los meses de enseñanza religiosa acercaron a Emil a una gran influencia de pensamiento y personalidad, se encontraba ya dispuesto a recibirse en una orden donde el emisor no era la iglesia, era Demian.

Después de vacaciones todo cambió. La niñez se fue esfumando y una sensación de pérdida lo embargó.

CAPÍTULO 4

Emil ingresó a un nuevo colegio lejos de su hogar, la sensación de soledad y vacío, contrasto con lo fácil que para para él resulto alejarse de sus padres y hermanas. Estaba completamente cambiado, se interesaba en las cosas obscuras y prohibidas.

Su crecimiento se aceleró en los últimos seis meses, su físico le desagradaba profundamente, y pensaba que nadie lo podría amar con ese aspecto. Sus compañeros lo consideraban hipócrita y desagradable y frecuentemente era blanco de sus burlas, esto provocó que se aislara y que tratara despectivamente a sus compañeros, albergando en su interior desprecio por el mundo y por el mismo.

Paso más de un año cuando un compañero lo invitó a una taberna. El efecto que el vino produjo en él, un desahogó para su alma, creyó ser estimado y valorado ante los ojos de alguien mayor, las parrandas se hicieron frecuentes y bajo el influjo del alcohol, se hacía un joven locuaz, con ideas atrevidas e ingeniosas. Del amor nada pedía contar pues era inexperto en esos temas, pero gozaba escuchando relatos de jóvenes más experimentados, diálogos prohibidos donde encontraba pasión y rebeldía.

Sin embargo al recobrar la conciencia sentía una profunda tristeza, evocaba su ciudad, su hogar , sus padres y hermanas, recordando lo maravilloso, divino y puro que era todo eso, y ahora sentía asco por la persona que se había convertido.

Eran frecuentes sus dificultades con sus profesores en la escuela, su aprovechamiento bajó hasta el grado de amenazar con expulsarlo. Su padre encolerizado por tantos problemas también lo amenazó con retirarle su apoyo. Pero todo esto le tenía sin cuidado.

Al iniciar la primavera, tropezó con una muchacha que le impactó. Quedó prendido en ese instante, y el enamoramiento fue su influencia para iniciar en él un cambio radical, dejó la bebida y las salidas nocturnas, volvió a interesarse en la lectura y en los estudios, volvió a ser dueño de sí mismo. Sentía en su ser el ansia de adoración y rendimiento. Beatrice fue el nombre que le dio a esta chica, pues nunca supo su nombre.

Tal era su obsesión que decidió hacer su retrato, entusiasmado corrió a comprar material para plasmar en papel a su musa, pero conforme avanzaba la cara iba adquiriendo rasgos diferentes a la chica de la cual se enamoró, resultando de su creación un imagen andrógina, irreal y al mismo tiempo secretamente viva. De repente cayó en cuenta que la imagen plasmada era la de Demian, y no la de Beatrice.

Esa noche Emil dejó la pintura muy cerca de una ventana y comenzó a llover. Accidentalmente la lluvia alcanzó a mojar la pintura, y encontró que aquel rostro ya no era el de Beatrice, ni el de Demian, era el suyo.

Todo poco a poco iba mejorando, la relación con sus padres, el desempeño escolar; sin embargo experimentaba una necesidad imperiosa de ver a Demian. Con amargura recordaba una ocasión que por accidente se encontraron y que Demian le reprochó su conducta libertina a lo que cínicamente Emil le respondió que no todos podían ser como él.

Como en su ayer sucediera con Franz, ahora Demian era una constante en sus sueños. Una noche al acostarse soñó que Demian lo obligaba a comerse el escudo de su casa, en esté la figura predominante es un ave. Emil de pronto sentía que el pájaro heráldico adquiría vida y comenzaba a comerle las entrañas.

Esa misma mañana comenzó otro dibujo, este representaba a el pájaro heráldico, y decidió enviárselo a Demian.

CAPÍTILO V

Un día en clase, entre sus libros encontró un papelito con apenas unas líneas: ”El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper el mundo. El pájaro vuela hacia dios. El dios se llama Abraxas”. Sin duda el papel lo escribió Demian,¿Pero que es abraxas?

Absorto en sus reflexiones nunca se percató de la explicación de su profesor sobre “Heródoto”, pero de pronto escuchó nombrar la palabra “Abraxas”.

El profesor hablaba de sectas y comunidades místicas de la antigüedad donde se elaboraban verdades filosóficas y místicas. Este nombre se cita como algo maligno, sin embargo, otras hipótesis adscriben a Abraxas como una divinidad que simboliza la unión de lo divino y lo demoniaco. Éstas palabras estaban enlazadas a sus reflexiones, y así permanecerían por mucho tiempo.

La imagen de Beatrice se hundió en la sombra poco a poco, no bastaba ya para su alma, el ansia de amor y el instinto sexual abarcaban sus pensamientos, al grado de tener recurrentes sueños con su madre y con Demian con un alto contenido erótico, aquellos sueños conjuraban a Abraxas, donde se unía lo más santo y lo más nefado, la delicia y el espanto, el hombre y la mujer.

En la siguiente primavera concluyó su colegio y ya era todo un hombre, sin embargo, no tenía idea de que esperar del futuro, no lograba proyectar su interior, no sabía que quería ser ni que tendría que hacer para lograr serlo. Ya tenía eso si gran experiencia en estar solo. Él y sus pensamientos.

Por pura casualidad un día, pasando por una iglesia escucho una sublime interpretación de Bach. Pero la puerta estaba cerrada, así que resolvió escuchar en la puerta de la iglesia hasta que el organista salió, pasaron varios días bajo la misma dinámica y un día lo siguió hasta un bar, ahí hablaron sobre música, Emil le comento que le gustaba la música por carecer de moral, que el buscaba algo que no lo fuera, algo como un dios que es dios y demonio al mismo tiempo. El músico lo observo asombrado y pregunto: ¿Cómo sabe usted de Abraxas? – por casualidad, contestó Emil. Unos días después se encontraría en la casa del músico llamado Pistorius, contemplando el fuego de la chimenea. No había averiguado nada de Abraxas, pero la sensación que le infundía alegría y fuerza

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