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Ensayo el vendedor mas grande del mundo.

Enviado por   •  28 de Mayo de 2018  •  2.538 Palabras (11 Páginas)  •  723 Visitas

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El pergamino número cuatro

Tiene que aprender que es una criatura única y especial, que por muchas personas que haya en la tierra nadie va a ser como él y ya que nadie es como él intentará no imitar a los demás en ninguna de sus formas de hacer las cosas porque cada uno es diferente y especial. Puede hacer todo lo que quiera, todo tiene valor, pero debe aprender a aprovechar su potencial ya que la mayoría de éste se desperdicia, así cada día se esforzará por vender un poco más y no se conformará con lo que vendió ayer. Nunca se dejará engañar por los disfraces de las personas, mirará más allá de su apariencia externa y se dará cuenta de los engaños.

El pergamino número cinco

Tiene que vivir hoy como si fuera él ultimo día de su vida, no pensará en el ayer eso queda sepultado cada día que pasa, y sepultado con el ayer está el mañana, nunca pensará en lo que le va a pasar mañana, no se debe de atormentar por él. Aprenderá a no malgastar el tiempo en cosas ociosas, sino en demostrar su afecto y cariño por los demás. Hará las cosas a su tiempo, las que tenga que hacer hoy las hará hoy, y cada día se esforzará más porque quiere superarse, tiene que vivir hoy como si fuera el último día, y quiere que ese último día sea el mejor de todos.

El pergamino número seis

Tiene que dominar todas sus emociones, porque si no consigue hacer esto su vida será un fracaso, tiene que aprender a controlar sus pensamientos para que éstos no dominen a sus acciones, tiene que vender con alegría así ésta se trasmitirá. De esta forma cada vez que sienta una cosa negativa, hará lo contrario, o algo para intentar controlar ese mal sentimiento; de la misma forma que si tiene algún sentimiento demasiado positivo, tiene que recordar otro algo negativo para que esto no se le suba a la cabeza. Así conseguirá dominar todas las emociones y así también conseguirá ver las emociones en los rostros de los demás.

El pergamino número siete

Dice que se tiene que reír del mundo, que ningún ser excepto el hombre, tiene la virtud de reírse, de modo que tiene que aprovechar este don. Cuando las cosas le vayan mal, lo primero que tiene que hacer es reírse, y cuando vea algo que le puede pasar, él mismo se dirá “Esto pasará también”, porque todo, al fin y al cabo, tiene que pasar, así que él se reirá y contagiará esta risa a todo el mundo, a veces sin ganas para que le compren los compradores, pero se reirá. Así nunca más derramará lágrimas que no sean de sudor y jamás se olvidará de reírse de él y de los demás porque para tener éxito tiene que reírse y ser feliz.

El pergamino número ocho

Este día de hoy multiplicará su valor un cien por cien, si el hombre puede hacerlo con las cosas, ¿no puede hacerlo también para él mismo? La respuesta es afirmativa y con una ventaja ya que el hombre puede elegir lo que quiere multiplicar. Para lograr esto tiene que fijarse unas metas cada cierto tiempo y recordando en el pasado se dará cuenta de lo que ha hecho y verá que puede conseguir todas las metas que se proponga y logrará multiplicar su valor todo lo que quiera. Cada vez las metas serán más grandes, más difíciles de conseguir y tropezará pero no caerá, seguirá adelante, nunca estará satisfecho con lo que ha hecho, siempre tendrá una meta mayor y anunciará esta meta a todo el mundo, pero jamás anunciará sus éxitos. Y así logrará multiplicar su valor todo lo que quiera.

El pergamino número nueve

Dice que los sueños carecen de valor alguno, al igual que las metas, que tiene que pasar a la acción para que estas cosas tengan valor. Tiene que proceder en todos sus pensamientos porque “es mejor proceder y fracasar que quedarse inactivo y salir del paso a duras penas”. Así pues todos los días hará lo mejor, procederá y cuando no se sienta capaz recordará que para tener éxito es necesario proceder ya.

El pergamino número diez

Dice que todo hombre tiene un Dios, el que sea, y al cual tiene que orar todos los días, pero no para pedir riquezas ni cosas materiales, sino para que éste le señale el camino que le lleva a conseguir todas estas cosas materiales. Y así este pergamino le dice la oración que le tiene que rezar a su Dios para que le dé fuerzas para seguir adelante, le ayude y le marque el camino que tiene que seguir para llegar al éxito.

Y después de recordar todo esto Hafid esperó el día en que llegara su muerte, acompañado únicamente de aquel tenedor de libros que era Erasmo.

Un día llegó un señor a la puerta del palacio de Hafid y le dijo a Erasmo si podía pasar a visitar a su señor, que sólo quería hablar con él, Erasmo después de pensárselo mucho le dejó entrar y le llevó donde estaba Hafid. Este señor le preguntó si era el más grande vendedor del mundo, a lo que Hafid contestó que así le llamaban, y procedió a preguntarle que quería; Pablo comenzó a contarle una historia que le había pasado hace cuatro años, en la que se contaba que apedrearon a un santo llamado Esteban por seguir a Jesús, de quien él también era seguidor, siguió contando la historia y le dijo que años más tarde Jesús se le apareció en sueños y le dijo que se dirigiera a la ciudad y una vez allí le diría lo que tenía que hacer, una vez allí se dio cuenta de lo que tenía que hacer era predicar que Jesús, al que habían asesinado era el Hijo de Dios y aunque mucha gente no le hacía caso él seguía predicando, se dio cuenta de que no predicaba bien la palabra de Dios y la misma voz de antes le dijo que si quería seguir predicando que buscara al más grande vendedor del mundo porque él le enseñaría el camino para esparcir su palabra. Hafid le pidió que le contara cosas de Jesús y éste le contó todas las cosas buenas que había hecho en su vida y le dio el manto con el que Jesús nació, entonces Hafid se dio cuenta que había sido a ellos a quiénes les había regalado el primer manto que Pathros le había dado para vender. Hafid se dio cuenta de que esa era la señal y mandó a Erasmo traer el cofre con los pergaminos, porque ya había encontrado al vendedor que buscaba.

Siendo este el primer libro que leo sobre el arte de vender y puedo apreciar como Og Mandino ha incorporado en este libro unos principios que me gustaría poner en práctica. El libro me pareció bastante interesante desde el principio ya que sabe perfectamente cómo abordar el tema de una manera muy atractiva.

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