Ensayo sobre la seguridad en Las Batallas en el Desierto.

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“En los hechos, la seguridad social también se encuentra en los actos solidarios e inclusivos de las personas hacia los demás, pues estos actos llevan en sí mismos la búsqueda del bienestar social”[7]7. Por ello, cuando encubrimos algún delito, también fomentamos la inseguridad. En Las batallas en el desierto, Carlos, a raíz de una charla con su excompañero Rosales, descubre que Mariana fallece a causa de una discusión con su amante, quien al ser un funcionario público, se dedica a “tapar el sol con un dedo”, tener “el control de heridas y otras consecuencias o daños”[8]8 provocados por sí mismo, evitando que los inquilinos del departamento hablen sobre lo sucedido. “Estaban él y la señor en un cabaret, en un restorán o en una fiesta muy elegante en Las Lomas. Discutieron por algo que ella dijo de los robos en el gobierno, de cómo se derrochaba el dinero arrebatado a los pobres. Al señor no le gustó que le alzara la voz allí delante de sus amigos [...] y la abofeteó delante de todo el mundo y le gritó que ella no tenía derecho a hablar de honradez porque era una puta. Mariana se levantó y se fue a su casa en un libre y se tomó un frasco de Nembutal o se abrió las venas con una hoja de rasurar o se pegó un tiro o hizo todo esto junto [...] Al despertar Jim la encontró muerta, bañada en sangre”[9]9.

Carlos, al intentar buscar la verdad, se dirige al antiguo edificio de Mariana y Jim y, preguntando en cada departamento, se dio cuenta de que nadie quería decir lo sucedido, lo visto o lo enterado por los demás: “No, niño; no conozco a ningún Sindulfo ni tampoco a ese Jim que dices. No hay ninguna señora Mariana. Ya no molestes, niño; no insistas. Le ofrecí veinte pesos. Ni mil que me dieras, niño; no puedo aceptarlos porque no sé nada de nada”[10]10.

La seguridad laboral.

Tras el reconocimiento de la mujer como ciudadana mexicana en 1953, se comenzó a admitir su rol en el campo laboral. Sin embargo, en la novela de José Emilio Pacheco, se advierte que, a pesar de ello, la mujer seguía siendo objeto de uso para el hombre. “La mujer no tiene más límites que la tiranía perpetua que el hombre le contrapone”[11]11, es por esto que el machismo en la sociedad impedía su desarrollo laboral. Tal es el caso de las sirvientas acosadas por Héctor en Las batallas en el desierto, pues, como expresa Carlitos, “a esas horas despedían a la criada, aún más culpable que «el joven» por andar provocándolo”[12]12.

En esta época, los trabajadores comenzaban a revelarse contra sus superiores por las pésimas condiciones de trabajo en que se vivía, las jornadas largas y el salario por el suelo; de aquí surgen las organizaciones de defensa contra el maltrato laboral, castigado con la plaza si se pretendía formar parte de ello. En este lance, durante su charla con Carlitos, Rosales comenta: “mi mamá se quedó sin trabajo porque trató de formar un sindicato en el hospital”[13]13 ; entonces, parecía no estar claro que “nadie debe ser inquietado por sus opiniones”[14]14, siendo el respeto —tanto físico, como psicológico— el principal pilar para las relaciones estables en cualquier sociedad.

La Seguridad es la rama de la vida que te permite subsistir y realizar tus sueños sin ninguna opresión alrededor. Creciendo en una sociedad de violencia, daños a la moral, maltrato físico, agresiones psicológicas, deterioro material, temor, aprensión y falta de respeto a todo, como el mundo de Carlitos, sólo puede servir como peldaño para sobresalir como “ciudadano ejemplar”, o para llegar al México actual.

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